viernes, 30 de noviembre de 2012

VOZ-DE-PLATA (1 - 6)


Mina de uranio
6 de marzo de 1992

Cuando volvió en sí, Voz-de-Plata, estaba aturdido y cansado. Se incorporó unos instantes, levantándose del suelo rocoso sobre el que había caído. Su mente parecía un laberinto caótico, lleno de pequeños fragmentos e imágenes sin sentido. Recordaba el tiroteo entre los módulos prefabricados de la mina, al igual que las cosas con las que se habían enfrentado. Asimismo, también recordaba que estaban perdiendo el combate en el que se habían sumergido. Desesperado al ver que Lars caía al suelo gravemente herido por un impacto de bala de plata, había intentado usar el fetiche que le había regalo Bill cuando se habían despedido. Sopló aquel viejo cuerno suplicando a Gaia que todavía funcionase y se llevó una inmensa sorpresa cuando del fetiche surgió un terrible sonido que traía consigo los espíritus de la primera manada de Garou. El primer Galliard entró en su cuerpo como una tormenta invencible y Voz-de-Plata ya no recordaba nada más a partir de ese momento.

Miró a su alrededor confuso. Evidentemente se encontraba en una de las paredes de la mina, pero tardó unos instantes en darse cuenta de que estaba en la Penumbra, el reflejo umbral del mundo físico. No había enemigos cerca de él, pero en el fondo de la mina Lars estaba rodeado de Perdiciones, por lo que Voz-de-Plata descendió corriendo tan rápido como se atrevió para ayudar a su hermano de manada.

A medida que descendía por el terraplén su mente se percató a un nivel inconsciente de los sutiles cambios que estaban teniendo lugar a su alrededor. Las rocas brillaban con un fulgor propio, como si de ellas emanase un fuego invisible e indoloro, al menos de momento. El Hijo de Gaia también notaba la presencia de algo más. Una inteligencia vasta e incomprensible, pero de una maldad absolutamente abrumadora. Dicha inteligencia sobrenatural parecía contenida en la piedra negra que yacía al descubierto en el centro de la mina.

Cuando llegó al fondo de la excavación, corrió con todas sus fuerzas. La pelea desigual que estaba librando Lars parecía producirse a cámara lenta. Una grotesca Perdición de aspecto perruno, intentó apresarle su brazo izquierdo con sus fauces repletas de colmillos afilados como navajas, pero el Theurge logró apartarse a un lado justo a tiempo. Sin embargo, ese movimiento lo había acercado demasiado cerca de otra Perdición con el aspecto de un niño desnutrido, piel pálida, ojos saltones y unas uñas parecidas a garras. La criatura tocó a Lars en el costado con su mano esquelética, obligando al Fenris en forma Crinos a doblar la rodilla con un gemido de dolor.

Otra grotesca Perdición perruna se había dado cuenta de la irrupción de Voz-de-Plata, y se interpuso entre Lars y él, cargando contra el Hijo de Gaia al mismo tiempo que intentaba hundir sus garras en su piel. Una imagen fantasmal con unas diminutas alas vestigiales y pezuñas hendidas, se mantuvo a cierta distancia, sin atreverse a entrar en la pelea.

"¿Por qué lo ayudo? Él ya tiene un pie en la tumba. Si me quedó aquí, me matarán a mí también", pensó de repente. La idea caló en su mente, pegándose a él como el hielo sobre la piel desnuda. Voz-de-Plata se sintió muy tentado de seguir su propio consejo. Luego, sintió una inmensa vergüenza. Él jamás habría pensado una idea semejante, así que dedujo que alguna de las Perdiciones que los rodeaban había tratado de tentarlo con un pequeño hechizo corruptor.

La Perdición perruna aprovechó su momento de duda para lanzarle otro golpe de su garra, pero el Galliard se sobrepuso a tiempo de su vacilación para interceptar el golpe con su brazo Crinos y clavarle sus propias garras. La Perdición aulló de dolor, pero eso no la detuvo. Hubo más mordiscos y golpes. Voz-de-Plata fue empujando a la Perdición, obligándola a retroceder hasta acercarse al debilitado Lars, que estaba de rodillas intentando defenderse de los golpes de sus enemigos.

Volviéndose de repente a un lado, Voz-de-Plata atacó de improviso a la Perdición perruna que estaba a punto de rematar a Lars. Le clavó sus garras en una de sus patas y luego justo debajo de su cuello. La Perdición se volvió casi translúcida y huyó chillando presa del pánico. La otra Perdición perruna aprovechó la ocasión para hundir sus garras en su amplia espalda. El Hijo de Gaia aulló de dolor, pero recibió aquel sufrimiento con alegría, pues había salvado a su hermano. Se volvió contra su atacante y se dejó llevar por su furia, golpeándolo una y otra vez sin piedad. La luz de Selene en los cielos le dio fuerzas renovadas y la rabia bulló en su interior.

El salvajismo de su ataque impresionó a la Perdición perruna, que no pudo escapar a la violencia de sus ataques. Golpe tras golpe, la criatura también fue volviéndose translúcida hasta que Voz-de-Plata destrozó su esencia espiritual. La imagen fantasmal de alas vestigiales y pezuñas hendidas huyó rápidamente para no sufrir el mismo destino. El Galliard se volvió luego hacia Lars, pero esta vez no hizo falta que lo ayudara, puesto que había destrozado él solo a la Perdición con aspecto de niño desnutrido. Ignorando el dolor de sus heridas, Voz-de-Plata ayudó al Theurge a levantarse.

-¡Tenemos que marcharnos antes de que vengan más!-, le urgió.

-¡No!-, protestó Lars, mientras señalaba la roca negra. -¡Es Narlthus! ¡No podemos dejar que lo liberen de su prisión!

-Nuestro sacrificio sería inútil-, gritó Voz-de-Plata. -¡Vámonos, joder!

Dejaron atrás la roca negra y treparon por la roca, ascendiendo lentamente por el terraplén. Cuando los dos Garou llegaron a lo alto de la herida en la tierra , estaban completamente agotados y se detuvieron para  mirar atrás. Habían llegado más Perdiciones, pero les sacaban suficiente ventaja para perderse en los bosques espirituales de aquella región. A pesar de las heridas y del dolor que sufrían, adoptaron la forma Lupus y se alejaron tan rápido como pudieron.

-.-

Encontrar una fuente de agua desde la que ver su reflejo para caminar de lado fue una tarea más difícil de lo que habían pensado. Tuvieron que alejarse una buena distancia antes de encontrar una superficie cuyo reflejo les permitiese hacerlo con seguridad. Dieron casi por casualidad con un pozo de agua sin congelar de unos buenos dos metros de ancho donde la oscuridad impedía ver el fondo. Desde allí pasaron de la Penumbra al mundo físico y luego corrieron para reunirse con sus hermanos en el punto de reunión que había elegido Mata-Parientes.

Cuando llegaron, Faruq y Canción-Oculta llevaban un tiempo esperándoles. Sus hermanos parecían cansados y abatidos. El Ragabash estaba en forma Homínida, desnudo, sentado en el suelo, cogiéndose las piernas con los brazos y llorando en silencio, mientras que a su lado los grandes ojos del metis en forma Crinos parecían cargados de una inmensa tristeza. El Colmillo Plateado les vio llegar y les hizo un gesto con su gran mano para que se acercasen.

-¿Dónde está Mata-Parientes?-, preguntó el Galliard con la voz rota, sospechando la respuesta pero haciendo igualmente la pregunta con la vana esperanza de estar pese  todo equivocado.

-Muerto, muerto, muerto-, repitió Faruq destrozado.

-Nos perseguían tres Danzantes de la Espiral Negra... y él se quedó atrás para darnos tiempo a escapar-, resumió Canción-Oculta con unos gruñidos apenas audibles.

-¿Pero estáis seguros de que ha muerto?-, preguntó esta vez Lars. -¿No lo habrán cogido prisionero?

-Te aseguro que está muerto-, insistió el Colmillo Plateado. -Escuchamos sus aullidos de agonía mientras huíamos hasta que cesaron... de forma abrupta.

-¡Es culpa mía!-, gritó furioso Faruq. -¡Yo le convencí para que me dejase ir a la mina! ¡Yo lo he matado!

El Ragabash volvió a hundirse en sí mismo, llorando sin control. Todos guardaron silencio acongojados. Canción-Oculta parecía hacer auténticos esfuerzos por serenarse y contener la rabia que sentía por dentro. Lars tenía la vista perdida, con la mente vagando más allá del lugar y el tiempo en el que se encontraban. Voz-de-Plata también lloró en silencio, recordando al joven lobo que los había mantenido asustados durante días enteros mientras estuvieron encerrados en aquella sórdida habitación de Vancouver, al hermano que los había protegido cuando los Wendigo los habían expulsado del Clan del Lobo Invernal y al incansable amigo que había cuidado de ellos durante los peores momentos de la ventisca. El Hijo de Gaia se sintió rotó por dentro. Se había perdido para siempre una parte de él mismo.

Lentamente, fue adoptando la forma del lobo. Luego alzó su rostro hacia Selene, intuyendo que ella compartía su dolor y su sufrimiento. Voz-de-Plata aulló con todas sus fuerzas, dando salida a toda la tristeza que amenazaba con abrumarlo sin remedio. Su aullido era grave, lastimero y estaba cargado de emociones sombrías. Canción-Oculta unió rápidamente su voz a la suya, luego lo hizo Lars y finalmente, Faruq también adoptó la forma Lupus para unirse a su despida. Sus aullidos fueron un lamento fúnebre y, al mismo tiempo, una emotiva despedida llena de un dolor sincero y puro. La manada aulló la Endecha por los Caídos durante mucho tiempo, sin importarles si sus enemigos les estaban escuchando, y no detuvieron sus aullidos hasta que no sintieron también completamente doloridas sus gargantas.

-.-

-Tú no eres el único que tiene la culpa-, trató de explicarle Voz-de-Plata a Faruq. -Todos la tenemos. Podríamos habernos negado, pero no lo hicimos. Todos somos responsables de lo que ha sucedido.

El Ragabash asintió con la cabeza en silencio, aunque no parecía en absoluto convencido. "No puedo culparlo", pensó con amargura el Galliard.

-¿Qué será ahora de él?-, preguntó con voz temblorosa el Caminante Silencioso.

-Su alma ha vuelto a Gaia-, respondió con seguridad Lars. -Si es digno, Ella le acogerá.

-Se ha sacrificado para salvarnos y ha mirado a los ojos de la muerte con coraje-, respondió con seguridad Canción-Oculta. -Es digno.

-¡Sí! ¡Y juro que los Galliards de todas las tribus conocerán su nombre y compondrán bellas canciones e historias que honren su sacrificio-, prometió Voz-de-Plata con solemnidad.

-En cualquier caso, Mata-Parientes no será el último hermano de nuestra manada que muera defendiendo a Gaia-, auguró Lars apesadumbrado. -Debemos aceptar su partida, honrar su memoria y continuar con nuestras obligaciones en esta guerra.

Todos permanecieron otra vez en silencio. La tristeza seguía bien presente en el fondo de sus corazones y era difícil sobreponerse a ella. "¡Adiós, hermano!", pensó en silencio una vez más Voz-de-Plata.

jueves, 29 de noviembre de 2012

MATA-PARIENTES (1 - 6)


Mina de  uranio
6 de marzo de 1992

El joven alfa no había permanecido ocioso cuando Faruq se alejó para infiltrarse en la mina. Todo lo contrario, había supuesto que su hermano podía ser descubierto y organizó rápidamente al resto de la manada de cara a un posible rescate. Si ocurriría lo peor, les explicó, cargarían por el mismo camino que recorría ahora su hermano, llevándose por delante todo lo que encontrasen a su paso. Una vez que rescatasen a Faruq, retrocederían juntos hasta la seguridad de los bosques que se encontraban al otro lado del camino humano. Por tanto, Mata-Parientes ordenó a su manada que se acercaran todo lo posible a los límites del bosque sin que se les viese desde el camino humano.

La espera casi logró desquiciar a Mata-Parientes. Aunque sabía que el hecho de que no ocurriese nada significaba que Faruq todavía estaba a salvo, el lobo Fianna se sentía extremadamente impaciente. Estaban en el territorio del Wyrm, el enemigo ancestral de los Garou, y todos sus instintos Ahroun clamaban gritándole que liberase su rabia contra sus siervos. Mata-Parientes nunca había sentido odio. Esa era una emoción demasiado humana y extraña para él, pero las criaturas del Wyrm despertaban un violento rechazo que parecía poseer vida propia. Por ello, el joven Garou se sentía desgarrado por dentro ante la necesidad de matar y destruir a sus enemigos. No obstante, aguardó usando la poca paciencia que le quedaba para dar más tiempo a Faruq.

No tuvo que esperar demasiado tiempo, ya que un ruido atronador sonó en la distancia. Mata-Parientes reconoció el ruido de inmediato, al igual que sus hermanos.

-¡Un disparo!-, indicó innecesariamente Voz-de-Plata.

-¡Seguidme!-, ladró con salvajismo Mata-Parientes, avanzando mientras obligaba a su cuerpo a adoptar la forma Hispo del lobo prehistórico.

El resto de la manada se apresuró a alcanzarle, corriendo mientras adoptaban la forma mitad lobuna mitad humana de Crinos. Los cuatro cruzaron juntos el camino humano, sin encontrarse con ninguna de sus máquinas apestosas y siguieron corriendo directamente hacia las cuevas humanas. De la primera de ellas,  situada a unos veinte pasos, salió algo que apenas apenas podía ser considerado ya un hombre. Era casi tan alto como un Garou en forma Crinos. La piel de su cara y sus manos estaba cubierta de pústulas, llagas y heridas, cuyo hedor a azufre y putrefacción les llegaba incluso a la distancia a la que se encontraban los jóvenes Garou. Las pieles con las que se cubría estaban rotas por la presencia de púas óseas en los codos, rodillas y hombros. Y lo que era peor, estaba armado con uno de esos colmillos humanos que podían golpearte a distancia.

El hombre levantó su colmillo humano y provocó de nuevo otro gran ruido. Detrás suyo, Voz-de-Plata gimió de dolor cuando fue golpeado por el impacto del colmillos.

-¡Plata! ¡Son balas de plata!-, chilló el Galliard tratando de sobreponerse al dolor agónico que sentía en esos momentos.

La rabia de Mata-Parientes le ardía en las entrañas como un fuego abrasador. Se abalanzó sobre el  fomor antes de que pudiese volver a usar su colmillo humano y le mordió con sus enormes fauces a la altura del tobillo, enviándolo al suelo de un fuerte tirón. Canción-Oculta llegó a su lado y hundió una de sus garras en el pecho de la criatura. A pesar de la fuerza que le confería su forma Crinos, sólo logró clavar el filo de sus garras unos centímetros contra la correosa piel de la criatura. Unos pequeños gusanos armados con unas pequeñas mandíbulas negras en el extremo de sus bocas, salieron reptando de las heridas ayudados por la sangre derramada. Lars se acercó ayudando a caminar a Voz-de-Plata y protegiéndolo contra una de las paredes de la cueva humana.

La criatura intentó patear a Mata-Parientes para que le soltase el tobillo. El Ahorun soltó su pierna ignorando sus patéticos esfuerzos y se puso encima de él, mordiéndole el vientre con todas sus fuerzas. Esta vez manó más sangre, gusanos y trozos de carne, pero ni siquiera el grueso pellejo del fomor pudo soportar la gravedad de las heridas y la criatura chilló hasta morir.

Cuando Mata-Parientes levantó la vista, comprobó que sus hermanos estaban bien. Lars estaba curando las heridas de Voz-de-Plata y Canción-Oculta había debido invocar algún don concedido por los espíritus, porque su cuerpo brillaba con un fuerte fulgor plateado que hacía daño a los ojos si se lo miraba directamente.

A pesar de que la muerte del fomor no había saciado el ansia de destrucción del Ahroun, la aparición de la nada de dos mujeres de pieles arrugadas, colmillos afilados como tiburones y brazos terminados en horribles filos metálicos hizo que volviese a sentir aquel poderoso impulso de destrucción. Ignorando cualquier precaución de seguridad, cargó de frente contra una de ellas. Canción-Oculta hizo lo mismo contra la otra.

El lobo alfa obligó a la Perdición materializada a ceder terreno, mordiéndola varias veces mientras la perseguía sin darle tregua. Su carne no tenía el sabor de los seres vivos; en realidad, no tenía sabor alguno, como si fuese una vulgar imitación. La Perdición le atacó con sus garras, haciéndole pequeños cortes en una de sus patas y en la parte alta de su lomo, pero eso sólo consiguió enfurecer más a Mata-Parientes, hasta que el Ahroun consiguió apresar su cabeza contra sus fauces. La Perdición se debatió furiosa y le hizo un corte profundo en su vientre. Sin embargo, tras unos quejidos parecidos a los que haría una rama seca al partirse, Mata-Parientes logró reventarle la cabeza.

El Ahroun no tuvo tiempo para buscar con la mirada a sus hermanos de manada, ya que otra figura salió de una de las cuevas humanas. Parecía una mujer fuerte, alta para ser una humana, con una larga melena oscura y mucho vello por todo su cuerpo desnudo. Tenía numerosos dibujos que los humanos llamaban tatuajes por todo su cuerpo. La mujer lo miró con ojos enloquecidos y luego se rió sin control, mientras su cuerpo crecía de tamaño hasta adoptar una forma Crinos cubierta por un pelaje negro salpicado de marcas de sarna y heridas supurantes.

"¡Danzantes de la Espiral Negra!", se percató Mata-Parientes sintiendo una horrorosa familiaridad ante la figura que veía. Aún quedaban en ella suficientes rasgos Garou para reconocerla como un ser de su misma raza. Sin embargo, una sensación nauseabunda suplantó todo amago de empatía por parte del joven alfa. Ella sentía la misma conexión con Gaia que él, pero había elegido darle la espalda y adorar al Wyrm, al Corruptor y Destructor. Luego en cuestión de segundos, el asco dio paso a la rabia, adoptando también la forma Crinos sin pretenderlo.

La Danzante le ladró agresivamente para que se sometiera ante ella. Mata-Parientes, furioso más allá de toda razón, hizo caso omiso del ruido de otros colmillos humanos a su alrededor y se lanzó contra ella con un mensaje de muerte ardiendo en sus ojos. La Danzante se apartó en el último momento, evitando un impacto directo. Luego aulló con salvaje alegría. Al hacerlo, la piel que había bajo su pelaje se cubrió de gruesas y grandes escamas.

Mata-Parientes intentó destrozarle la cara con sus garras, pero la Danzante fue lo bastante rápida para apartarse del golpe sin sufrir ni un rasguño. Sin embargo, no pudo apartarse de un segundo golpe, que se hundió en uno de sus hombros, dejando tras de sí un pequeño surco de sangre que hizo que la Danzante dejase por fin de reír.

Siguieron atacándose mutuamente sin que ninguno diese al otro ningún cuartel. El combate estaba peligrosamente igualado. Mata-Parientes percibió una sombra saliendo de la cueva por la que había salido la   mujer contra la que luchaba. "¿Otro Danzante de la Espiral Negra?", pensó con un breve resquicio de cordura. Lanzó un poderoso golpe para apartar a la Danzante durante unos segundos y buscar a sus hermanos con la mirada.

Ellos también tenían sus propios problemas. Canción-Oculta seguía enfrentándose contra la Perdición que los había atacado, mientras que esta vez era Lars quien estaba en el suelo herido por el impacto de uno de los colmillos humanos. Cerca de ellos, Voz-de-Plata estaba peleándose cuerpo a cuerpo contra otro fomor grotesco y deforme, con la piel recubierta por una sucia capa de moho verde.

Mata-Parientes sintió un aguijonazo de dolor. La Danzante había aprovechado su despiste para clavarle sus garras en el brazo. El Fianna soltó un gruñido de dolor con los dientes apretados y le devolvió el golpe, llevándose con él sangre y trozos de carne del vientre. La Danzante aulló de dolor, apartándose de golpe.

Alguien se colgó de su espalda, derribándolo al suelo. Era un Crinos enorme, con una piel escamada sin ningún pelaje que la protegiera del frío. Mata-Parientes se revolvió en el suelo boca abajo sin poder escaparse, pero su atacante siguió forcejeando con él y riéndose triunfante.

Justo en ese momento, todos los presentes pudieron escuchar el sonido producido por un viejo cuerno, cuyas reverberaciones alcanzaron toda la mina. Mata-Parientes notó algo extremadamente familiar y lejano en aquel sonido. Durante unos instantes, creyó escuchar la mismísima voz de los primeros antepasados Garou, de los tiempos en que ni siquiera existían las tribus. El sonido del cuerno entró en él y Mata-Parientes  notó el espíritu del Primer Ahroun poseyéndolo por completo.

-.-

Cuando volvió a recuperar el control de sus actos, se sentía confuso. Su vista se recuperó a duras penas, observando la caótica destrucción que lo rodeaba. Cuatro cuerpos humanos yacían destrozados a su alrededor sobre el suelo rocoso, en diversos estados de desmembramiento y muerte. Sus colmillos humanos yacían tirados como árboles frágiles que hubiesen sufrido la ira de los fuertes vientos.

Él mismo tenía en su cuerpo graves heridas que no podría curar por sí mismo ni el poderoso cuerpo de un Garou. Se sentía débil y cansado, y su sangre manchaba la tierra al igual que la de sus enemigos. Miró a su alrededor. Canción-Oculta trataba de ponerse en pie, ayudando a Faruq, que tenía varias heridas producidas por colmillos humanos.

Ya había anochecido y Selene brillaba plateada en el cielo negro con su rostro de luna gibosa. Se hallaban junto a la valla que rodeaba la mina, bajo una de las torres. Mata-Parientes no vio a Lars ni a Voz-de-Plata en el fondo de la mina ni en sus alrededores, pero sí vio a numerosos enemigos.

Desde las cuevas humanas venían corriendo tres enormes figuras en forma Crinos, con pelajes oscuros y marcas de deformidades. Una de ella tenía dos pozos de llamas verdes en lugar de ojos, unas fauces serpentinas y un pelaje gris enmarañado. Los Danzantes llegarían a ellos en pocos minutos. El lobo Fianna estaba seguro de que les aguardaba un destino peor que la muerte, si caían en manos de sus enemigos. "Todo es culpa mía", se recriminó en silencio. Decidió adoptar la única solución posible.

-¡Marchaos!-, gruñó a sus hermanos. -¡Os conseguiré todo el tiempo que pueda!

-¡No!-, le desafió Canción-Oculta. -¡No te abandonaremos! ¡Moriremos juntos luchando como una manada!

-¡No nos iremos!-, susurró Faruq al tiempo que pequeños hilos de sangre caían desde sus colmillos.

-¡Avisad a los Wendigo!-, les ordenó Mata-Parientes mientras gruñía amenazador al Colmillo Plateado.

Lágrimas de frustración inundaron los ojos de Canción-Oculta, pero tuvo que aceptar su decisión. Tiró de Faruq y lo llevó hacia el camino humano sin que el Ragabash tuviese fuerzas para resistirse.

Mata-Parientes vio cómo sus enemigos se acercaban más y más, y aulló su desafío para recibirles:

-¡Soy Mata-Parientes, Ahroun de la tribu Fianna!

Cuando al fin llegaron ante él, Mata-Parientes se sintió reafirmado en su decisión. Su manada jamás hubiese logrado derrotarlos. Uno de los Danzantes tenía un grueso labio leporino, la piel cubierta por hongos y moho, y estaba cojo de su pata izquierda, pero a pesar de todos esos defectos era con mucho el Garou más alto que había visto en su vida y su cuerpo parecía ser puro músculo. El otro era un hombre lobo en forma Crinos completamente normal, a excepción de su pelaje gris sucio con manchas de óxido rojo.

La Danzante de las llamas verdes en lugar de ojos alzó sus zarpas para detener a sus compañeros y se adelantó unos pasos para encararse personalmente con el joven Fianna.

-Reconozco que eres un guerrero muy valiente-, gruñó con voz severa. -Si te rindes ahora, te perdonaremos tu mísera vida y te ofreceremos la oportunidad de asesinar y destruir en nombre del Wyrm.

-¡Nunca!-, gruñó con firmeza Mata-Parientes. Luego, saltó para caer sobre ella, tratando de matar al menos a aquella Danzante, que parecía la alfa de su propia manada.

No obstante, la Danzante abrió sus fauces y vomitó sobre él un torrente de llamas verdes. Mata-Parientes aulló de dolor mientras aquel fuego tóxico quemaba todo su cuerpo hasta dejar únicamente unos restos humeantes. Por fortuna, no tardó mucho tiempo en morir.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

FARUQ (1 - 5)


Alrededores de la mina
6 de marzo de 1992

Desde su privilegiada posición pudieron observar todos los movimientos dentro y fuera de la mina. No podían estar seguros, claro, pero parecía que los trabajadores humanos habían interrumpido su actividad habitual, para que unos técnicos hiciesen sus comprobaciones en la gran roca negra que habían descubierto. Lo extraño era el nivel de seguridad. Había una patrulla de soldados armados con armas automáticas que estaban comprobando el perímetro de la valla en ese momento y las torres de vigilancia estaban equipadas con pequeños focos para vigilar también por la noche. "¿Por qué tomarse tantas precauciones para proteger una simple mina?", rumió para sí mismo.

Cuando Lars y Canción-Oculta volvieron con ellos, tenían la típica cara de haber visto un fantasma, pero Faruq se abstuvo de hacer cualquier tipo de broma, hasta juzgar si lo que habían visto en la Umbra era verdaderamente importante. Lo que les contaron le impresionó incluso a él.

-Parece que hemos encontrado un premio gordo-, murmuró después de un pequeño silbido.

-Demasiado gordo, creo yo-, le respondió Canción-Oculta. -Esto nos supera.

Hubo un pequeño silencio entre los presentes hasta que al final Voz-de-Plata se atrevió a hablar:

-Puede que sea peor de lo que imaginamos-, les dijo al resto. -¿Y si la historia de Bill es cierta? ¿Y si ese bloque de roca fuera la piedra celeste que usó Ella-Llora-Hielo para aprisionar a Narlthus?

-Puede ser-, respondió Lars secamente. -Ciertamente es diferente al resto del mineral y las rocas de la mina. Puede que las criaturas del Wyrm lo hayan encontrado y traten de liberarlo.

-Debemos impedirlo y destruir a todas las criaturas del Wyrm-, gruñó Mata-Parientes. -Para eso nos creó Gaia.

-¡Sí!-, asintió Voz-de-Plata. -Seremos como los héroes de las leyendas.

-¡Maldita sea, míranos Mata-Parientes!-, se desesperó el metis. -Sólo somos cinco cachorros que ni siquiera han pasado sus ritos de iniciación y desde luego no somos los grandes héroes de los cuentos para cachorros ingenuos-, gruñó dirigiéndose también a Voz-de-Plata.

-La Letanía dice "Combatirás al Wyrm donde more y críe"-, intervino Faruq.

-Pero no nos exige que nos suicidemos estúpidamente para cumplir el precepto-, insistió el Philodox.

-Búho no dijo que tuviésemos que atacar a nuestros enemigos-, terció Lars pensativo. -Opino como Canción-Oculta. Debemos informar inmediatamente a los Garou más cercanos que, como ya sabemos, son los Wendigo del Clan del Lobo Invernal. Este es su patio trasero. ¡Qué se hagan cargo de los problemas!

-No nos escucharían-, gruñó enfadado Mata-Parientes. -¡Nos intentarán matar cuando nos vean!

-Tal vez no-, pensó en voz alta el metis volviéndose hacia Lars. -¿No te dijo Búho que las respuestas al asesinato de los cachorros Wendigo estaban aquí?

-Dijo que las respuestas se hallaban al norte de su antiguo clan y que buscásemos la herida en la tierra-, repitió solemnemente el Theurge. -Pero también añadió que nos quedábamos sin tiempo.

-De alguna forma, esos cachorros murieron a causa de lo que está pasando aquí-, afirmó el Colmillo Plateado completamente convencido de la veracidad de sus palabras. -Si nos damos prisa ahora, los Wendigo nos escucharán. ¡Su deseo de venganza les obligará a hacerlo!

Canción-Oculta había sido muy persuasivo, hasta Mata-Parientes parecía convencido por sus palabras, pero entonces intervino Faruq:

-¡Esperad! ¿No deberíamos volver a ellos con toda la información que pudiésemos reunir?

-¿Qué sugieres?-, preguntó Voz-de-Plata. -¿Qué nos colemos los cinco a echar un vistazo de cerca? ¡Tú estás loco!

-No tenemos que ir los cinco. Sólo necesitamos que lo haga uno y los Ragabash somos los mejores espías de la Nación Garou.

-Me parece demasiado arriesgado-, criticó Canción-Oculta. -Si te descubren, nos obligarás a atacar para rescatarte. ¡Podrías matarnos a todos!

Faruq lo ignoró por completo y centró su atención en el alfa de su manada

-Los espíritus de Gaia me han enseñado a esconderme de los humanos, por lo que puedo acercarme por el mundo material sin que me descubran. ¿No preferirías saber a dónde se dirigirán nuestros enemigos si se marchan antes de que volvamos con los refuerzos Wendigo?

Mata-Parientes dudó visiblemente entre los consejos de Canción-Oculta y los de Faruq. Finalmente, se decantó por apoyar al último, ya que si lo descubrían sus enemigos, tendrían la oportunidad que estaba buscando para liderar el combate contra las criaturas del Wyrm que moraban en la herida en la tierra.

-.-

Helios empezaba poco a poco a ocultarse en el horizonte, dejando una débil estela dorada en los cielos. Tras invocar el don del Ojo Nublado, Faruq se acercó en forma de lobo caminando agazapado y con el vientre pegado a poca distancia del suelo rocoso. Ya había dejado atrás la autovía, avanzando lentamente junto al desvío que conducía a las instalaciones más cercanas de la mina, los módulos prefabricados, y deteniéndose ante cualquier movimiento sospechoso. Un cartel amarillo junto a la carretera advertía del peligro de radiactividad debido a la presencia de mineral de uranio. "¡Estupendo! ¡Más buenas noticias!", pensó Faruq con evidente sarcasmo. Un nauseabundo olor a huevos podridos le dio rápidamente la bienvenida al lugar.

En esta zona del risco soplaban fuertes ráfagas de viento que hacían numerosos ruidos al chocar contra el cortavientos, pero aun así las corrientes más fuertes lograban hacer temblar con una débil vibración metálica incluso los módulos prefabricados. Se acercó al primero y echó un vistazo a través de una sucia ventana apoyándose sobre sus patas sobre la chapa metálica. Vio varias mesas baratas, unos bancos y a un solitario trabajador comiendo de espaldas a él. Vestía un insulso mono de trabajo de color azul oscuro. "Vale, un comedor. No hay peligro", se dijo para tratar de darse ánimos. Faruq se sentía cada vez más nervioso y preocupado. Había algo en este lugar que no le gustaba en absoluto. Como si tuviese el presentimiento de que lo estaban vigilando.

Se acercó al siguiente módulo. Por ahora nadie le había visto. Conteniendo la respiración, echó un vistazo a través de una de las ventanas. Era un barracón de trabajadores, cuyo interior era un completo desastre. Había ocho literas, con las mantas revueltas, ropas por los suelos y manchas de suciedad. No parecía que hubiera nadie en casa.

Ya sólo quedaban tres módulos. La sensación de peligro que sentía se estaba incrementando. Decidió dejar para el final el módulo de enfrente, que tenía toda la pinta de ser algún tipo de almacén, y centró su atención en los dos siguientes. Se acercó sin hacer ruido al primero, pero los cristales de las ventanas estaban pintados de negro desde el interior. "¿Por qué habrán hecho esto?", se preguntó confuso. Dentro escuchó unas respiraciones profundas y pesadas, junto con otros ruidos menos definidos. Faruq no lo entendía, pero estaba claro que ningún ser humano normal podría hacer semejantes sonidos. Decidió dejar ese misterio para más tarde y avanzó hacia el último módulo prefabricado, que mostraba el nombre de la empresa minera con unas grandes letras azules debajo de una de sus ventanas: Grend Enterprises. Sus oídos lobunos escucharon retazos de la conversación que estaba teniendo lugar en su interior. Un hombre de mediana edad estaba hablando con otra persona a la que parecía temer abiertamente.

"Le ruego que nos perdone, señora Azaera. (...). ¡Pero usted sabe que lo hemos intentado todo! (...) Sí, se lo aseguro. Hemos usado explosivos, ácidos, incluso láseres, pero todo ha sido en vano. No hemos podido perforar ni siquiera un centímetro de la capa exterior del meteorito. (...) ¡No es culpa mía! ¡No me mate, por favor!"

Faruq se vio obligado a dejar de escuchar a la voz suplicante, al sentir de repente que no estaba solo ahí fuera. Se volvió justo a tiempo para ver a un guardia apuntándole con un rifle automático desde la esquina del módulo prefabricado de los cristales negros. El hombre tenía la piel llena de marcas de quemaduras y moratones, y parecía que le faltaban grandes trozos del pelo, pero lo más perturbador en él era que su piel parecía brillar con una leve luminosidad amarillenta. Al igual que el resto de los trabajadores de la mina, vestía con un sencillo mono de color azul oscuro y llevaba un manchado abrigo plumas de color gris oscuro.

-¡Alfo o disparo, lobifo!-, gritó con voz desdentada.

El Caminante Silencioso se quedó quieto durante unos segundos, recurriendo a una parte de su esencia espiritual para invocar el don de la Velocidad de Vértigo. El guardia siguió apuntándole con su arma, al mismo tiempo que cesaba por completo la conversación de la caravana de administración. Faruq no se quedó a disfrutar de la hospitalidad local y salió corriendo hacia el cortavientos con una rapidez sobrehumana e imposible de igualar. Sonó un disparo, que impactó contra el suelo donde se había encontrado pocos segundos antes.

Sin embargo, dos formas femeninas horriblemente deformadas, con pieles cubiertas de arrugas, melenas sucias y enmarañadas, dientes afilados como colmillos y brazos terminados en filos curvos de metal se materializaron de la nada, cortándole de repente el paso. "¡Atrapado, maldita sea!", se recriminó. Retrocedió  de nuevo,corriendo hacia la propia mina. Las Perdiciones que habían cobrado forma material lo persiguieron, así como el guardia de la pistola. Si no se le ocurría un plan rápido, lo acorralarían contra la valla y la torre de vigilancia. El problema es que no tenía ninguna buena idea para salir del lío en que se había metido.

martes, 27 de noviembre de 2012

LARS (1 - 5)


Alrededores de la cabaña de Bill
5 de marzo de 1992

Su manada corrió durante mucho tiempo siguiendo el paso dejado por Helios en las horas de la tarde. La ventisca había devastado cualquier otro elemento que les hubiese podido servir de ayuda para orientarse en aquella parte del mundo. El bosque parecía incluso más amenazador si cabe: ramas caídas, troncos resquebrajados por la furia de los vientos y un mar de nieve que lo cubría todo. Tal había sido la furia desatada por el Gran Wendigo. Sin embargo, a pesar de ver semejante destrucción, Lars sabía que lo que estaban viendo sus ojos sólo era una pálida sombra de lo que sería el Último Invierno.

Mata-Parientes había decidido guiarles hacia el oeste, atravesando bosques y montañas hasta llegar al Clan del Pacto o, en su defecto, a otro protectorado Garou que pudiese ayudarles. Ninguno de sus hermanos se sorprendió ante el hecho de que ni siquiera hubiese considerado la opción de dirigirse al pueblo humano de Kroder's Pass, pero ninguno de ellos podría cambiar eso a no ser que retasen al lobo Fianna por el puesto de alfa de la manada y estaba claro que por ahora ninguno de ellos podría hacerlo con posibilidades reales de tener éxito.

La manada hizo un alto al anochecer, cerca de un pequeño arroyo cuyas aguas estaban completamente congeladas. Mientras sus hermanos comían y descansaban bajo la luz de la luna gibosa, el aspecto Galliard de Selene, Lars prefirió en su lugar entrar solo en las tierras umbrales. Tal vez ahora que se habían alejado  un poco del territorio del Clan del Lobo Invernal pudiese obtener más información de los espíritus locales. Canción-Oculta se ofreció a acompañarle, pero Lars declinó su oferta con amabilidad.

Una vez que estuvo solo, hizo pedazos el hielo del arroyo hasta llegar a los hilos de agua fría del fondo, que se acumularon hasta formar un pequeño estanque cuya superficie reflejaba la luz de la luna gibosa. Lars contempló su propio oscuro reflejo y se concentró para caminar de lado. La Celosía opuso poca resistencia. El reflejo umbral de este lugar conservaba su presencia majestuosa, aunque el joven Theurge pudo comprobar que la furia del Gran Wendigo había llegado incluso aquí. La nieve y el hielo estaban por todas partes, cubriendo el paisaje con su manto blanco. Sin embargo, ahora que la ventisca había cesado, los Hijos del Calvero y otros espíritus arbóreos, grandes y pequeños, volvían a erguirse orgullosos hacia los cielos umbrales. Otros espíritus se movían furtivamente entre sus sombras. Algunos incluso lo observaban con sus ojos resplandecientes desde la oscuridad.

En ese momento, el joven Theurge escuchó una voz que decía su nombre "Lars-Lars". Sin pensarlo, el Fenris adoptó su forma Crinos y se preparó para lo peor, sabiendo que él debía ser un completo extraño para los espíritus de aquellas tierras, por lo que era imposible que conociesen su nombre. No obstante, la voz volvió llamarlo "Lars-Lars". Parecía proceder de alguna parte del follaje de los grandes árboles. El Theurge se internó con cautela bajo las sombras de aquellos gigantes arbóreos, muy atento a todo lo que lo rodeaba. "Lars-Lars", volvió a escuchar.

-¿Quién eres?-, preguntó el Fenris. -¿Cómo sabes mi nombre?

Dos orbes dorados aparecieron de repente en lo alto, observándolo fijamente. Lars se estremeció. Estaba seguro de que aquellos ojos podían ver en lo más profundo de su interior. Ningún espíritu o criatura viva podría escapar ni esconderse nunca de unos ojos como aquellos.

-¿Quién eres?-, volvió a preguntar con un susurro.

Los ojos desaparecieron durante unos segundos y luego volvieron a mostrarse, acercándose a gran velocidad. Los oídos del Fenris pudieron captar el rumor producido por un débil aleteo en las sombras. Lars necesitó todo su coraje para no huir en ese mismo momento.

Los ojos se posaron en una gruesa rama cercana. Resquicios de la luz de Selene mostraban ahora el contorno de su cuerpo, su plumaje marrón con motas oscuras, su pico vertical y sus alas recogidas. Era un  espíritu de búho de gran tamaño el que le miraba con esos ojos dorados. "No, no es un simple espíritu de Búho", se corrigió a sí mismo el Theurge.

-¿Sabes quién soy, joven Garou?-, preguntó el espíritu con su voz ululada.

-Sí, eres un avatar del Gran Búho-, respondió Lars-, el patrón espiritual de la tribu de los Caminantes Silenciosos. Dicen que nada escapa a tu sabia mirada y que guardas muchos secretos bajo tus oscuras alas.

El espíritu no respondió de inmediato, sino que permaneció observándolo pacientemente. Lars se sintió muy incómodo bajo el peso de aquella mirada. ¿Qué podía querer el avatar de un espíritu tan poderoso como Fenris o Wendigo?

-Vuestros pasos os llevan en la dirección equivocada-, dijo por fin el espíritu.

-¿No debemos volver a casa?-, preguntó el joven Theurge.

-Los espíritus de los cachorros asesinados claman pidiendo venganza-, le aseguró Búho. -Las respuestas se esconden al norte de su antiguo clan, pero no os queda mucho tiempo. ¡Buscad la herida en la tierra!

-¿Por qué me lo cuentas a mí?-, preguntó Lars. -¿No deberían conocer esta noticia los Wendigo del Clan del Lobo Invernal?

El Búho alzó sus alas de repente. Lars retrocedió instintivamente por la sorpresa, pero el espíritu no lo atacó sino que alzó el vuelo sin hacer el menor ruido, desapareciendo en las mismas sombras que lo habían cobijado poco antes. Sabiendo que era una gran imprudencia ignorar las advertencias de los grandes espíritus, el joven Garou corrió de nuevo al arroyo para caminar de lado y contar las nuevas noticias a sus hermanos.

-.-

-Búho puede volar a través de muchos reinos-, les aseguró Faruq, -y conoce el mundo de los muertos tan bien como el de los vivos. Si afirma que los espíritus de los cachorros le han dicho que las respuestas están al norte de los territorios del Clan del Lobo Invernal, entonces es cierto.

Un tenso silencio se apoderó de todos ellos cuando terminó de hablar el Caminante Silencioso. Lars podía ver cómo sus hermanos pensaban en las implicaciones de lo que les habían dicho. Al final, fue Mata-Parientes quién rompió el silencio.

-¿Por qué Búho no advierte a los Wendigo?

-No me lo explicó-, respondió Lars, -pero está claro que por alguna razón quiere que seamos nosotros los que descubramos las respuestas. Tal vez murieron por algo que empezó aquí, en estas tierras.

-¿Pero sabes al menos a qué se refería con eso de "la herida en la tierra"?-, preguntó Voz-de-Plata.

-No, sé tanto como vosotros-, respondió el Theurge con evidente cansancio.

-Da igual, tenemos la oportunidad de descubrirlo-, intervino Canción-Oculta. -Si Búho dijo que no nos queda mucho tiempo, debemos volver cuanto antes y dirigirnos al norte.

Todos se volvieron hacia Mata-Parientes. Al igual que ellos, el alfa de la manada se debatía entre su deseo de volver al Clan del Pacto, el rencor contra los Wendigo del Clan del Lobo y el respeto hacia los espíritus servidores de Gaia.

-Descansaremos un poco más y, cuando Selene esté en su punto más alto, desharemos el camino.-, gruñó enfadado. -No me gusta pero lo haremos. Encontraremos la herida en la tierra y las respuestas de las que habla Búho.

-.-

Tierras al norte del Clan del Lobo Invernal
6 de marzo de 1992

La manada es esforzó por deshacer el camino tan rápido como pudo y luego se internó en la zona de colinas y bosques donde se escondía la cabaña de Bill, avanzando siempre hacia el norte. El buen tiempo todavía les estaba acompañando. A pesar del frío, el cielo estaba despejado y Helios brillaba soberano en los cielos, aunque sus fuerzas estuviesen debilitadas. Descansaron unas buenas horas al amparo de una pequeña cueva natural, donde comieron las últimas raciones de comida que les había dado el hombre oso. Mata-Parientes, por su parte, prefirió salir de caza y regresó con una liebre muerta en sus fauces.

Más tarde, la manada se volvió a poner en marcha, siguiendo siempre la misma dirección hacia el norte. Al empezar la tarde, habían llegado al pie de una de los riscos y montes de la región. El estrépito producido por el ruido de maquinaria pesada atrajo su curiosidad y su cautela, pero el brusco ascenso del relieve de la montaña les obligó a desviarse hacia el este, donde encontraron una autovía con escaso tráfico. Cruzaron fácilmente al otro lado de la carretera cuando no pasaba ningún vehículo y después, avanzaron hacia el norte protegidos por la vegetación del bosque y el paisaje nevado. Más arriba, un desvío se separaba bruscamente a la izquierda de la autovía, hacia lo que parecía ser una mina a cielo abierto.

Desde su posición privilegiada, pudieron ver en las instalaciones del lugar un gastado cortavientos que protegía cinco módulos prefabricados de láminas de pintura blanca con bordes azules, una antena satélite, un gran almacén y un robusto trailer. La excavación minera en sí misma estaba rodeada por una valla de dos metros de altura desde la que se alzaban tres torres de vigilancia y una grúa de grúa de carga. Unas luces de sodio iluminaban con su enfermiza luz verde un camino para el tránsito de vehículos pesados, que descendía hasta llegar a la base de la mina, donde un fragmento rocoso tan negro como la noche y de unos dos o tres metros de alto por otros tantos de ancho sobresalía por completo de las excavaciones más recientes.

-¡La herida en la tierra!-, gruñó Mata-Parientes.

-Tenemos que acercarnos más para asegurarnos-, susurró Faruq.

-Espera-, lo detuvo Lars, cogiendo a su hermano por el brazo para retenerlo. -Dejadme observar primero en la Umbra.

-No deberías ir allí tú solo-, le respondió el Colmillo Plateado. -¡Te acompañaré!

Ambos retrocedieron hasta encontrar una roca cubierta de fino hielo, que producía extraños reflejos, que les ayudó a caminar de lado con ciertas dificultades. Luego avanzaron hasta un punto donde podían observar el reflejo umbral del lugar que ocupaba la mina. No estaban preparados para la desagradable sorpresa que se llevaron ante lo que vieron.

Telarañas cubiertas de un icor pastoso de color amarillento cubrían la zona donde estaban los módulos prefabricados, adoptando en parte la forma de los mismos, y toda clase de Perdiciones, los inmundos espíritus del Wyrm, vagaban erráticas por los alrededores de las telarañas y de la propia mina: un árbol esquelético y con el rostro de madera podrida; mujeres horribles de pieles arrugadas y brazos metálicos terminados en afiladas cuchillas; imágenes fantasmales e informes; y cosas aún peores. Pero lo más sobrecogedor era el fondo de la mina. Allí vieron las Perdiciones parecían verse atraídas por las terribles energías que brotaban de la roca negra del lecho rocoso.

-¿Qué es esto?-, susurró Canción-Oculta. -¿Un túmulo del Wyrm?

-No, no tiene las energías espirituales de un túmulo, aunque fuera uno corrompido por el Wyrm-, respondió el Theurge. -Creo que es algo peor que eso.

lunes, 26 de noviembre de 2012

CANCIÓN-OCULTA (1 - 5)


Cabaña de Bill
4 de marzo de 1992

El fuego ardía pausadamente en la chimenea y Bill estaba sentado sobre su viejo sillón de madera, contándoles historias de miedo a los atentos jóvenes que estaban sentados en el suelo. "Es como en las películas", pensó Canción-Oculta maravillado. Le gustaba esa escena. Le hacía recordar el tiempo que había pasado con sus tíos, aprendiendo a leer los libros humanos con Mary o escuchando hablar a Adam Henderson de las nobles costumbres de los Colmillos Plateados. Sintió un fuerte ramalazo de nostalgia que le emocionó profundamente. Esperaba volver a verlos muy pronto.

Asintió con aprobación cuando Voz-de-Plata terminó de cantar la canción sobre los orígenes de la tribu de los Hijos de Gaia. Era una bonita historia y su mensaje de esperanza y reconciliación resultaba muy adecuado para su actual situación, como invitados en la cabaña de un Gurahl, un hombre oso. Tendía puentes de paz entre sus dos pueblos y ellos mismos, a pesar de los breves momentos de tensión que había ocasionado la estrechez de miras de Mata-Parientes.

Cuando le llegó el turno a Bill para que contase su propia historia, Canción-Oculta estaba muy impaciente y deseoso de escuchar algún relato de los hombres oso. Durante el tiempo que habían pasado bajo su techo, su anfitrión no había hecho ninguna referencia a los suyos, como si temiese que al compartir información podría poner en peligro de muerte a los Gurahl supervivientes. El joven metis no podía culparlo por pensar de esa forma. Los Garou casi habían exterminado a todos los suyos. Sin embargo, el joven Colmillo Plateado se sintió decepcionado cuando Bill les explicó que su historia iba a ser un viejo relato de los Wendigo.

Su decepción no duró mucho tiempo. A pesar del calor que emanaba de la chimenea y de las mantas de piel que les protegían del frío, Canción-Oculta tuvo un estremecimiento en el mismo momento en que Bill pronunció el nombre de la Perdición: Narlthus. El joven Colmillo Plateado se sintió de repente muy intranquilo sin que hubiese ninguna razón aparente. "Narlthus, Narlthus", repitió una voz invisible  que solo él conocía desde que era muy pequeño. Canción-Oculta hizo un esfuerzo sincero por serenarse y observó a Bill y a sus compañeros para cerciorarse de que ellos no se habían dado cuenta de lo que había sucedido. Sus preocupaciones eran vanas. Todos sus hermanos parecían completamente atentos escuchando la historia de Bill. "Narlthus, Narlthus", repitió aquella voz invisible. Canción-Oculta la ignoró con facilidad y la voz se perdió en algún lugar ignoto de las sombras de su propia mente.

Una vez que terminó su historia, su anfitrión se disculpó por tener que ir a descansar a su cuarto tan temprano, excusándose diciendo que carecía de la energía de los más jóvenes. Con voz cansada, les deseó buenas noches. Sus hermanos y él se despidieron el hombre oso sin alejarse de la calidez de la chimenea. En el exterior seguía rugiendo la ventisca invocada por los Wendigo. Cuando Bill cerró la puerta de su habitación, Voz-de-Plata les habló con los gruñidos propios de la lengua Garou:

-Seguro que los Caminantes del Viento de la historia de Bill fueron los primeros Wendigo en llegar a estas tierras-, afirmó de pronto Voz-de-Plata.

-¿Y a quién le importa eso?-, respondió Faruq con su ácido sentido del humor.

-Basta de juegos-, intervino Mata-Parientes. -No debemos confiarnos por estas comodidades humanas y la aparente amabilidad del Gurahl. Nos iremos de aquí tan pronto como la ventisca cese.

-Pero si su plan original era matarnos, ¿no crees que Bill habría encontrado una estrategia mejor que curar nuestras heridas y darnos de comer?-, preguntó insolente Faruq con cierto cansancio en su voz. La mirada irritada con la que le respondió Mata-Parientes fue suficiente para que su hermano permaneciese callado.

Canción-Oculta se sintió muy tentado de intervenir, pero se refrenó al darse cuenta de que eso podría enojar aún más a Mata-Parientes. El joven alfa había estado muy huraño con él durante todo el día, enfadado sin duda por el hecho de que Colmillo Plateado le hubiese ocultado que había descubierto que Bill era un Gurahl gracias al don del Olor de la Auténtica Forma. Podía comprender que el joven alfa se sintiese traicionado por su conducta. No había sido un acto del que enorgullecerse precisamente, pero si no hubiese actuado de ese modo, habrían perdido la oportunidad de enmendar los sangrientos crímenes de sus antepasados durante la Guerra de la Rabia.

-No percibo ningún peligro o maniobra oculta en este lugar, pero tampoco veo nada malo en ser precavidos después de lo que nos ocurrió con los Wendigo-, concedió finalmente el joven metis. -¿Quieres que nos turnemos para vigilar mientras el resto descansa junto al fuego?

Mata-Parientes gruñó para dar su hosca conformidad a la propuesta. Ellos dos harían el primer turno de guardia, Lars y Faruq el segundo y Voz-de-Plata el último. Mientras sus hermanos intentaban conciliar el sueño, el joven alfa y él permanecieron sin hablarse en forma Lupus, en un tenso silencio roto únicamente por alguno de los embates de la ventisca que soplaba en el exterior de la cabaña. Canción-Oculta no pudo evitar perderse en sus recuerdos.

-.-

-¿Qué es la Maldición?-, se atrevió a preguntar dubitativo con susurro.

Su maestra, la Philodox llamada Alissa Weston, mejor conocida como Busca-la-Verdad, lo miró con una repentina suspicacia. Sus fríos ojos lo examinaron como si pudiesen alcanzar los lugares más profundos de su alma, juzgándolo con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre su cuerpo, deteniéndose en mitad de su paseo por aquel sendero del sur de Stanley Park.

-¿Quién te ha hablado de ella cachorro?-, le preguntó inquisitiva.

-Lo siento, pero no puedo decírtelo-, respondió él con voz baja, intentando proteger a su familia.

-Tus tíos no deberían saberlo, ni mucho menos haberse atrevido a hablarte de ella-, dedujo Busca-la-Verdad. -Puede que sean de nuestra Parentela, pero hay cosas que sólo un verdadero Colmillo Plateado puede explicar con acierto.

-Entonces explícamelo tú, por favor-, rogó él. Su tío Adam le había contado algunas vagas ideas, pero necesitaba tener certezas en ese asunto.

Canción-Oculta pudo comprobar que Alissa Weston estaba nerviosa por primera vez desde que se habían conocido. "Le asusta hablar siquiera de ello", se dio cuenta el joven Garou. Durante unos instantes, temió que su maestra no fuese a hablar o que ignorase su atrevida pregunta explicándole algún otro aspecto de las complejas costumbres vigentes entre los Colmillos Plateados. Sin embargo, ella suspiró y volvió a caminar hablando en voz baja para que nadie los oyese.

-La Maldición es la carga más pesada que debe soportar nuestra tribu, cachorro. Todos los Colmillos Plateados la sufren de un modo u otro. Los miembros más conservadores de nuestra tribu aseguran que es un desafío impuesto por nuestro tótem espiritual, el Gran Halcón, para probar nuestra fortaleza y convertirnos en mejores líderes de toda la Nación Garou. Otros Colmillos Plateados de mentalidad más crítica afirman que puede deberse a un defecto fatal en nuestra limitada política de matrimonios y linajes con nuestra Parentela y algunas personas de las familias nobles humanas más prestigiosas, volviendo vulnerable a nuestra tribu ante las enfermedades hereditarias humanas y la endogamia. Y, finalmente, hay un pequeño grupo de individuos extremistas que se atreven a afirmar que la Maldición es el castigo impuesto por la mismísima Gaia a nuestra tribu por nuestros pecados durante la Guerra de la Rabia y el Impergium.

Canción-Oculta escuchó con suma atención, absorbiendo cada una de las palabras de Busca-la-Verdad. Su tío Adam nunca le había explicado cuál era el origen de la Maldición. Su maestra continuó con su explicación cargada de susurros furtivos.

-Como ves, no hay un consenso sobre su origen, ya que sus efectos son distintos para cada uno de nosotros, desde los grandes reyes a los simples lores y damas de la nobleza menor como tú o yo. Todos sufrimos algún aspecto de la Maldición que afecta a nuestra mente, enturbiando nuestros mismos pensamientos. Es una experiencia tan personal e íntima que pocos de los nuestros desean hablar voluntariamente acerca de ella. En cualquier caso, parece que sus efectos han ido empeorando a lo largo de las generaciones. Algunos ven cosas que no existen, otros se vuelven paranoicos y desconfían incluso de sus hermanos de manada, los hay que sufren delirios extremos de grandeza y algunos incluso desarrollan miedos secretos. Cada verdadero Colmillo Plateado soporta su propia carga con entereza y fuerza de voluntad, cachorro.

-.-

Canción-Oculta volvió en sí rápidamente. El calor de la chimenea había descendido, al igual que el fuego que ardía en su interior. Mata-Parientes seguía despierto y atento, sin mostrar ningún resquicio de cansancio ni de sueño. El joven metis observó a sus hermanos dormir plácidamente. "Seré fuerte por vosotros. Nunca tendréis que avergonzaros de mi", se prometió en silencio.

El tiempo transcurrió lentamente y, cuando llegó el momento adecuado, despertaron de madrugada a Lars y Faruq para que continuasen ellos su guardia. Canción-Oculta estaba cansado pero aun así le costó conciliar el sueño.

-.-

Cabaña de Bill
5 de marzo de 1992

Cuando se despertaron a la mañana siguiente, la ventisca soplaba con menos fuerza en el exterior.

-Seguirá haciendo frío, pero lo más probable es que haya cesado por la tarde-, les aseguró Bill completamente convencido de lo que decía.

-Entonces nos iremos por la tarde-, gruñó Mata-Parientes a sus hermanos.

Después de desayunar, todos menos el alfa de su manada quisieron ayudar a su anfitrión con las tareas domésticas como agradecimiento por toda la ayuda que les había prestado hasta ese momento. Sin embargo, Bill se negó firmemente, argumentando que si iban a marcharse esa tarde, lo más sensato era que descansasen junto al fuego, ya que luego necesitarían todas las fuerzas que pudiesen reunir.

Voz-de-Plata y Faruq pasaron la mañana intentando enseñarle a Mata-Parientes algunas palabras del idioma humano. Al principio, el lobo alfa se había negado a aprender nada de los humanos, pero Faruq había insistido diciéndole que podría serle muy útil comprender cómo se comunicaban los humanos en caso de un ataque o una situación semejante. Lars estuvo meditando junto al fuego, en silencio. Canción-Oculta intentó conversar con él, pero tuvo que desistir. Su hermano parecía preocupado por algo y prefería estar solo, perdido en sus propios pensamientos. Sin nada que hacer, el joven Colmillo Plateado se unió al resto de sus hermanos, que entre grandes carcajadas habían engañado al lobo alfa para que repitiese sin saberlo todo tipo de palabrotas y obscenidades malsonantes. Por muy divertido que fuese, el Philodox que había en él se vio obligado a poner orden entre los bromistas y su desconcertada víctima, y tratar de centrar sus juegos para enseñar verdaderamente el idioma humano al lobo Fianna.

-.-

Aunque el cielo seguía nublado en el exterior, la ventisca había amainado completamente, tal y como les había asegurado Bill. La manada se preparó para marcharse. Su anfitrión les explicó que aunque su cabaña estaba dentro de los límites protegidos por los Wendigo del Clan del Lobo Invernal, tenía un viejo trato con ellos, por lo que no deberían encontrarse con ninguno de sus guerreros por lo menos a medio día de distancia. En cualquier caso, les aseguró que si no querían enfrentarse a los Wendigo tenían dos opciones: caminar hacia el oeste a través de densos bosques o dirigirse hacia el noreste, donde podrían encontrar una carretera humana que les llevaría hasta Kroder's Pass, el pueblo humano más cercano de esta parte de Canadá.

Su anfitrión también les había preparado unas escasas provisiones, lamentándose sinceramente por no poder ofrecerles más ayuda. Sin embargo, la manada aceptó la comida con evidente agradecimiento en sus jóvenes caras.

-Ahora soy yo quien debe pediros un favor, amigos míos-, les dijo Bill. -Mi propia supervivencia depende de vuestra discreción. Aunque los días de la Guerra de la Rabia han quedado atrás, os pido que no reveléis mi existencia a nadie, ni siquiera a los de vuestro propio pueblo. Sé que sois Garou honorables y confiaré en vosotros si me prometéis eso.

-Te damos nuestra palabra de honor, Bill-, respondió rápidamente Canción-Oculta al percibir las dudas del alfa. -Tu secreto siempre estará a salvo con nosotros.

-En ese caso, tengo un último regalo que haceros-, dijo el Gurahl caminando con tranquilidad hacia su habitación. Volvió poco después, sosteniendo algo con cuidado entre sus manos. Era un viejo cuerno de vaca, con la punta ennegrecida por el paso del tiempo. -Ten, Luna Gibosa, este premio por la conmovedora canción de anoche.

-¿Qué es?-, preguntó Voz-de-Plata al mismo tiempo que lo cogía.

-Es un viejo fetiche, pero uno que no debes utilizar a menos que te encuentres en un gran peligro-, respondió el Gurahl con solemnidad. -Llévalo con gran cuidado, pues es muy frágil y puede romperse cuando lo utilices. Yo mismo intenté utilizarlo el año pasado, pero no ocurrió nada... es posible que haya perdido su poder o que esté haciéndolo poco a poco.

-Lo trataré con cuidado y respeto, Bill-, respondió Voz-de-Plata visiblemente conmovido. -Muchas gracias.

-Es el momento de partir- gruñó Mata-Parientes.

En el exterior soplaba un viento considerablemente menos frío que la horrible ventisca que había cubierto de una gruesa capa de nieve toda la región durante los últimos días. Mata-Parientes encabezó la marcha, en forma Lupus. Sus hermanos le siguieron también con sus formas lobunas, llevando atados a sus cuerpos los bultos de tela que contenían la comida que les había preparado su anfitrión.

-¡Buen viaje, amigos!-, les gritó Bill desde el marco de la puerta de su cabaña.

Canción-Oculta se detuvo y aulló su agradecimiento con todas sus fuerzas. Sus hermanos hicieron lo mismo. Incluso Mata-Parientes sumó su voz a las suyas, reconociendo finalmente su error. Bill seguía despidiéndose de ellos con la mano. La manada se volvió a poner en marcha, subiendo por la colina a través de la profunda nieve hasta llegar a la cima.

El joven Colmillo Plateado volvió la vista atrás para mirar por última vez a Bill. Sin embargo, se sorprendió cuando vio que éste y su cabaña habían desaparecido por completo, como si nunca hubiesen estado realmente allí. ¿Qué tipo de magia era esa? Una parte de las huella que dejó la manada en la nieve también había desparecido, de forma que era imposible asegurar dónde se encontraba realmente la cabaña. Maravillado, el joven metis se quedó completamente quieto. Su manada siguió a Mata-Parientes sin detenerse. "Será nuestro secreto", pensó Canción-Oculta mientras corría para tratar de alcanzar a sus hermanos.

viernes, 23 de noviembre de 2012

VOZ-DE-PLATA (1 - 5)


Cabaña de Bill
4 de marzo de 1992

"Gracias, oh Gran Madre, por la generosidad de tus regalos", murmuró con respeto Voz-de-Plata. Dadas las circunstancias, agradecer a Gaia su ayuda era lo mínimo que podía hacer. La ventisca invocada por los Wendigo los habría matado a todos sin excepción, debilitándolos poco a poco hasta que el último de ellos hubiese caído rendido sobre la nieve. Bill los había salvado de ese injusto final. A pesar de los crímenes cometidos durante la Guerra de la Rabia, el hombre oso, el "Gurahl", se obligó a sí mismo a recordar, había vencido todos sus temores y había traído a su propio hogar a unos cachorros Garou a los que no conocía para ofrecerles cobijo y protección. Voz-de-Plata era muy consciente de que su anfitrión había sido extraordinariamente valiente. Si en su manada hubiese habido más Garou llenos de rabia y faltos de autocrítica como su hermano Mata-Parientes, ese acto de piedad y valor hubiese degenerado en una violencia sangrienta. Por fortuna, tanto para Bill como para ellos, habían conseguido apaciguar a su belicoso alfa.

El joven Hijo de Gaia volvió a admirar el hogar de Bill. Era una amplia y austera cabaña construida con gruesos troncos de árboles, capaz de soportar ventiscas peores que la que rugía en el exterior en esos momentos. El centro de la cabaña lo formaba un amplio salón comedor. Uno de los muros, hecho de mampostería de piedras grises, albergaba la chimenea cuyo fuego estaba dando calor a los cachorros. En el suelo yacía una piel del oso pardo más grande que había visto en su vida y, no es que Voz-de-Plata hubiese visto muchos personalmente, pero intuía que aquel ejemplar debía haber sido especialmente grande cuando aún vivía. A unos pasos de la chimenea, se hallaba una robusta silla de madera, donde su anfitrión debía sentarse todas las noches junto al fuego antes de acostarse. El único adorno presente en aquella sala era un escudo indio de piel sobre unas lanzas que colgaban de una pared.

Bill les había mostrado un lavabo situado tras una de las dos puertas de salón, ¡donde les esperaba una enorme bañera con patas en forma de zarpas de león! Su anfitrión hizo varios viajes al exterior para recoger agua del pozo y luego calentarla al fuego. Salvo Mata-Parientes, todos ellos habían disfrutado, de uno en uno, de un pequeño pero merecido baño de agua caliente después de tantos días de penurias. ¡Había sido una experiencia maravillosamente relajante!

Su anfitrión aprovechó el tiempo entre viaje y viaje al pozo de agua para llenar la mesa, compartiendo con ellos pan recién horneado, mantequilla fresca, miel, gelatina, mermelada y unos restos recalentados de piel de venado. Dos sencillas jarras de arcilla, una con hidromiel y la otra con agua, sirvieron de acompañamiento a la comida. ¡Voz-de-Plata no recordaba haber comido tanto y tan bien en toda su vida! Toda la manada comió hasta hartarse.

-.-

Cuando terminaron de comer, se volvieron a sentar junto al fuego, mientras Bill ocupaba su lugar cómodamente en su amplia silla de madera. Incluso sentado plácidamente, su anfitrión parecía llenar el salón con su benigna presencia. Mata-Parientes seguía nervioso y alerta, pero incluso él había empezado a aceptar la idea de que Bill no era un enemigo sino un aliado misterioso.

-Hacía mucho tiempo que no tenía invitados en mi hogar-, les explicó pacíficamente. -Espero que mi hospitalidad esté siendo de vuestro agrado.

-Tu hospitalidad ha superado todas nuestras expectativas-, respondió Canción-Oculta expresando en voz alta lo que sentía toda la manada. -Las palabras no pueden expresar toda la gratitud que te debemos.

-En todo caso el que se siente agradecido soy yo-, respondió su anfitrión. -Me alegra tener algo de compañía después de tanto tiempo. Pero tengo una pregunta que haceros. ¿Por qué, en el nombre de Gaia, os habéis aventurado tanto tiempo a través de esta ventisca poniendo en riesgo vuestras vidas?

-Bueno, es una historia larga y difícil de explicar-, respondió Faruq. -Fuimos enviados al Clan del Lobo Invernal para enfrentarnos a nuestro rito de iniciación...

-¡Qué!-, gritó Bill, alarmado y furioso por primera vez, poniéndose rápidamente en pie. El volumen de su furiosa voz se fue volviendo más alto, rivalizando con los rugidos de la ventisca en el exterior. -¿Por qué no me lo habéis advertido, por todos los demonios? ¡He arruinado vuestra prueba con mi estúpida ayuda!

Mata-Parientes se irguió en su forma Lupus, mostrando abiertamente sus colmillos y ladrando furioso. "¡Oh, no! ¡Otra vez no!", pensó alarmado Voz-de-Plata. Superando su miedo, se puso de pie entre unos y otros por segunda vez en ese día y, dándole la espalda al alfa de su manada, trató de explicarse ante de que la situación escapase definitivamente al control de todos los presentes.

-¡Nuestro rito fue suspendido!-, gritó tratando de hacerse oír. -¡Los Wendigo suspendieron la celebración de nuestro rito de iniciación!

-¿Es cierto eso?-, les preguntó Bill recuperando lentamente la calma.

-Sí, te lo juro por lo más sagrado-, asintió Voz-de-Plata. Mata-Parientes dejó de ladrar a su espalda, pero la intuición del Hijo de Gaia le decía que el alfa sólo estaba buscando cualquier señal de amenaza por parte del Gurahl para saltar inmediatamente sobre él.

-Nos dijeron que el Clan del Pacto había asesinado a sus cachorros y que, por tanto, ya no se veían obligados a atender nuestro rito de iniciación-, aclaró Voz-de-Plata.

-Luego nos echaron a patadas de su Clan y trataron de asesinarnos-, intervino Faruq.

-Y el Gran Wendigo envió esta ventisca como venganza-, añadió Lars con voz distante.

Bill pareció aturdido por las explicaciones de los jóvenes Garou. Daba la impresión que la gravedad de los hechos le había dejado tan perplejo y perdido como lo estaban ellos mismos. Tanteó con su mano hasta encontrar uno de los brazos de la silla y se volvió a sentar pensativo.

-Lamento mucho lo ocurrido-, se disculpó. -Está claro que llevo mucho tiempo solo y mis modales ya no son lo que eran... Conozco la importancia que da vuestro pueblo al rito de iniciación y temí que mi intervención hubiese arruinado la honorabilidad de vuestra prueba. Os pido mis más sinceras disculpas.

Voz-de-Plata asintió en silencio. Luego se volvió a sentar junto a sus compañeros de manada, que también aceptaron las disculpas de su anfitrión. Vio cómo Mata-Parientes dudó al principio, pero acabó sentándose sobre sus cuartos traseros, sin fiarse del todo de las palabras del Gurahl. Todos permanecieron callados durante unos minutos, mirándose incómodos hasta que Bill rompió el tenso silencio.

-Puedo hacerme una idea de lo que habéis tenido que pasar-, dijo pensativo. -Pero os aseguro que mientras permanezcáis en mi cabaña, estáis a salvo de la ira de los Wendigo. Podéis quedaros todo el tiempo que deseéis.

-Te damos las gracias de nuevo, Bill-, respondió Canción-Oculta, -pero tendremos que marcharnos cuando amaine la ventisca. Nuestras familias y amigos en el Clan del Pacto estarán preocupados temiendo nuestra suerte. Además, hemos jurado por nuestro honor que averiguaríamos qué les ha pasado a los cachorros de los Wendigo y que los culpables de sus muertes sufrirían su merecido castigo.

Bill asintió pensativo ante las palabras del Colmillo Plateado, mientras Faruq miraba con incredulidad a Canción-Oculta. "¿Hemos jurado?", parecía preguntar su mirada. Voz-de-Plata tuvo que contener una sonrisa. Lars también se había dado cuenta del matiz de las palabras del Philodox y enarcó una ceja sorprendido.

-Lo entiendo y como os he dicho antes podréis marcharos cuando lo deseéis-, respondió finalmente Bill, -pero hasta que eso suceda, en estas tierras existe la costumbre de que las personas que comparten un fuego deben compartir también las mejores historias que conozcan. ¿Os gustaría intentarlo?

Todos sus hermanos se volvieron hacia Voz-de-Plata, animándolo en silencio a que interviniese como el Galliard que era. El Hijo de Gaia aceptó el reto, aunque permaneció en silencio pensando en las historias que conocía. Durante unos instantes, estuvo tentado de contar la misma historia que había impresionado a Bron Mac Eire y Joshua Estrella-Fugaz, acerca de las hazañas de Chupkheem, el Wendigo cuya sabiduría condujo a la fundación de la Alianza y del Clan del Pacto, pero al final descartó la idea, decidiéndose por una vieja canción de su propia tribu.

"Los Garou nacieron en el amanecer del mundo,
para proteger a su Madre, pero estos lobos poderosos,
engañados por el Wyrm,
lucharon unos contra otros
Todos los hijos de Gaia y todas las hijas de Gaia
emprendimos caminos separados.
Ahora escalamos la abrupta colina que conduce a la paz.
Todos somos Hijos de Gaia, todas las tribus son Una,
de la guerra venimos y la paz es nuestro hogar.
Profundos son los ojos del tiempo,
las tribus se dividieron y cada una adoptó un bando.
Dos bandos se necesitan para hacer la guerra,
y los Garou murieron, y sus lazos de sangre desaparecieron.
La corrupción empapó el núcleo de la Nación.
La Madre los observó y sus grandes ojos lloraron.
En un túmulo de masacre,
donde la muerte y la corrupción hicieron
que cinco de sus hijos e hijas
en el nido de la Madre, contra su seno,
los cinco muertos yacieran
fríos como la tierra.
Pero hubo un nuevo nacimiento:
La Gran Gaia parió ese día.
A cada uno de ellos habló, y a la vida despertaron,
uno por cada Luna bendita.
Su aliento sagrado les despertó de la muerte
un favor que no merecían.
Eran inmaculados Hijos de Gaia,
que protegerían la paz de la Madre.
Las tribus se unieron, sus corazones brillaron,
pero las peleas nunca cesaron.
Y de esta canción debéis aprender
que vuestra misión es curar este mundo oscuro;
mantened viva la esperanza, como aquellos cinco hijos.
¡Haced realidad el amor y la paz de vuestra Madre!"

Voz-de-Plata sonrió para sí mismo al final de su canción. Había conseguido emocionar a todos los presentes con la sencillez y la fuerza de la canción de su tribu. Y lo que era más importante, el Galliard estaba convencido de que una pequeña parte de su mensaje había calado en sus hermanos. Incluso los ojos de Bill parecían cristalinos a la luz del fuego de la chimenea. Pasados unos minutos, el hombre oso se recostó contra el respaldo de su silla.

-Una canción magnífica, joven Garou-, dijo con voz suave. -Tu pueblo debe estar muy orgulloso de tu temprana habilidad. Honraré tu canción contándoos una antigua leyenda contada en raras ocasiones por los Galliard más sabios de la tribu Wendigo:

"Hace muchos, muchos años, mucho antes de que el hombre blanco llegara a esta parte del mundo, este lugar estaba habitado por una tribu de Caminantes del Viento que dominaban estas tierras y las gobernaban como un imperio helado. En este pueblo vivía una poderosa chaman llamada Ella-Llora-Hielo, muy famosa entre los suyos porque se enfrentó a  un espíritu malvado. El espíritu se llamaba Narlthus y no podía ser destruido ni atado a ningún objeto de la tierra, pero Ella-Llora-Hielo susurró a los cielos, haciendo caer una piedra de otro mundo. La gran chaman ató a Narlthus a la piedra celeste y ésta golpeó las montañas con gran fuerza, quedando así enterrado completamente. Pero las leyendas cuentan que la montaña está al norte, no muy lejos de aquí, y que un día Narlthus renacerá e intentará derrotar a los descendientes de Ella-Llora-Hielo."

La historia de Bill fue breve, pero Voz-de-Plata tuvo que reconocer que el hombre oso supo darle el tono ominoso de voz, provocándoles a todos un pequeño escalofrío,  porque... ¿cuánta verdad se ocultaba tras esa leyenda? Voz-de-Plata no quería conocer la respuesta, no cuando las Lunas Gibosas de una tribu que tenía como tótem a un espíritu caníbal eran reticentes a contar siquiera la historia.

jueves, 22 de noviembre de 2012

MATA-PARIENTES (1 - 5)


Alrededores del Clan del Lobo Invernal
4 de marzo de 1992

El lobo alfa de la manada avanzaba despacio con la cabeza baja. Cada paso era una lucha feroz contra los fríos vientos de la ventisca. El gran lobo estaba desesperado. Las nubes y la nieve le impedían seguir a Selene y Helios en los cielos, además de anular cualquier olor que pudiese ayudarle en aquel bosque aparentemente muerto. Apenas podía ver a dónde iba y mucho menos orientarse. ¿Cómo iba a conducir a su manada a un lugar seguro? No estaba acostumbrado a esa incertidumbre y las dudas arraigaron profundamente en su corazón.

Se volvió para asegurarse de que su manada lo estaba siguiendo. Canción-Oculta se acercó en forma Lupus con paso lento y torpe, exhausto más allá de sus posibilidades. Lars le siguió de cerca, en la forma de guerra mitad humana mitad lobuna conocida como Crinos. Llevaba entre sus brazos a Faruq, en forma Lupus, cuyo estado había vuelto a empeorar debido a los rigores de la marcha y la voracidad del frío sobrenatural del Gran Wendigo. Voz-de-Plata cerraba la marcha en forma Lupus, aunque él también había empezado a dar muestras de debilitamiento y enfermedad.

La arboleda se abrió a una zona despejada cuyo suelo ascendía formando una colina. El lobo alfa se preguntó una vez más qué podía hacer para salvar a su manada. Había tenido esperanzas de encontrar una cueva o algún otro lugar donde pudiesen refugiarse de la ventisca, pero desde que había empezado el día, y "día" en esa tormenta únicamente quería decir menos oscuridad, sólo habían topado con árboles y más árboles esqueléticos alzándose sobre una capa blanca de nieve de gran profundidad.

Un ruido en la nieve hizo que se detuviese en el acto. Sonaba como las pisadas de una criatura grande, puede que de un dos piernas. ¿Qué haría un humano en medio de aquella ventisca? ¿Se había perdido como ellos o tenía propósitos más siniestros? Mata-Parientes decidió no correr riesgos y tensó su cuerpo gruñendo para que adoptase la forma Hispo de lobo prehistórico. Su manada también reaccionó con prudencia. Canción-Oculta mantuvo su forma Crinos y se colocó a su lado para ayudarle en la lucha en caso de ser necesario. Lars cubrió a Faruq con sus fuertes brazos peludos, protegiéndolo, y vigiló los alrededores atento a cualquier señal de peligro. Finalmente, Voz-de-Plata intentó adoptar la forma Crinos, pero sólo lo consiguió al segundo intento. Otra muestra más de que la enfermedad estaba arraigando rápidamente en él.

Las pisadas abandonaron su cautela inicial y se acercaron más y más. La maldita ventisca les impedía oler ni ver nada. Mata-Parientes esperó, mientras sentía crecer su furia interior por la indefensión a la que se veía sometido. Otro paso. Otro. Finalmente, una gruesa silueta se asomó entre los árboles, caminando a través de la nieve con pocas dificultades. Cuando estuvo más cerca, Mata-Parientes pudo verlo mejor. Era un hombre alto, ancho y barbudo. Vestía con las gruesas pieles que usaban los dos piernas para protegerse en invierno. El intruso se detuvo para observarlos con los ojos medio cerrados a causa de los copos de nieve que seguían cayendo copiosamente.

El extraño habló con voz grave y fuerte a pesar del viento. Mata-Parientes aún no entendía las palabras de los dos piernas, pero Lars se las tradujo pacientemente, mientras que Canción-Oculta escrutaba detenidamente al hombre.

-Dice que su nombre es Bill y que nos da la bienvenida a sus tierras-, le contó el Theurge Fenris.

-Pregúntale para qué quiere-, pidió el lobo alfa. Lars así lo hizo. El extraño volvió a hablar en la lengua de los humanos.

-Bill dice que sabía que estábamos en sus tierras y ha sentido compasión por nosotros. Nos ofrece su hospitalidad. Dice que su cabaña está al otro la de la colina y que dentro hay fuego para calentarnos y comida para recuperar nuestras fuerzas. Dice que podremos marcharnos cuando queramos.

Antes de que Mata-Parientes pudiese pensar acerca de aquella extraña oferta, Canción-Oculta habló a sus hermanos de manada usando los gruñidos y gestos del lenguaje Garou.

-No huele a Wyrm-, les aseguró el Philodox Colmillo Plateado.

Mata-Parientes miró a sus hermanos de manada. Todos sabían que necesitaban un refugio inmediatamente, pero la oferta del extraño, así como su naturaleza, les parecía peligrosamente sospechosa. El intruso volvió a hablar y esta vez fue Voz-de-Plata quien tradujo sus palabras:

-Jura por lo más sagrado que ni él ni nadie nos hará daño mientras estemos en su cabaña y nos pide por la vida de nuestro hermano moribundo que aceptemos su hospitalidad.

Mata-Parientes no estaba convencido. No dudaba de la manada pudiese matar a aquel hombre, por muy alto y fuerte que fuese, pero podía haber más enemigos esperando a que bajasen la guardia en la "cabaña". Por otro lado, seguir caminando en mitad de la ventisca era una forma rápida de morir. Fue Canción-Oculta quien le ayudó a decidirse.

-Por favor, aceptemos su oferta-, rogó. -Tenemos que intentar salvar a Faruq antes de que sea demasiado tarde.

Antaño, Mata-Parientes había sido un lobo criado en las tierras salvajes. Comprendía mejor que ninguno de sus hermanos el ciclo de vida y muerte en el que se fundamentaban las leyes naturales de Gaia. A toda vida le llegaba su fin y sus restos servían para alimentar nuevas vidas. Era inevitable. Sin embargo, el lobo se conmovió al ver la temblorosa forma peluda que se escondía entre los brazos de Lars. ¿No debía intentar salvar su vida si podía hacerlo? ¿No era esa su obligación como alfa de la manada?

-Está bien, iremos-, gruñó, -pero estad alerta en todo momento.

Sus hermanos hablaron con Bill y éste pareció muy satisfecho con su decisión. A continuación les guió en su ascensión por la colina. Parecía conocer perfectamente el camino a pesar de que la ventisca impidiese ver lo que había más allá de unos pocos metros. Finalmente, llegaron a una pequeña cueva humana hecha con troncos de árboles, de aspecto muy robusto y me dio cubierta por la nieve.

Su anfitrión les abrió la pesada puerta de madera y les invitó a entrar en su hogar con una gran sonrisa en su cara barbuda. Mata-Parientes se adentró con precaución dentro de la cueva humana. Un fuego ardía en un extremo de la cueva, que parecía hecho con trozos de roca. El calor de las llamas alejó un poco el frío que aún sentía en su cuerpo. Una piel de oso pardo yacía en el suelo a poca distancia del fuego, así como muchos otros objetos inútiles propios de los humanos. Sin embargo, también había una gran cantidad de  comida sobre una superficie lisa. A pesar de su suculento aroma, Mata-Parientes contuvo su hambre con cautela y se volvió receloso a que entrase el resto de su manada en la cueva humana.

-.-

Bill les ofreció mantas de piel con las que calentarse junto al fuego y les dio objetos humanos con líquidos calientes. Canción-Oculta le explicó que el líquido era algo llamado "caldo", que servía para sacar el frío del cuerpo. Mata-Parientes rechazó el "caldo", aunque el resto de su manada lo aceptó con agradecida. A continuación Bill les pidió permiso para curar la enfermedad de Faruq. Todos los presentes miraron al lobo alfa, que tuvo que asentir de nuevo, aunque permaneció en tensión todo el tiempo. Su hermano se tumbó en el suelo en forma Homínida, sin poder dejar de temblar sin control como un cachorro recién nacido. Bill pasó sus manos sobre el joven varias veces, sin llegar a tocarlo, mientras recitaba una plegaria con los ojos cerrados. Para su sorpresa y confusión, Mata-Parientes reconoció una de las palabras que dijo Bill: el extraño había mencionado a Gaia.

El milagro se produjo ante sus ojos. Faruq dejó de temblar poco a poco, hasta que por fin permaneció quieto. Luego, levantó la mano para acariciarse la garganta y, después, sonrió alegremente. Bill se apartó para que el joven pudiese reunirse con sus hermanos junto al fuego, sonriendo con una sonrisa sincera. A continuación, volvió a hablar con su voz grave y fuerte como los truenos de una tormenta. Canción-Oculta le explicó que Bill se ofrecía a curarles las heridas que habían sufrido en sus anteriores combates y que sus cuerpos Garou aún no habían sanado. Mata-Parientes volvió a aceptar y contempló estupefacto cómo el extraño curaba aquellas heridas rápidamente. El lobo alfa fue el último en dejarse curar por el extraño. Sus heridas sanaron con un suave hormigueo sobre la piel y el dolor le abandonó como si nunca hubiese estado allí.

Faruq no pudo contener por más tiempo su curiosidad y le preguntó a Bill a qué tribu pertenecía. Lars tradujo sus palabras a Mata-Parientes. La sonrisa de Bill desapareció de su cara y, tras ponerse de pie y retroceder unos pasos, contempló desde lo alto a la manada con sus poderosos brazos cruzados sobre el pecho. Parecía pensar con detenimiento su respuesta, lo cual no tranquilizó los nervios del lobo Fianna. Finalmente tomó una decisión y habló despacio.

-No pertenezco a ninguna tribu-, volvió a traducir Lars. -No soy un Garou como vosotros, sino un Gurahl, un hombre oso.

Mata-Parientes se tensó de inmediato al escuchar esas palabras. Su pelaje estaba encrespado y enseñó abiertamente sus colmillos. Recordaba muy bien la historia de Bron acerca de los osos del Wyrm y la Guerra de la Rabia. Bill retrocedió otro paso, aunque continuó mirándolo con firmeza. El lobo alfa estuvo a punto de convertirse en Hispo, pero Canción-Oculta se interpuso entre ellos.

-Nos ha ayudado sin pedir nada a cambio y estoy convencido de que no huele a Wyrm-, se apresuró a explicar. -Le debemos gratitud.

-¡Tú lo sabías!-, le acusó el lobo sabiendo que tenía razón.

-Sí, lo supe después de comprobar que no está corrupto por el Wyrm. -confesó el Colmillo Plateado. -No lo dije para que ese hecho no condicionase tus decisiones, Mata-Parientes.

-¡Seguro que fue él quien envió al oso fomor contra nosotros!-, le acusó el alfa con gruñidos más enfadados.

-Recuerda que Bron admitió que nuestros antepasados podían haberse equivocado al iniciar la Guerra de la Rabia, -dijo Voz-de-Plata mientras se interponía entre su alfa y Bill.- Recuerda que ha salvado la vida de Faruq, ha curado nuestras heridas y nos ha ofrecido la seguridad de su hogar.

Mata-Parientes estaba muy enfadado. Podía sentir su rabia latiendo en su interior, esperando a que apareciese una grieta en su voluntad para desatarse como la ventisca que seguía aullando en el exterior de la cueva humana. Debía calmarse, pensar con serenidad, sino quería que su rabia sin control pusiese en peligro a sus hermanos. Miró al resto de los integrantes de su manada. Lars permaneció pensativo, sin dejar entrever si le apoyaría en la lucha. Por su parte, Faruq se volvió hacia él con las manos en alto.

-Me ha salvado la vida-, le dijo conciliador. -¿No deberíamos darle al menos la oportunidad de confiar en él? ¿Cómo sabes que no es eso lo que quiere Gaia?

Aquellas palabras mellaron su determinación. ¡Qué fácil era olvidar la angustia y la desesperación que había sentido al ver a Faruq derrotado por la enfermedad! Revivió el dolor que había sentido al contemplar a un hermano a las puertas de muerte y esa sensación disipó toda la rabia que había bullido furiosamente en su interior hasta ese mismo momento. Miró a Bill, que permanecía en la misma postura que antes, devolviéndole la mirada con sus profundos ojos de color avellana. Le debía mucho a aquel hombre oso. Lentamente, se obligó a sí mismo a relajar su cuerpo, bajando la cabeza y la cola.

-Gracias por salvar a Faruq-, añadió con suaves gruñidos.

Bill asintió más relajado al observar los gestos del lobo alfa, reconociendo sin necesidad de explicaciones lo que trataba decirle el Fianna. Los momentos de tensión habían pasado y todos los presentes se sintieron inmensamente aliviados.