jueves, 13 de junio de 2013

ERGUIDO-CUAL-MONTAÑA (6 - 2)

Parque Estatal del Monte Tamilpais, California (EE.UU.)
18 de noviembre de 1998

En opinión de Crow, el Gran Uktena estaba jugando con ellos. No había otra explicación. Era así de simple.  Se suponía que la búsqueda espiritual tendría que ser una gran hazaña repleta de peligros y desafíos, pero lo único que habían conseguido hasta ese momento era que Lars perdiese un ojo y tuviese un "viaje" usando peyote.

Sin embargo, a pesar de todas sus dudas y recelos, el Fianna no le había quedado más remedio que buscar un condenado cristal semi opaco a petición del Theurge. Aquello había supuesto un pequeño desafío en sí mismo, ya que era difícil encontrar ese tipo de objetos en un parque natural de California. No obstante, Crow había tenido una buena idea. Recordó que Celeste Cumbre-Nevada llevaba un collar hippy lleno de cristales y abalorios la noche anterior, por lo que era posible que ella u otro Garou de los Hijos de Gaia tuviese un objeto como el que le había pedido Lars. Por suerte, una de sus Parientes, Cassandra Walters, vendía ese tipo de abalorios en una tienda del municipio de Bolinas, a unos 18 kilómetros hacia el norte.

A partir de allí, todo fue más fácil pero más rutinario. Crow tuvo que salir del túmulo para llegar a la caseta de los guardias forestales, donde un Hijo de Gaia, Raymond Asombro-de-la-Mañana, se ofreció a llevarle muy amablemente en su jeep hasta el pueblo. El viaje desde allí duró unos escasos veinticinco minutos y Crow pudo disfrutar de unas estupendas vistas al atardecer de Stinson Beach, Bolinas Lagoon y del propio municipio de Bolinas. Para el Fianna, el viaje acabó mereciendo la pena y olvidó rápidamente su enfado.

Bolinas era una comunidad idílica de apenas mil habitantes, llena de pequeñas casas de fachadas blancas y azules, y habitada por gentes tranquilas y apacibles. Raymond Asombro-de-la-Mañana le explicó por el camino que los Hijos de Gaia tenían muchos Parientes entre los artistas y las figuras contraculturales actuales de esta localidad costera e incluso le había hablado de algunas fiestas y tradiciones locales.

La tienda de Cassandra ya estaba cerrada, pero la encontraron en un bar cercano, llamado Jimmy's Tavern, bebiendo unas cervezas con un grupo de amigos mientras criticaban las noticias que veían por la televisión. Se notaba que el tiempo no había pasado por el interior de aquel bar, ya que debía seguir conservando el mismo mobiliario y decoración  de hace veinte o treinta años: en el centro del local había una pequeña barra rodeada por mesas y sillas de plástico de colores psicodélicos gastados, las paredes estaban repletas de fotos enmarcadas de Jim Morrinson y discos de vinilo, y junto a los baños había una vieja máquina de pinball que aún funcionaba. El olor a humo, incienso y otro tipo de "hierbas aromáticas" podía marear o colocar con la misma facilidad a un simple humano sin necesidad de encender un cigarrillo propio.

Crow se esperaba que Cassandra Walters fuese una vieja gloria como Celeste Cumbre-Nevada, pero en lugar de eso se encontró con una mujer risueña, que había terminado hacía dos años sus estudios de biología y había decidido abandonar sus prácticas en una editorial de San Francisco para montar una pequeña tienda en Bolinas juntando los pocos ahorros que disponía y la ayuda de algunos familiares. Tenía unos ojos almendrados preciosos, un cutis salpicado de pecas y una corta melena, de color rubio oscuro, que le rozaba los hombros.

Cuando Asombro-de-la-Mañana le había dicho que necesitaban su ayuda, Cassandra no dudó en despedirse de sus compañeros y acompañar a los Garou a su tienda. Luego les mostró todos los adornos de cristal y las piezas sueltas de que disponía. El problema fundamental resultó ser el tamaño. Todas las piezas eran demasiado pequeñas para las especificaciones que le había pedido Lars. El Hijo de Gaia decidió esperar fuera mientras ellos buscaban inútilmente un cristal adecuado. No obstante, Cassy, como le pidió ella que la llamara informalmente, tuvo una idea y estuvo trasteando por la tienda hasta que encontró lo que buscaba.

Volvió con una pequeña sierra y una estatua de un Cristo rezando hecha de cristal, y cortó con cuidado el pedestal que la sujetaba. A continuación, se lo mostró. La pieza cortada era exactamente lo que Lars necesitaba. A Crow se le pasó por la cabeza besarla en ese momento, pero su habitual timidez con las mujeres hizo que se echase atrás. Ella, por supuesto, vio a las claras sus intenciones y, para su sorpresa, lo sorprendió con un generoso beso que hizo que sus bocas y sus lenguas se derritiesen en una sola. Sólo duró un instante, pero hizo que el corazón del Fianna latiese sin control durante horas al recordarlo.

-Sé que no puedes quedarte-, le susurró ella mientras rodeaba su cuello con los brazos-, pero la próxima vez que vuelvas a California, me gustaría que me invitases a unas cervezas. ¿Lo harás?

-Te lo juro-, respondió Crow muy serio de repente, lo que provocó una alegre carcajada en la joven. Olía a maría y humo, pero también creyó percibir los restos de una leve fragancia cítrica.

-Ninguno de los dos tiene que jurar nada.

-Ahora tengo una buena razón para regresar. No lo dudes.

Ella se rió de nuevo, divertida por lo que dijo, y se despidieron con otro beso, más largo y apasionado que el anterior. Cuando Crow abandonó la tienda para subirse al jeep, Raymond encendió el motor sin decir nada y puso en marcha el vehículo. Cassy permaneció junto a la puerta de su tienda, haciendo gestos de despedida con la mano. El Fianna devolvió con inseguridad el gesto y luego permaneció sentado en su asiento, sin poder creer lo que le había pasado.

-.-

Cuando volvieron al parque, Crow le dio las gracias a Raymond Asombro-de-la-Mañana y se encaminó hacia la arboleda en la que lo estarían esperando sus hermanos de manada. Adoptando la forma Lupus y sosteniendo el cristal con sus fauces, corrió tan rápido como pudo por los bosques y montañas del parque. Selene no pudo ayudarle a encontrar el camino más rápido, oculta como estaba por el manto de nubes oscuras y a punto de adoptar su faz de Luna Nueva. En cierto modo, la oscuridad de la noche lo reconfortó más aún, ya que nadie podía ser testigo de su felicidad interior.

-.-

Al llegar junto a sus hermanos, no les dijo ni una sola palabra más de lo necesario, por temor a que se le escapase alguna pista que revelase lo que le había pasado en Bolinas. Simplemente soltó el cristal con cuidado frente a Lars, que asintió para sí después de comprobar si era idóneo para el cometido que debía cumplir. Una vez satisfecho, el Theurge se puso a trabajar, reuniendo los otros materiales y entonando una canción en honor del Gran Uktena.

El resto de la manada lo miró sin ocultar su curiosidad, sobre todo Faruq y Susurros-del-Pasado. Crow echó una ojeada a Canción-Oculta, preguntándose cómo habría conseguido que un Garou Uktena donase voluntariamente su sangre, pero decidió no interrumpir lo que fuera que Lars estuviese haciendo con ese tipo de preguntas. Más tarde tendría tiempo suficiente para hacerlo.

Lars puso en el suelo la pieza de barro en la que había estado trabajando. Le había dado forma de cuenco y había tallado signos Garou en su superficie, que ante ojos humanos parecerían simplemente marcas aleatorias de arañazos provocadas por algún animal salvaje, sin ningún tipo de sentido alguno. A continuación, el Theurge abrió el pequeño saco de cuero que había llevado consigo desde hacía unos días. De su interior, sacó un pequeño orbe amarillento, húmedo y lechoso, en cuyo centro había un pequeño círculo oscuro a modo de siniestra pupila. Sin dejar de cantar a los espíritus, Lars introdujo el cuenco en el orbe y luego lo rellenó con la sangre escarlata contenida hasta ese momento en un pellejo de piel que Crow no había visto antes. Por último, el Theurge cogió la pieza de cristal y taponó el recipiente, usando el propio barro para sellar bien las junturas que se habían formado.

Una vez que hubo terminado, el barro parduzco comenzó a perder su color natural. Al principio, Crow no se percató del cambio, pero llegó un momento en que era evidente el color se había diluido y estaba adoptando un tono muy pálido, como si estuviese hecho de arcilla blanca. Incluso daba la impresión que el recipiente parecía más sólido y mejor sellado que antes. Mientras ocurrían esos cambios, el cristal que servía de tapa comenzó a brillar con una fulgor propio, provocando que sus sorprendidos rostros quedasen iluminados por una pálida luz de color verde manzana.

-En el nombre de Gaia, ¿qué está pasando, Lars?-, preguntó Canción-Oculta sin dejar de mirar con incredulidad el interior del recipiente.

-Creo que es una señal-, respondió el Fenris con voz tranquila y maravillada al mismo tiempo.

-¿Una señal para qué?-, intervino Crow, buscando una respuesta más clara.

-Para que vayamos a la Umbra.

-.-

Usando unos pequeños espejos y trozos de cristal que siempre llevaban encima, las Cinco Garras de Gaia caminaron de lado para llegar a la Penumbra local. Gigantes espíritus de abetos gigantes, mucho más altos que sus contrapartidas físicas, les impidieron ver el cielo sobre sus cabezas o las montañas de los alrededores. A este lado de la Celosía, los olores del bosque y de sus habitantes ganaron una intensidad abrumadora que abrumó los instintos más salvajes de Crow.

-¿Y ahora qué hacemos?-, quiso saber Canción-Oculta. La voz del alfa sonaba emocionada y nerviosa a partes iguales.

-Debemos seguir esa dirección-, les indicó Lars tras echar una pausada mirada al recipiente que sujetaba con la mano libre. La luz del cristal había desaparecido, como si nunca hubiese existido.

-¿Cómo puedes estar tan seguro?-, le espetó Faruq duramente. -Tu fetiche o talismán debe haberse estropeado, porque ya no emite ninguna luz.

-No, no está estropeado-, explicó impaciente el Theurge. -El Gran Uktena utiliza este ojo como una especie de brújula, señalando con su pupila la dirección en la que debemos dirigirnos.

-¿Seguro?-, insistió el Caminante Silencioso.

-Eso creo-, le respondió Lars.

-Venga, no perdamos más tiempo-, interrumpió Canción-Oculta. -Pongámonos en marcha.

-.-

Ascendieron por una pendiente cubierta de árboles, mientras escuchaban a su alrededor el incomprensible murmullo de los espíritus arbóreos. La oscuridad era casi completa, pero avanzaron con precaución siguiendo las indicaciones silenciosas del artefacto que portaba Lars. Después de unos breves instantes, Crow se percató de que alguien o algo les seguía, amparándose en la oscuridad reinante bajo las copas de los abetos gigantes. No obstante, el Ahroun reconoció la forma vagamente familiar de Uktena y sus movimientos sinuosos. De alguna forma, se sintió más tranquilo sabiendo que el tótem espiritual de su manada estaría con ellos pasase lo que pasase.

Al llegar a la cima, comprobaron que Selene se escondía en los cielos, con su rostro cambiante adoptando el de la Luna Nueva. Los Garou caminaron despacio siguiendo el perfil del monte durante unos cuantos metros más, seguidos por la forma furtiva, pero ahora completamente visible, de Uktena. No obstante, tuvieron que interrumpir su marcha al llegar al borde de un precipicio.

-El ojo indica que debemos seguir de frente-, anunció Lars inseguro.

Crow echó un vistazo hacia abajo. Sin la luz de Selene para ayudar en una escalada nocturna, el descenso directo sería prácticamente un suicidio. Por lo tanto, iban a tener que dar un rodeo y buscar un camino que les permitiese llegar al fondo del valle sin poner en peligro sus vidas. Con un suspiro, hizo públicos sus pensamientos. Canción-Oculta y Susurros-del-Pasado estuvieron de acuerdo con él inmediatamente, mientras Faruq prefirió silencio.

Lars, por su parte, miró al otro lado del valle con su único ojo, luego se volvió para observar a sus hermanos y luego alzó la vista hacia la hermosa Selene, oculta en alguna parte de aquel cielo oscurecido. Parecía que el Theurge estaba rumiando alguna idea, lo que hizo que Crow se sintiese inseguro de sus anteriores suposiciones.

-¿No estás de acuerdo con la idea de dar un rodeo?-, le preguntó.

-Sí... no... no lo sé-, respondió Lars dubitativo. -Creo que tengo una corazonada.

Crow se jactaba de ser rápido. A lo mejor no podía igualar la velocidad y la resistencia de Faruq en una carrera justa, pero tenía unos reflejos sobrehumanos en combate gracias al don espiritual del Espíritu de la Refriega. No obstante, ni él ni su hermano Caminante Silencioso pudieron predecir lo que iba a hacer Lars. El Theurge simplemente avanzó hacia delante, antes de que nadie pudiese detenerlo.

Lo esperable es que su hubiese caído hacia el fondo del valle, matándose sin remedio. Una muerte estúpida para un acto estúpido. Sin embargo, Lars no hizo eso. Pese a que ya no había suelo bajo sus pies que sostuviesen su peso, el Theurge permanecía a la misma altura, como si estuviese se pie sobre algún recodo o puente invisible. Lentamente, se volvió para mirarlos con una estúpida cara de sorpresa y alivio reflejada en su rostro. La misma que debían de tener el resto de ellos.

-¡Lo sabía, lo sabía!

-¿Cómo es posible?-, preguntó Crow intentando hacerse oír por encima de las atropelladas preguntas, maldiciones y exclamaciones de sorpresa emitidas por sus confusos hermanos.

-¡Es una Senda Lunar! Estoy caminando por una Senda Lunar.

-Pero... pero creía que los Puentes Lunares sólo comunicaban un túmulo con otro-, farfulló Faruq.

-Y así es, pero esto no es un Puente Lunar, sino una Senda Lunar.

-Ahora lo entiendo-, murmuró Susurros-del-Pasado asintiendo para sí. -Cuando Selene aparece en los cielos de la Umbra, deja a su paso Sendas Lunares que se entrecruzan y comunican muchos lugares. Dicen que es el medio de viaje más utilizado por los nuestros cuando se adentran en las tierras del espíritu.

-Vale, pero... ¿por qué no se ve?-, preguntó Crow intentando comprender. -¿Por qué es invisible?

-Dicen que las Sendas Lunares cambian con cada fase lunar adoptada por Selene-, les explicó el Theurge. -Normalmente brillan como si fuesen un sendero plateado, pero he oído decir que llegan a volverse casi invisibles durante la Luna Nueva.

-Sin embargo, podías haberte equivocado y hubiésemos perdido a otro miembro de la manada-, le reprochó el Ahroun.

-Tenía una corazonada.

-En cualquier caso, ¿la Senda Lunar es segura?-, preguntó de improviso Canción-Oculta para poner fin de forma prematura a la discusión.

-No deberíamos tener problemas si caminamos en fila y repetís todos mis movimientos. El ojo nos guiará por el camino correcto, aunque no veamos dónde pisamos. De todas formas, es posible que las Lúnulas nos pongan a prueba mediante enigmas y misterios para recorrer "su" Senda y puede que nos encontremos con alguna criatura del Wyrm que haya descubierto por casualidad este camino espiritual.

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