Vancouver, Columbia Británica
26 de mayo de 1994
Faruq miró a su alrededor con ojos cansados, reprimiendo a duras penas el perezoso bostezo que intentaba escaparse de su boca. Estaba de pie, con la espalda apoyada contra la corteza de un árbol, esperando pacientemente. La arboleda parecía tranquila a pesar de las discusiones de la noche anterior. "Seguro que pocos se esperaban un consejo tan animado", pensó con una sonrisa desganada. Crow estaba tumbado en el suelo en forma Lupus, mientras el resto de sus hermanos todavía discutían las repercusiones de la discusión provocada por Guttooth.
-No sé por qué os preocupáis tanto-, les interrumpió tratando de quitar importancia al tema en cuestión. -El Consejo Abierto terminó sin incidentes. Pronto será agua pasada.
-No lo creo-, respondió Lars con voz tranquila. -Guttooth y sus seguidores no se conformarán con una simple discusión bajo la luz de la Selene. Quieren mucho más que eso.
-Hablaron de guerra contra las sanguijuelas y la humanidad-, le apoyó Canción-Oculta. -Algunos incluso propusieron derribar el poder del Consejo de Ancianos sobre el Clan del Pacto.
-Ese es otro asunto que me preocupa-, manifestó Voz-de-Plata. -El Consejo de Ancianos. La mayoría de ellos no les pararon los pies a tiempo a Guttooth y sus compinches. ¿Quiénes intervinieron realmente en la discusión? Jacques Lapointe, Nelson Chang y Padre Isaac. No entiendo por qué lord Abercorn se limitó a cruzarse de brazos.
-No puedo conocer las motivaciones de lord Abercorn-, trató de explicar Canción-Oculta-, pero apostaría que él también se dio cuenta de que los seguidores de Guttooth habían planificado la discusión de antemano y tal vez no quisiera apostar su reputación en una jugada arriesgada. Quizás estuviera haciendo lo mismo que nosotros: identificar a los partidarios de Guttooth para abordarlos por separado.
-¿Y el resto de los Ancianos?-, insistió el Galliard inseguro.
-¡No lo sé, Bobby!-, respondió Canción-Oculta con un suspiro malhumorado. -Hasta ahora, la política de los Garou me parecía sencilla. Los Colmillos Plateados gobiernan, los Señores de la Sombra conspiran y el resto de las tribus se dejan llevar por los roles establecidos, ¿no? Eso es lo normal, ¿verdad? Pero anoche todo se complicó demasiado, al menos desde mi punto de vista. Todavía no tengo claro si Guttooth trabaja para su propio beneficio o si está siguiendo órdenes de Lukasz Kawecki, el líder de los Señores de la Sombra de Vancouver.
-Yo creo que el líder de los Garras Rojas, ese Media Luna llamado Mira-Lejos, sí sabía lo que iba pasar-, intervino Faruq muy a su pesar. -Su tribu lleva milenios exigiendo que se restablezca el Impergium.
-No creo que los Garras Rojas sean los titiriteros de este circo-, negó Voz-de-Plata. -Esto parece demasiado complejo para ellos. Habitualmente, escogen a un alfa de todas sus manadas y ese Garou proclama la vuelta al Impergium. Luego el resto de las tribus de la Nación Garou envían a sus campeones para derrotarlo y obligar a todos los Garras Rojas a volver a su lugar y luego todo vuelve a empezar. Esto parece más complicado, más organizado...
-Más propio de los Señores de la Sombra-, terminó de decir Faruq con una sonrisa traviesa.
-Se acerca alguien-, gruñó Crow levantando de repente la cabeza interrumpiendo su conversación, con las orejas bien alzadas y mirando fijamente en una dirección concreta de la arboleda.
Un tenso silencio se impuso entre ellos, mientras aguardaban pacientemente para ver quién se estaba acercando. Podía ser un amigo, desde luego, pero era más saludable no correr riesgos y estar en guardia. Crow olfateó el aire.
-Es el Protector-, gruñó antes de comenzar a transformarse en humano.
Al igual que el resto de sus hermanos, Faruq se relajó un poco. El Protector del Clan del Pacto era un Ahroun de la Camada de Fenris llamado Destroza-Perdiciones. Era el Garou que les había pedido que lo esperaran aquí. Después de unos largos minutos, vieron aparecer su figura grisácea entre los árboles. Destroza-Perdiciones era un poderoso lobo de fuerte mandíbula y hombros anchos, un digno ejemplar de una estirpe de guerreros famosos.
-Cinco Garras de Gaia-, les saludó el Fenris usando hoscos gruñidos en la lengua Garou.
-Saludos, Protector-, respondió Canción-Oculta con tono humilde, sabiendo perfectamente que el viejo Lupus se tomaba muy a pecho cualquier cosa que pudiese malinterpretar como una ofensa o un desafío.
-Os felicito-, gruñó Destroza-Perdiciones. -En el pasado, habéis demostrado que tenéis la fuerza necesaria para enfrentaros con el peligro y la astucia para reconocerlo. Ahora que la mayoría de vosotros sois Fostern, estáis preparados para ocupar un puesto de mayor responsabilidad entre los Guardianes del Clan del Pacto. Es un gran honor aceptar ese deber.
-Lo aceptamos con mucho gusto, Protector-, respondió el alfa de su manada con el suficiente tacto.
-¿Cuál será nuestra nueva responsabilidad?-, preguntó a su vez Faruq con curiosidad.
Destroza-Perdiciones le gruñó irritado sin ningún disimulo. "De acuerdo, juguemos al lobo bueno", pensó el Ragabash mientras su cuerpo adoptaba la forma Lupus que en los Caminantes Silenciosos tenía aspecto de un cánido de pelaje azabache con cabeza de Anubis. A continuación, Faruq se tumbó boca arriba, mostrando su vientre y el gaznate, como muestra de completa sumisión. Aunque sus hermanos de manada le conocían perfectamente para saber que estaba fingiendo, incluso burlándose del Protector con su falsa representación de sumisión, Destroza-Perdiciones aceptó el gesto del Ragabash dándole únicamente un doloroso mordisco en una de las orejas. Eso hizo que Faruq se incorporase de golpe, mientras maldecía para sus adentros al Fenris. La oreja le escocía si se la hubiesen atravesado con un clavo afilado. Destroza-Perdiciones gruñó de nuevo, aunque esta vez parecía divertido. A continuación se volvió de nuevo hacia Canción-Oculta.
-La Alianza con las sanguijuelas establece que los Garou vigilemos los alrededores de Vancouver para impedir que entren más sanguijuelas en la ciudad sin el permiso del vampiro que gobierna a los suyos. A partir de ahora, las Cinco Garras de Gaia vigilaréis la parte de su ciudad que los humanos llaman New Westminster. ¿Conocéis ese lugar?
-En efecto, Protector-, respondió con educación Canción-Oculta.
-Bien, vigilad sobre todo los caminos humanos, el puente y los parques desde el atardecer hasta después del amanecer. Cazad a todos los fomori que se crucen en vuestro camino. Si podéis capturar con vida a las sanguijuelas que intenten entrar en Vancouver, hacedlo; de lo contrario, no mostréis piedad. En caso de que tengáis problemas contra los que no podáis enfrentaros, informad a las manadas que vigilan los territorios cercanos.
El viejo Fenris se marchó sin despedirse. El mensaje estaba claro y las Cinco Garras de Gaia sabían lo que tenían que hacer. Sin embargo, Faruq estaba convencido de que las cosas no iban a resultar tan fáciles como parecían.
-.-
El territorio que tenían que patrullar estaba bien delimitado por la calle Columbia, el puente Pattullo y el río Fraser al sur, Queen's Park y Glenbrook Ravine Park al oeste y la calle 6ª al norte. Las Cinco Garras de Gaia habían llegado a las cinco de la tarde, para tener tiempo suficiente para familiarizarse con el terreno. Se habían dado cuenta inmediatamente de la cantidad de terreno que les tocaba cubrir, pero en términos generales estaban contentos con la asignación. New Westminster tenía dos grandes parques y suficientes zonas ajardinadas para que cualquier manada de hombres lobo se sintiese cómoda con la asignación. De hecho, la pequeña ciudad, que pertenecía al Distrito Regional del Gran Vancouver, era lo suficientemente acogedora para que cualquiera de ellos se sintiese pronto a sus anchas.
Su manada se movió de un extremo a otro de New Westminster utilizando una furgoneta nueva que pertenecía a Canción-Oculta. El líder de la manada les había explicado que el vehículo era un regalo de un tío suyo llamado Adam, un Pariente al que tenía mucho cariño aunque procurase no hablar mucho de él. A pesar de la movilidad que les proporcionaba la furgoneta Ford Ranger de Canción-Oculta, las Cinco Garras de Gaia también recorrían a veces a pie las calles para comprobar de primera mano que no pasase nada extraño en el territorio que tenían que vigilar.
Desde el principio Faruq se había sentido emocionado por cambiar de aires. New Westminster prometía más entretenimiento que Stanley Park y su nueva responsabilidad suponía un reto más que interesante. De hecho, añadía algo de emoción a sus aburridas vidas. Aunque Canción-Oculta intentó mantener el orden, era evidente que todos ellos compartían la misma euforia recién descubierta. Por su parte, Faruq estaba tan contento que se portó bastante bien con sus hermanos, sin gastarles más bromas que las necesarias.
Después de varias vueltas sin que ocurriese nada destacable, decidieron recorrer a pie el paseo de Glenbrook Ravine Park a eso de las dos de la mañana. Hacía una buena noche a pesar de la fría brisa que soplaba desde la rivera del río. A esas horas no había ni un alma más en el parque y el silencio sólo era roto por los grillos y alguna que otra ave nocturna. Las Cinco Garras de Gaia caminaban en completo silencio, atentos a cualquier sonido extraño. Canción-Oculta y Crow habían adoptado la forma Lupus, mientras que los demás avanzaban con sus formas humanas originales. El plan era que si se topaban con algún testigo humano, pareciesen tres jóvenes sacando a pasear a dos grandes perros. No era un plan brillante, pero al menos daría cierta cobertura para no romper el Velo sin renunciar a los sentidos mejorados del oído y el olfato de sus formas lobunas.
Sus precauciones no cayeron en saco roto, ya que Canción-Oculta se detuvo a la mitad del paseo, con las orejas alzadas y el cuerpo tenso. El alfa miraba con atención a los árboles del margen derecho del camino. Crow no tardó en imitarle. "¡Genial!", pensó Faruq. "¡Ya tenemos problemas el primer día!". El Ragabash miró durante unos segundos a Lars, que asintió en silencio. A continuación, Faruq metió la mano por debajo del abrigo, donde llevaba oculta una afilada estaca hecha aprovechando una gruesa rama caída de uno de los árboles más viejos de Stanley Park. En teoría, la estaca les serviría para inmovilizar a una sanguijuela una vez que la clavasen en su corazón putrefacto, pero Faruq no había esperado probar ese método tan pronto.
De repente, una loba de crines grises salió de su escondite entre la maleza. Tenía manchas blancas y parduzcas a lo largo de su lomo, su cuello y su cabeza. La loba mantuvo inclinada su cabeza y se acercó a ellos despacio. "Falsa alarma", suspiró Faruq aliviado mientras dejaba la estaca de madera dentro de su abrigo. Crow y Canción-Oculta permanecieron alertas de todos formas y el resto de las Cinco Garras de Gaia salvo el Ragabash siguió su ejemplo.
La loba por su parte se transformó en una hermosa mujer morena de unos veinte años y baja estatura. Su piel era extremadamente pálida, casi cenicienta, su cabello marrón no llegaba a rozar sus hombros y sus ojos tenían una tonalidad completamente grisácea. La joven se estaba completamente desnuda, sin mostrar pudor alguno. Durante unos instantes, Faruq pudo apreciar la belleza de su cuerpo salvaje y fuerte, así como sus rasgos más femeninos. Una sonrisa tímida y alegre apareció en los labios oscuros de la joven, lo que hizo que el corazón del Caminante Silencioso latiera con fuerza.
-Mi nombre es Illana-, se presentó la joven despacio. Sus palabras traían consigo el sonido de tierras lejanas y distantes. -No vengo a haceros daño.
-No huele a Wyrm-, anunció Lars en voz alta.
-Yo soy Faruq-, respondió él dando un paso adelante mientras le ofrecía su mano y adoptaba su mejor sonrisa. -Es un placer conocerte.
-¡Es una vampira!-, gruñó Canción-Oculta justo cuando su hermano le iba a dar la mano a la desconocida.
Desde el principio Faruq se había sentido emocionado por cambiar de aires. New Westminster prometía más entretenimiento que Stanley Park y su nueva responsabilidad suponía un reto más que interesante. De hecho, añadía algo de emoción a sus aburridas vidas. Aunque Canción-Oculta intentó mantener el orden, era evidente que todos ellos compartían la misma euforia recién descubierta. Por su parte, Faruq estaba tan contento que se portó bastante bien con sus hermanos, sin gastarles más bromas que las necesarias.
Después de varias vueltas sin que ocurriese nada destacable, decidieron recorrer a pie el paseo de Glenbrook Ravine Park a eso de las dos de la mañana. Hacía una buena noche a pesar de la fría brisa que soplaba desde la rivera del río. A esas horas no había ni un alma más en el parque y el silencio sólo era roto por los grillos y alguna que otra ave nocturna. Las Cinco Garras de Gaia caminaban en completo silencio, atentos a cualquier sonido extraño. Canción-Oculta y Crow habían adoptado la forma Lupus, mientras que los demás avanzaban con sus formas humanas originales. El plan era que si se topaban con algún testigo humano, pareciesen tres jóvenes sacando a pasear a dos grandes perros. No era un plan brillante, pero al menos daría cierta cobertura para no romper el Velo sin renunciar a los sentidos mejorados del oído y el olfato de sus formas lobunas.
Sus precauciones no cayeron en saco roto, ya que Canción-Oculta se detuvo a la mitad del paseo, con las orejas alzadas y el cuerpo tenso. El alfa miraba con atención a los árboles del margen derecho del camino. Crow no tardó en imitarle. "¡Genial!", pensó Faruq. "¡Ya tenemos problemas el primer día!". El Ragabash miró durante unos segundos a Lars, que asintió en silencio. A continuación, Faruq metió la mano por debajo del abrigo, donde llevaba oculta una afilada estaca hecha aprovechando una gruesa rama caída de uno de los árboles más viejos de Stanley Park. En teoría, la estaca les serviría para inmovilizar a una sanguijuela una vez que la clavasen en su corazón putrefacto, pero Faruq no había esperado probar ese método tan pronto.
De repente, una loba de crines grises salió de su escondite entre la maleza. Tenía manchas blancas y parduzcas a lo largo de su lomo, su cuello y su cabeza. La loba mantuvo inclinada su cabeza y se acercó a ellos despacio. "Falsa alarma", suspiró Faruq aliviado mientras dejaba la estaca de madera dentro de su abrigo. Crow y Canción-Oculta permanecieron alertas de todos formas y el resto de las Cinco Garras de Gaia salvo el Ragabash siguió su ejemplo.
La loba por su parte se transformó en una hermosa mujer morena de unos veinte años y baja estatura. Su piel era extremadamente pálida, casi cenicienta, su cabello marrón no llegaba a rozar sus hombros y sus ojos tenían una tonalidad completamente grisácea. La joven se estaba completamente desnuda, sin mostrar pudor alguno. Durante unos instantes, Faruq pudo apreciar la belleza de su cuerpo salvaje y fuerte, así como sus rasgos más femeninos. Una sonrisa tímida y alegre apareció en los labios oscuros de la joven, lo que hizo que el corazón del Caminante Silencioso latiera con fuerza.
-Mi nombre es Illana-, se presentó la joven despacio. Sus palabras traían consigo el sonido de tierras lejanas y distantes. -No vengo a haceros daño.
-No huele a Wyrm-, anunció Lars en voz alta.
-Yo soy Faruq-, respondió él dando un paso adelante mientras le ofrecía su mano y adoptaba su mejor sonrisa. -Es un placer conocerte.
-¡Es una vampira!-, gruñó Canción-Oculta justo cuando su hermano le iba a dar la mano a la desconocida.
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