lunes, 5 de noviembre de 2012

CANCIÓN-OCULTA (1 - 2)


Vancouver, Columbia Británica
17 de febrero de  1992

A pesar de la tristeza que inundaba su corazón, la mente de Canción-Oculta reflexionó en silencio acerca de la historia que les había contado Bron Mac Eire. En su mayor parte, el relato era una versión más extendida y detallada de las historias que le había contado su tío Adam. Él le había dicho que Gaia había creado a los Garou para que la protegiesen de sus enemigos y que las tribus de los hombres lobo se habían extendido por todo el mundo para cumplir su mandato. Según su tío, el Wyrm es un espíritu primordial del universo que busca corromper y destruir, mientras que en su locura, la Tejedora trata de imponer un reino de orden y estatismo, anulando para siempre el cambio y la potencialidad. Por otra lado, Canción-Oculta reconoció los regalos de Selene como los Auspicios con los que la luna marcaba a todos los Garou en el momento de su nacimiento. Los Ahroun son guerreros entre guerreros, los Galliard son narradores de historias, los Philodox son jueces, los Theurge son chamanes y curanderos y, por último, los Ragabash son embaucadores. No obstante, su tío nunca le había hablado de Fénix, ni tampoco de la Guerra de la Rabia ni del Impergium. Es más, Canción-Oculta había notado como el relato de Bron perdía fuerza disimuladamente cuando mencionaba esos términos. Su instinto insistía en que allí había gato encerrado.

-¿Qué es la Guerra de la Rabia?-, preguntó sin poder contenerse más usando con naturalidad el mismo sistema de gruñidos y gestos que había usado hasta ahora Bron. Todos le miraron cuando hizo la pregunta, lo cual hizo que su corazón retumbase con fuerza y se avergonzase un poco, pero trató de mantenerse firme de todos modos.

-La Guerra de la Rabia fue un desastre del pasado.- La voz de Bron se volvió comedida y neutra. -Hay muy pocas historias que hablen de aquellos terribles sucesos y todas son confusas respecto a los orígenes del conflicto. Según se dice en ellas, en los primeros tiempos del mundo Gaia tuvo muchos hijos: los hombres oso, los hombres cuervo, los hombres felino e incluso los hombres araña. Ella les dio a cada uno un papel, una responsabilidad sagrada de la que ocuparse. Sin embargo, como suele suceder en todas las familias, surgieron pequeños conflictos que fueron incrementando las suspicacias entre sus miembros.

Nuestras historias nos dicen que nuestros antepasados se sintieron ofendidos porque las otras razas cambiaformas no querían compartir sus secretos con ellos. Muchos incluso se negaron a obedecer el liderazgo natural de nuestros antepasados. De este modo, las semillas de la discordia encontraron un terreno fértil para florecer. Más tarde, los Colmillos Plateados descubrieron que los Gurahl, los hombres oso, habían declarado su lealtad al Wyrm, violando las leyes de Gaia y, en consecuencia, les declararon la guerra. El resto de las tribus Garou escucharon la llamada a las armas y la secundaron.

-Pero, ¿qué pruebas presentaron para demostrar sus acusaciones?-, se atrevió a preguntar Canción-Oculta, que empezaba a sospechar la respuesta.

-Ninguna-, respondió Bron.

-¿Ninguna?-, preguntó Faruq incrédulo.

-No, no las necesitaban. Tenéis que comprender, cachorros, que aquellos eran tiempos más sencillos. Los Colmillos Plateados eran la tribu alfa de la Nación Garou, los héroes y líderes de una raza de guerreros. Cuando acusaron a los Gurahl de estar corrompidos por el Wyrm, el resto de las tribus obedecieron a sus alfas sin hacer preguntas ni albergar dudas en sus corazones. Ninguna tribu necesitó pruebas que respaldasen las acusaciones. Simplemente fueron a las armas.

-¿Y qué hicieron los hombres oso? ¿No se defendieron? -Esta vez, fue Bobby el que intervino.

-Sí, se defendieron, pero no tuvieron ninguna oportunidad. Nosotros somos los guerreros elegidos de Gaia. Ella nos había creado demasiado bien para ese cometido. Así que cuando empezó la guerra, los masacramos. A ellos y a todos sus parientes entre los humanos y los osos. No hubo cuartel. Cuando todo terminó, los Gurahl estaban muertos.

-¿Y qué hicieron las otras razas cambiaformas?-, preguntó Lars, que había escuchado la historia hasta ese momento presa de un silencio mudo.

-Las otras razas se aliaron con los hombres oso. Algunas lo hicieron para intentar salvarles de la extinción, otras combatieron por temor a correr el mismo destino que los Gurahl y unas pocas fueron a la guerra para vengarse por afrentas reales o imaginarias. El resultado fue el mismo. La Guerra de la Rabia acabó con todas ellas. Hoy en día, sólo quedan un puñado de supervivientes de esas razas, escondidos en los lugares más remotos de Gaia.

-Pero, ¿al final se supo con certeza que los hombres oso estaban corrompidos por el Wyrm? -Canción-Oculta necesitaba saber eso con certeza. No podía evitar sentir vergüenza al conocer los crímenes cometidos por sus antepasados.

-Eso es algo que las viejas historias no aclaran, -confesó Bron con un suspiro. -Algunas dicen que sí, mientras que otras parecen indicar lo contrario. Lo que sí es seguro es que ambos bandos libraron una guerra sin cuartel y que nosotros la ganamos. Ahora somos conscientes de las nefastas consecuencias de aquellos actos. Si las otras razas estuviesen aquí hoy en día, tal vez Gaia no estaría en el peligro en que se encuentra.

Canción-Oculta sintió una extraña amargura en el paladar de su boca. Así pues, era cierto. Sintió que todas las historias que le había contado su tío sobre los grandes héroes de los Colmillos Plateados se hacían añicos. A decir verdad, parecía que una parte de su inocencia había desaparecido con aquella revelación.

-¿Qué es el Impergium?, -preguntó de repente Bobby. -Dijiste que los lobos de unicornio pusieron fin al Impergium e hicieron la paz con los humanos. ¿Qué ocurrió?

-Esa es otra cuestión compleja y tengo poco tiempo para explicaros muchas cosas, cachorros. Aunque creo que abreviar una historia es un error que a la larga conduce a muchas confusiones, haré una excepción en esta ocasión. Cuando Gaia creó a los humanos, eran unas criaturas que sólo inspiraban lástima. Eran demasiado débiles para sobrevivir por sus propios medios y su número se mantenía reducido de forma natural, pero eso cambió cuando la Tejedora y el Wyrm susurraron en sus pequeñas mentes. La Tejedora les enseñó a utilizar herramientas y modificar el entorno para conseguir sus propósitos. El Wyrm, por el contrario, les impulsó a matar al resto de las criaturas de Gaia, no para apaciguar su hambre, sino para saciar sus crueles apetitos.

De repente, los humanos se convirtieron en un problema para los Garou. Habían extinguido a los mamuts y a otras especies, y su número no había dejado de crecer desde entonces. Habían fabricado sus propias cuevas, violado los suelos para que engendrasen plantas a su antojo, esclavizado a animales y quemado bosques enteros. Los Colmillos Plateados decretaron entonces el Impergium. Cada tribu Garou reduciría el número de humanos en sus territorios hasta que su impacto sobre su entorno fuese mínimo. De nuevo, nuestros antepasados obedecieron su mandato y pronto los Garou entraron en las aldeas humanas, seleccionando y matando. Los humanos aprendieron a temer a los lobos debido a nuestras acciones.

-Pero, eso es horrible... los hombres lobo no eran mejores que los nazis-, interrumpió Bobby incrédulo.

-Sé que ahora es complicado de entender, pero no es exactamente como te lo estás imaginando, Bobby. La naturaleza tiene ese mecanismo entre los animales. Pregúntale a Mata-Parientes-, respondió Bron señalando al gran lobo con su zarpa.

Los depredadores cazan a las presas, manteniendo siempre su número en equilibrio. Para ello, cuando cazan, escogen a los débiles, a los enfermos y a los miembros más jóvenes. Esas son las Leyes de Gaia. Los Garou sólo tratamos de restablecer el equilibrio natural. Sin embargo, el Impergium nos enfrentó enfrentó a los humanos y nos separó de ellos para siempre. Pasado un tiempo, los hijos de Unicornio, la tribu conocida como los Hijos de Gaia, recorrieron el mundo, parlamentando con todas las tribus y clanes Garou para poner fin a aquella práctica. Al final, los Colmillos Plateados convocaron un gran consejo, presidido por algunos de nuestros más grandes tótems espirituales. Las tribus estaban divididas sobre la conveniencia o no de poner fin a aquella práctica. Hubo intensas discusiones, peleas y desafíos, pero al final todas las tribus  Garou juraron abandonar el Impergium y dejar que los humanos siguiesen su propio camino.

Sin embargo, el daño ya estaba hecho. El miedo había enloquecido a los humanos. Por un lado, se obsesionaron con construir refugios y armas más fuertes para defenderse. Por otro, el Impergium nos separó para siempre de ellos. Han estado cazando lobos hasta hoy en día, llevando a nuestros parientes lobunos prácticamente hasta la extinción. Pero en el fondo de sus corazones siguen albergando un temor inconsciente hacia nosotros. Cuando ven a un hombre lobo en su forma Crinos, sufren un pánico abrumador que nubla sus mentes. Nosotros lo llamamos el Delirio y es el causante de las distorsiones de la verdad que rodean a sus propias historias de terror acerca de los hombres lobo.

-¿Fuimos también responsables de aquellos a los que llamas Tasmanos?-, preguntó Canción-Oculta sospechando la respuesta.

-Así es. Siempre ha habido pequeñas guerras entre los Garou. La Rabia que nos ayuda a defender a Gaia puede ser un arma contra nosotros mismos. Los Tasmanos eran una tribu establecida entre los aborígenes autralianos. Tal y como les había ocurrido a los Garou nativoamericanos cuando los Garou europeos emigraron a sus tierras, hubo luchas por el territorio. Es inevitable, los lobos son criaturas muy territoriales y, en parte, todos nosotros somos lobos. Tristemente, los Uktena y los Wendigo fueron la parte perdedora en esas batallas, pero sobrevivieron. El caso de los Tasmanos fue muy diferente. Los peones del Wyrm conspiraron para engañar a los Garou dejando pruebas falsas sobre la verdadera obediencia de los Garou aborígenes. En esa ocasión, fue una manada de Garras Rojas quienes acusaron a los Tasmanos de servir al Wyrm y convencieron al resto de los Garou europeos presentes en la isla de que decían la verdad. Como os podréis imaginar a estas alturas, los Tasmanos fueron exterminados sin piedad.

Bron Mac Eire eligió ese momento para hacer una pausa. Canción-Oculta estaba agradecido por ello. Los cinco jóvenes tenían que absorber una gran cantidad de información. Los Garou son los guerreros de Gaia. La han protegido durante milenios, pero también son los causantes de muchas desgracias y errores cuyas consecuencias perduran hasta la actualidad. Era un legado difícil de digerir. Si Gaia, los Garou, los humanos y el resto de los seres vivos del planeta debían de ser salvados, había que aprender de los viejos errores. Tenían la obligación moral de acometer un intento serio por curar todas las heridas que habían causado. Canción-Oculta se juró a sí mismo que enmendaría los errores de sus antepasados. De lo contrario, sus manos estarían tan manchadas de sangre como las suyas propias.

1 comentario:

  1. Muchas gracias, Rebellion. No te preocupes, que aún queda mucho por contar XD

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