lunes, 11 de marzo de 2013

CANCIÓN-OCULTA (5 - 1)

Vancouver, Columbia Británica
25 de mayo de 1994

Como alfa de la manada de las Cinco Garras de Gaia, Canción-Oculta tenía sobradas razones para sentirse contento. Voz-de-Plata había alcanzado el rango de Fostern, lo que beneficiaría no sólo al propio Galliard sino a todo su grupo. Cuanta más conscientes fuesen los Ancianos de los logros de sus hermanos, su influencia iría teniendo cada vez más peso en las decisiones tomadas por el Clan del Pacto. No lo suficiente para hablar con total libertad de los problemas que acechaban ocultos en algunas costumbres y leyes de la Nación Garou, por supuesto, pero sí bastante para reforzar la opinión de otros hombres lobo más influyentes que ellos mismos con objetivos muy parecidos.

Muy a su pesar, Canción-Oculta se estaba convirtiendo en un animal político dispuesto a participar en esos juegos para salvar por sí mismos a los Garou y a la humanidad. Con este objetivo en mente, prestaba cada vez más atención a las deliberaciones de los Ancianos del Clan del Pacto y, poco a poco, había ido ganando una mayor comprensión de las relaciones políticas entre sus líderes. A su entender, en el Consejo de Ancianos existían dos bloques de poder más o menos permanentes. El más influyente estaba liderado por lord Abercorn de los Colmillos Plateados y reunía a los Ancianos más proclives al mantenimiento del Pacto entre las tribus y la Alianza con los humanos y los vampiros. El segundo era un grupo menos estable, unido únicamente por intereses volubles y temporales. Esta "noble" oposición estaba liderada por Lukasz Kawecki, de la tribu de los Señores de la Sombra, que se oponía por sistema a cualquier decisión adoptada abiertamente por los Colmillos Plateados.

Aunque el joven Philodox mantenía unas relaciones tensas con su tribu a raíz de la forma en que lo habían tratado en el pasado, tenía muy claro que en términos generales el corazón de los Colmillos Plateados de Vancouver estaba en sitio correcto, al contrario que Lukasz Kawecki, que en su opinión sólo era otro bastardo ambicioso y traidor dispuesto a conspirar con cualquiera para hacerse con el control del Clan del Pacto. En cualquier caso, Canción-Oculta estaba convencido de que estaba aprendiendo muchas cosas útiles y, para su sorpresa, había descubierto que había llegado a disfrutar mucho en el proceso. A pesar de que Lars no compartía su entusiasmo respecto a la política del Clan del Pacto, el Fenris sí comprendía como él la importancia que tenía, mientras que Crow, Faruq y Voz-de-Plata la encontraban abiertamente aburrida.

En las conversaciones del clan se hizo el silencio cuando un Señor de la Sombra pidió la palabra para hablar ante los Ancianos y el resto de los Garou. Tenía la forma de un poderoso lobo con un pelaje negro como el cielo a medianoche. Canción-Oculta estaba seguro de haberlo visto en otros consejos, aunque no recordaba su nombre. "¿Qué se proponen ahora los Señores de la Sombra?", se preguntó intrigado el Philodox.

Un tenso silencio se apoderó de la reunión cuando los Garou terminaron de repente sus conversaciones para escuchar lo que tuviera que decir ese desconocido. Sin embargo, el Señor de la Sombra no habló de inmediato, sino que se dedicó a contemplarles despacio con sus ojos oscuros.

-Bobby-, murmuró Canción-Oculta. -¿Sabes quién es?

-Se llama Guttooth. Creo que es un Theurge que se unió hace un año o año y medio al clan.

El Galliard iba a contarle algo más, pero se calló cuando el cuerpo del lobo negro cambió bruscamente hasta adoptar una forma Homínida. Guttooth no parecía tener mucho más de veinte años, aunque tenía un aspecto esbelto y atlético, facciones finamente cinceladas y un espeso pelo rizado y negro. Debía medir alrededor de un metro noventa de estatura, puede que incluso más, pero lo más llamativo de él eran sus penetrantes y profundos ojos oscuros, aunque pronto su voz, incontenible y enérgica como un río desbordado, atrajo todas las atenciones.

-Soy el Sacerdote de Gaia-, comenzó a decir el Señor de la Sombra, -y tengo un mensaje que transmitiros. ¡Los líderes de nuestro clan llevan años traicionándonos y satisfaciendo al Wyrm! Han vuelto la espalda a las viejas sendas y a la antigua guerra, olvidando su deber hacia Gaia. Por su culpa, los Garou de Vancouber han sido obligados a renunciar a la responsabilidad de proteger a la Gran Madre. Los Theurge de pelo gris y los líderes llenos de nobles cicatrices repiten las viejas palabras sobre el servicio continuado a Gaia y la oposición al Wyrm, pero los actos hablan con más fuerza que las palabras. ¿Y qué dicen los actos de estos Garou respecto a lo que verdaderamente ocultan en el fondo de sus corazones?

¿Qué ha añadido el pueblo de Vancouver a las viejas sendas? El Pacto y la Alianza han sido sus únicos verdaderos logros. ¿Qué es la Alianza? Un acuerdo por el que los Garou se comprometen a no interferir en los asuntos de los humanos y las sanguijuelas. Mientras tanto, esos mismos humanos continúan violando a Gaia, nuestra generosa Madre. Los líderes de las tribus dicen que que acatar los términos de la Alianza es honorable: ¿hay honor en rechazar una responsabilidad divina? ¡No! La Alianza es una creación del Wyrm y ha de ser disuelta. Mirad lo que ha traído el liderazgo de los Colmillos Plateados. Han usado la Alianza para incrementar su propio poder. ¡Y mientras tanto, nos sentamos sobre nuestras zarpas sin hacer nada!

La única respuesta es la acción directa y violenta. Los Garou deben emprender una guerra contra los humanos, reduciendo su número a un nivel tal que ya no puedan seguir causando más daño a Gaia. Debemos eliminar la dañina tecnología humana y reinstaurar el Impergium. Cualquier otra cosa es una inútil solución de compromiso. Ciertamente, algunos dirán que los Garou nunca ganarían una guerra genocida contra los monos y que nos superan ampliamente en número. Este perverso razonamiento parece lógico, pero lo que olvidan esos cobardes es que la guerra será por Gaia. ¿Cómo no iba ella a prestar apoyo a sus guerreros? ¿Cómo no iba a enviar espíritus, elementales y otros vengadores en nuestro auxilio? Solos, los Garou serían exterminados en una guerra total sin ningún asomo de duda, pero no estaremos solos. Nunca lo hemos estado. ¡Gaia nos ayudará!

La entrega y la pura intensidad emocional del discurso de Guttooth dejaron huella en todos los Garou presentes. Un silencio confuso siguió al impacto provocado por las palabras del Señor de la Sombra, que permaneció en el centro del círculo. Incluso Canción-Oculta sintió una brusca tormenta de emociones enfrentadas en su interior. No obstante, antes de que alguno de los Ancianos o él mismo pudiera desmontar esos perniciosos argumentos, un hombre  joven se puso en pie en los últimos anillos circulares de la reunión. Debía rondar la misma edad que Lars, tal vez incluso tenía un par de años más, y lucía una larga melena de color rubio oscuro además de una enorme cicatriz que descendía por su mejilla izquierda hasta acariciar el hueso de la mandíbula.

-Soy Rodgar Hacha-Sangrienta-, gritó el joven. -Nací bajo la luna llena en la tribu de la Camada de Fenris. ¡El Sacerdote de Gaia tiene razón! Los viejos líderes han perdido el fuego en sus entrañas y se esconden entre los humanos como niños bajo la falda de su madre. Esos monos no se esperan un ataque. Esta es la mejor oportunidad que tendremos para destruir a los saqueadores de Gaia. ¿Y qué hacen los líderes de las tribus? ¡Nada! ¡Nada!-, el joven se detuvo para coger aire mientras hacía un gesto enérgico con su mano para enfatizar sus palabras. -¡Cambiemos eso! Desde este momento, la manada de los Colmillos de Garm obedecerá únicamente a Gaia.

Canción-Oculta no se sorprendió del todo al escuchar gruñidos de apoyo por parte de los cinco Garras Rojas que habían acudido al Consejo Abierto, así como varios murmullos de asentimiento entre algunos Fenris. "¿Pero qué pasa?", se preguntó el Philodox incrédulo. "¿Nos hemos vuelto todos locos?". Rodgar no se volvió a sentar, sino que permaneció de pie, desafiando en silencio a cualquiera que intentase disuadirle. Otro Garou más cercano al centro del círculo se levantó y se dirigió a él. Tenía unos cuarenta años, piel morena y unos ojos oscuros que ocultaban una inteligencia aguda y afilada. Sus serenas palabras intentaban conciliar los ánimos llamando a la razón.

-Soy Galen Hawes Fuerza-de-la-Letanía, Philodox de la tribu de los Caminantes Silenciosos. Lo que estáis proponiendo es un crimen nefando. Esa guerra en la que os regodeáis sin haberla padecido nunca, sólo puede alimentar al mismo Wyrm al que queréis combatir con tanto empeño. ¡Aumentaréis su poder si ponéis a los humanos contra nosotros!

Antes de que Galen Hawes hubiese terminado de sentarse, una compañera de tribu de Canción-Oculta se levantó con los ojos llameantes de indignación. Tenía un cuerpo atlético y firme, melena rubia y rasgos aristocráticos. Sus ojos azules parecían cristalinos en esos momentos. El metis nunca la había visto tan furiosa como lo estaba ahora.

-Todos vosotros me conocéis como Canta-a-los-Antiguos-Héroes. Soy una Galliard que pertenece a la noble tribu de los Colmillos Plateados. No hay duda de que esta noche la ambición de una tribu trata de romper los felices años de concordia y unidad que hemos disfrutado todos los Garou de Vancouver. ¿Quién es tan ingenuo como para no sorprenderse de que sea un Señor de la Sombra el que haga este atroz llamamiento? ¿Alguien se sorprende de que sólo le respalden las Garras Rojas y unos pocos Fenris?

-¡No es cierto!-, dijo otro rostro conocido levantándose de repente a su lado para tomar la palabra. Tenía el pelo corto y dorado, mejillas sonrosadas y la piel pálida como la nieve en invierno. Al igual que en otras ocasiones, vestía con un traje ostentoso y muy caro de color negro. -Yo, Manto-de-Helios, de tu misma tribu, puedo responderte que estás equivocada. Lord Abercorn y los otros Ancianos pudieron tener sus razones para acordar la Alianza con los humanos, pero a pesar de nuestras buenas intenciones, ellos siguen talando los antiguos bosques y saqueando la tierra con sus minas. Lo único que te duele es que sea un Señor de la Sombra el que se haya percatado del nefasto destino al que nos estáis obligando a aceptar.

El hecho de que Manto-de-Helios, un joven aunque respetado Colmillo Plateado, se posicionase tan claramente en contra del liderazgo de su propia tribu desató un vendaval de discusiones, gruñidos, gritos y acusaciones cruzadas entre todos los presentes.

-¡La guerra contra los humanos es inmoral!-, gritó Canción-Oculta intentando hacerse oír entre la multitud. -¡Ellos también son hijos de Gaia!

Crow y Voz-de-Plata se unieron inmediatamente a sus voces de protesta, mientras que Faruq le susurraba algo a Lars al oído. Entretanto, los gritos de la multitud siguieron atronando sin control durante unos largos minutos hasta que uno de los Ancianos se puso en pie dispuesto a hablar. Tenía el aspecto de un hombre bajo y delgado, de un metro sesenta y cinco, y una edad que debía sobrepasar los cincuenta años. Llevaba su pelo moreno extremadamente corto, un bigote bien recortado y cejas muy pobladas. Con una extraña mezcla de rasgos asiáticos y occidentales, su facción estaba dominada por una nariz, que podía ser descrita caritativamente como aquilina, y sus ojos negros eran tan duros como el diamante.

-Soy Jacques Lapointe, Anciano de la tribu de los Contemplaestrellas-, se presentó sin necesidad para respetar las formalidades con un inglés arrastrado por una suave pronunciación francesa. -Espero no sorprender a nadie si califico esta situación como muy deprimente. No creo ni por un momento que el llamado "Sacerdote-de-Gaia" esté más cerca de la mente de la Gran Madre que cualquier otro Garou ambicioso. A lo largo de mi vida he aprendido a reconocer la ambición desnuda cuando la veo, pero me entristece profundamente la presteza con la que tantos de vosotros habéis aceptado como verdad la "iluminación" de Guttooth.

Las sencillas palabras de Jacques hicieron cuestionarse sus intenciones incluso a los Garras Rojas menos impresionables. El Anciano se volvió a sentar, apartando la mirada con sincero pesar y, por un momento, Canción-Oculta tuvo la ingenua esperanza de que el Contemplaestrellas había cortado de raíz las ansias de guerra de muchos Garou. No obstante, un lobo de pelaje pardo rompió el pacífico silencio que se había instaurado entre ellos, con espíritu poco dispuesto a dejarse llevar por la lógica y la razón.

-Me llaman Canción-de-Vida y pertenezco a la tribu Fianna-, gruñó usando el lenguaje Garou. -¿Qué es lo que le ha ocurrido a los grandes defensores de Gaia? El Gran Enemigo y sus cómplices humanos están envenenando y torturando a nuestra madre... ¿y todavía os atrevéis a discutir acerca de si el Sacerdote-de-Gaia tiene razón? ¿No veis cada día a las fábricas humanas escupiendo sus venenos a los cielos y las aguas en la ciudad de la Alianza? ¿No veis a los humanos talando bosques enteros por culpa de su ambición y sus ideas de progreso? ¿Quién se atreverá a negar que los humanos están extinguiendo a miles de especies animales por toda la superficie de Gaia? Me niego a creer que los sabios líderes de nuestras tribus o sus rastreros aduladores ignoran la magnitud de los crímenes cometidos por la humanidad. Entonces, ¿por qué no han hecho nada al respecto si son conscientes de estas atrocidades? Sólo se me ocurren dos posibilidades: o bien han sido corrompidos por el mismo Wyrm o bien tienen miedo a la guerra justa que Gaia nos pide. Por eso, mis hermanos de manada y yo mismo hemos decidido abandonar esta abominación que llamáis Alianza para siempre.

Canción-Oculta observó cómo Crow apretaba los puños de frustración a su lado. Su hermano parecía muy sorprendido por la reacción de Canción-de-Vida, como si no se esperase las palabras de su compañero de tribu. "Aquí se mueve algo más que la tradicional ambición de los Señores de la Sombra", se percató al instante el Philodox. Ahora le parecía obvio que Guttooth había estado reuniendo partidarios entre las otras tribus para hacer una puja por el poder organizada y pública durante el consejo. Eso explicaría las extrañas intervenciones de Manto-de-Helios y Canción-de-Vida. Sin embargo, los conspiradores deberían estar bastante confiados para anunciar sus planes públicamente, pero su número no debería ser lo suficientemente grande como para no intentar ganar nuevos partidarios a su causa al mismo tiempo que minaban la autoridad de los Ancianos del Clan del Pacto.

Canción-Oculta se enfrentaba ante la imperiosa necesidad de rebatir los argumentos de los partidarios de Guttooth y la apremiante urgencia por identificar a todos sus colaboradores. Mientras los Garou que estaban a su alrededor se enzarzaban en discusiones, desafíos y alguna que otra pelea, el alfa de las Cinco Garras de Gaia hizo un gesto para llamar la atención de sus hermanos.

-Fijaros en quiénes apoyan a Guttooth-, les pidió entre susurros para que nos le oyera nadie más que ellos. -Puede que sea importante más tarde-. Aunque intentó que su voz sonase confiada y tranquila, en el fondo de su corazón estaba completamente aterrado.

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