Nuestros
amigos de White Wolf se esforzaron mucho por buscar una saga histórica para su línea
principal. Sin duda, lo consiguieron con sus Crónicas de Transilvania, una saga de cuatro volúmenes que nos
sumergían en las disputas vampíricas entre el año 1.193 y el final del siglo
XX. Eso es, ¡casi mil años en el tiempo de juego! Fue una apuesta muy arriesgada,
pero el resultado final mereció la pena.
Cada
suplemento incluía una serie de historias interconectadas que a su vez estaban
vinculadas a una metatrama que no desvelaría sus repercusiones hasta el mismo
final. ¿Intrigante? Aún había más. Los personajes de los jugadores
participarían, e incluso tendrían la posibilidad de protagonizar, algunos de
los sucesos más importantes de la historia vampírica del juego, tales como los
inicios de la ascensión del clan Tremere, la Revuelta Anarquista, la fundación
de la Camarilla o el Concilio de Thorns. Y, por supuesto, a lo largo de esas
historias veríamos la aparición de los personajes no jugadores más importantes
creados por los diseñadores de juego: la fiera Lucita y el perturbado Anatole,
el peligroso Vykos, el poderoso Hardestadt el Viejo, Etrius, Francois Villon y
una larga lista de Cainitas. ¿Sugerente? Aún quedaba lo mejor. Los fans iban a
poder descubrir algunos de los secretos más oscuros de la línea, secretos tan
capitales que cambiarían nuestra percepción de la historia del Mundo de
Tinieblas. Esas ya eran palabras mayores. Sin embargo, me complace confesar que
cumplieron todo lo que habían prometido con creces.
El proyecto era muy ambicioso. Los suplementos tuvieron que incluir amplias
referencias históricas y geográficas de la historia mortal de la época, que
complacieron a un modesto historiador como yo, para que los directores de juego
pudiesen ubicar correctamente a los personajes y ambientar el mundo que les
rodeaba. También incluyeron numerosos consejos de todo tipo y tablas para
actualizar los Trasfondos de los personajes con el paso de los años. En
resumen, hicieron un trabajo monumental.
Y por
si eso no fuese suficiente, publicaron un suplemento enciclopédico aparte,
llamado Transilvania Nocturno, que
podía emplearse al margen de las citadas Crónicas de Transilvania, para
ambientar todo tipo de partidas e historias en esta región del mundo.
Personalmente, creo que es el mejor suplemento de un juego de rol que he leído
en mi vida… y eso que reconozco que he leído ávidamente todos los libros de rol
que han caído en mis manos.
Pero
todo este caudal de información y magníficas ideas se hubiese quedado en nada
si no fuese por el esfuerzo de los directores de juego. Reunir este maremágnum
en una historia coherente y bien definida es digno de mérito. Me alegra decir
que fue uno de mis mejores amigos, al que llamaré aquí Lasombrilla, quien
dirigió con maestría esas partidas. Desde este blog le envío mis más sinceras
felicitaciones por aquellas tardes cargadas magia y entretenimiento.
Una vez hechas las presentaciones oportunas, es hora de ponernos
nuestras máscaras y entrar en el escenario del juego. El nombre de la mía es
Dieter Helsemnich. Es un vampiro joven, idealista, leal y fiel al Clan Tremere.
Veamos qué destino le reservan las Parcas en su eterno tapiz.
Se levanta el telón. Comienza el juego.
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