lunes, 4 de marzo de 2013

ERGUIDO-CUAL-MONTAÑA (4 - 3)


Ellensburg, Washington (EE.UU.)
14 de abril de 1993

No pudieron prever que su enemigo liberaría su pie tan rápido de la presa del Philodox. La dentellada que le dio a continuación se llevó consigo un buen trozo de carne a la altura del brazo. Crow maldijo entre dientes su despiste y trató de superar el latigazo de dolor que amenazaba con dejarlo aturdido y, por lo tanto, indefenso en la peligrosa situación en que se encontraban. Cuando usó su garra sana para golpear la cabeza de su enemigo, el Crinos de pelaje verdoso soltó su presa al mismo tiempo que retrocedía con agilidad para no recibir el golpe.

Canción-Oculta aprovechó su oportunidad para volver a golpear con sus garras el lomo de la criatura, abriendo una fea herida de la que manó un pequeño torrente de pus pero nada de sangre. El olor a putrefacción y enfermedad era muy intenso. Su enemigo volvió a aullar como un demente furioso.

-¡Auuuuu! Os mataré por abandonarme. Os mataré por abandonarme. ¡Auuuuuuuuu!

Crow ladró amenazador y se abalanzó contra él, haciendo girar su brazo como si se tratase de una enorme maza. Canción-Oculta dio dos pasos para volver a situarse a la espalda de su enemigo y a continuación se lanzó en una corta carrera para volver a morderle la pierna. La criatura había estado esperando precisamente ese movimiento, por lo que se apartó justo a tiempo para evitar que el Colmillo Plateado volviese a aferrarle el tobillo con sus fauces. Sin embargo, Crow había previsto a su vez esa cadena de movimientos. Cogió el brazo derecho de su enemigo con su garra sana y lo despedazó. La extremidad se desprendió por completo con un pequeño crujido seguido de un chapoteo fluido y cayó al suelo chorreando más pus. El hedor comenzaba a ser insoportable.

-Muy astutos, muy astutos-, ladró el Crinos de pelaje verde. -¡Auuu!

"¡Ahora ya eres nuestro, hijo de puta!", pensó el Fianna. No tuvo mucho tiempo para recrearse en semejantes ideas, puesto que un doloroso ramalazo acuchilló su tobillo cuando algo se le clavó violentamente en el pie. El Ahroun ladró involuntariamente de dolor y retrocedió un paso mientras observaba incrédulo cómo le estaba atacando el brazo que acaba de arrancar a su enemigo.

-¡Auuuuuuu! ¡Os mataré a todos!-, continuó aullando la criatura mientras se revolvía contra Canción-Oculta.

Afortunadamente, el resto de su manada intervino en ese momento en la pelea. Voz-de-Plata apareció  justo a tiempo para inmovilizar el brazo restante del Crinos de pelaje verde, mientras Lars atrapaba su vientre con sus fuertes brazos para intentar tirarlo al suelo. Los tres se tambalearon como si fuesen un trío de borrachos que tratasen de mantenerse en pie inútilmente. Canción-Oculta desequilibró definitivamente la balanza al chocar violentamente contra la criatura.

Crow apenas era consciente  de cómo les iba las cosas a sus hermanos, ya que estaba tirado en el suelo, intentando atrapar el brazo inhumano que trepaba por su pierna clavándole sus afiladas garras en el proceso. "¡Que no llegue a los huevos! ¡Qué no llegue a los huevos!, pensó el Ahroun desesperado. Una sombra furtiva apareció de improviso y, con un movimiento extremadamente rápido, atrapó el brazo con una de sus oscuras garras y lo arrojó bien lejos, como si de una serpiente peligrosísima se tratase. Crow agradeció la ayuda de Faruq con un inmenso suspiro de alivio. El Caminante Silencioso empezó a decir algo, pero sus palabras quedaron ahogadas por un nuevo y escalofriante aullido procedente de la criatura:

-¡Auuuuuuuuu! ¡No te follarás a Kate, Voz-de-Mierda! ¡Ella es mía! ¡Aaauuuuu, aauuuuuuuuu!

La criatura se alzó con fuerzas renovadas irguiéndose sobre sus hermanos, cogiéndolos por sorpresa. Incluso Faruq y Crow se quedaron con la boca abierta. "¿Es Randolph?", se preguntó el Ahroun estúpidamente. "¿Qué diablos le ha pasado?"

-¡No lo soltéis, joder!-, ladró Canción-Oculta.

La orden del alfa de su manado sacó a Crow de su estupefacción. Seguido de cerca por Faruq, se estrelló contra la criatura con todas sus fuerzas, derribándola de nuevo al suelo. El resto de sus hermanos, salvo el Caminante Silencioso, cayeron sobre ella, inmovilizándola con sus propios cuerpos y clavando sus garras una y otra vez. Su enemigo no dejó de aullar en ningún momento.

-¡Os mataré! ¡Voy a matar a las Cinco Garras de Gaia! ¡Auuuuuuu!

Crow no se detuvo a lamentarse por sus actos. Ya tendría tiempo para asumir lo que acababa de pasar cuando la criatura dejase de moverse. Sin embargo, tal cosa no ocurrió. El Crinos de pelaje verde ignoró los destrozos de su cuerpo y siguió luchando como si no sufriese realmente a causa de las terribles heridas que mostraba su cuerpo.

-¡Crow, arráncale la cabeza!-, gritó Lars desesperado.

El Fianna soltó el brazo y caminó unos pasos. Faruq estaba de pie cerca de ellos, inmovilizando con cuidado el brazo arrancado que seguía moviéndose como si tuviese vida propia. Crow cortó con sus garras el cuello de la criatura y luego agarró su cabeza con ambas manos. "Lo siento, Randolph", le dijo en silencio antes de tirar con todas sus fuerzas. Al principio notó la resistencia natural del cuerpo y los crujidos de las vértebras al partirse por la presión a la que estaban siendo sometidas. Luego sintió más que escuchó la piel desgarrándose y al final notó cómo la cabeza se desprendía lentamente del cuerpo del Morador de Cristal. Con un movimiento casi perezoso, dio un último tirón seco para arrancarla del todo, provocando un ruido semejante al de una tela al ser desgarrada. El hedor a pus era ahora completamente asfixiante e indescriptible.

-¡Bravo, Crow! ¡Auuuuuuuuu!-, aulló Randolph burlón.

La cabeza siguió aullando a pesar de estar completamente separada del cuerpo que seguía sacudiéndose sin control en el suelo. Crow contempló con auténtico horror cómo sus hermanos luchaban contra el cuerpo del cadáver, hiriéndole muchas veces sin resultado alguno. Cuando miró con incredulidad la cabeza que acaba de arrancar, un par de ojos enloquecidos le devolvieron la mirada. La cabeza saltó de entre sus manos con vida propia, hundiendo dolorosamente sus colmillos en la carne de su hombro, a pocos centímetros de su cuello desprotegido. El Fianna cayó de espaldas al suelo, intentando aferrar la cabeza que trataba de arrancarle toda la piel a dentelladas.

-¡Arrancadle el corazón!-, gritó Faruq.

-¡Y cortadlo en pedazos si hace falta!-, intentó hacerse oír también Canción-Oculta.

El Fianna clavó profundamente sus garras en los ojos de la criatura, hundiéndolas hasta llegar al cerebro. Sin embargo, la cabeza continuó intentando morderle con todos los medios a su alcance:

-¡Auuuuuu! ¡Auuuuuuuuuu! ¡Auuuuuuuuuuuuu! ¡Auuuuuuuuuuuuuu!

Los aullidos estaban volviendo loco al Fianna. Su estridente cadencia taladraba los tímpanos de sus oídos. Al final, Crow optó por arrojar la cabeza del Crinos al aire. "¡Cuanto más lejos, mejor!", pensó mientras la vio desaparecer en la oscuridad de la noche. Seguía escuchando los aullidos de la criatura, pero ahora estaban lo bastante lejos para darle un respiro. El Ahroun se volvió hacia sus hermanos para evaluar la situación.

Las Cinco Garras de Gaia habían despedazado el cuerpo de Randolph, arrancándole el brazo que le quedaba, así como sus patas y el corazón. Sin embargo, no habían tomado la decisión más acertada. Cada parte que arrancaban del cuerpo de su enemigo cobraba vida propia y les atacaba como podía según los medios a su alcance. En lugar de enfrentarse a un único adversario, estaban creando más enemigos sin darse cuenta.

-¡Auuuuuu! Crow, Crow, Crow, Crow. ¡Auuuuuuuuuu!-, los aullidos se estaban acercando de nuevo.

-No hay forma de matar a esta cosa-, gritó Faruq. -¿Alguna idea brillante?

-No-, ladró Lars a duras penas.

-Entonces tenemos que huir-, anunció Canción-Oculta mientras aplastaba con sus manos un brazo de su enemigo contra el suelo.

-¡No!-, aulló desesperado Voz-de-Plata. -¡No podemos abandonar otra vez a Randolph!

-¡Auuuuuu! ¡Auuuuuuuuuu! ¡Auuuuuuuuuuuuu! ¡Auuuuuuuuuuuuuu!

Crow se volvió aterrado en la dirección en la que procedían los aullidos. La cabeza de Randolph estaba rodando por el suelo, acercándose lenta pero inexorablemente a ellos. A pesar de lo mucho que le jodiese la idea de perder cualquier competición y, sobre todo un combate como este, el Ahroun se dio cuenta de que no podían ganar. Tal vez hubiera una forma de derrotar a la criatura en la que se había convertido Randolph pero estaba claro que ninguno de ellos la conocía. Tragándose su orgullo, ladró las únicas palabras que se le ocurrieron en ese momento:

-Canción-Oculta tiene razón. ¡Tenemos que irnos!

-¡No por favor!-, suplicó el Galliard. -¡No hagamos eso!

-¡Vámonos! ¡Corred!-, ordenó tajante Canción-Oculta después de arrojar el brazo lejos de él y coger el CD que había dejado anteriormente en el suelo.

El Fianna podía comprender perfectamente la frustración y el dolor del Galliard, pero aun así tiró de él para sacarlo cuanto antes de la pelea. Voz-de-Plata se resistió al principio, aunque acabó cediendo sin mirarlo a los ojos. Los cinco Garou se alejaron de los aullidos que seguían resonando detrás suyo.

-¡Os mataré! ¡Os mataré! ¡Auuuuuuuuuuuuu! ¡Auuuuuuuuuuuuuu!

Voz-de-Plata y Crow fueron los últimos en subirse a la autocaravana. El Fianna tuvo a tiempo a ver unos brazos reptando a gran velocidad por la hierba, seguidos por una cabeza rodante. Pequeños trozos de hueso, costillas y fémures, también se arrastraban con vida propia hacia ellos. Lars, sentado en forma humana en el asiento del conductor, intentó arrancar sin éxito el vehículo. El siguiente intento consiguió encender el motor del vehículo y la autocaravana se alejó a toda velocidad en mitad de la noche.

-.-

-¿Y ahora qué?-, preguntó Crow rompiendo el silencio. Estaba sentado en el pasillo intentando asimilar la terrible experiencia por la que acababan de pasar. Voz-de-Plata había sanado la mayor parte de sus heridas físicas, pero no podía hacer nada para aliviar los sentimientos encontrados que batallaban en su corazón.

Se habían alejado un par de kilómetros y finalmente habían detenido la autocaravana fuera de la carretera para atender sus heridas. Hasta que Crow hizo la inevitable pregunta, todos habían permanecido en silencio, demasiado afectados para hablar.

-Tenemos que volver y hacer algo-, murmuró Voz-de-Plata.

-¿Hacer qué exactamente?-, preguntó a su vez Canción-Oculta. El tono irritado de su voz decía mucho del estado de ánimo del Philodox.

-¿Y si utilizamos fuego?-, intervino Faruq. -Funciona con las sanguijuelas...

-También funciona cortarles la cabeza y a Randolph no pareció importarle mucho-, comentó el Fianna.

-¿Tienes otra idea mejor?-, respondió el Ragabash.

-Creo que la idea de Faruq podría funcionar-, asintió Lars.

-Empieza a sonar a algo remotamente parecido a un plan-, reconoció Canción-Oculta recuperando una parte de sus fuerzas. -Si queréis intentarlo, lo haremos. Buscaremos y quemaremos todos los trozos de Randolph para darle la paz y el descanso que el Wyrm le ha negado.

-Heigkserg dijo que los fomori que fabricaban no duraban mucho tiempo. Tal vez muera por sí solo si lo dejamos a su suerte...-, aventuró Voz-de-Plata.

-¿Quieres arriesgarte a que mate a personas inocentes?-, preguntó Crow. - ¿No, verdad?

-No-, reconoció finalmente el Galliard tras un tenso silencio.

-También deberíamos quemar el edificio auxiliar-, continuó diciendo el Ahroun. -Hacerlo arder hasta los cimientos para destruir el laboratorio y los cuerpos de todas sus víctimas. Hay que arrasarlo.

Sus hermanos asintieron de inmediato. La idea no era nueva y ya habían hablado de ella poco después de escapar del laboratorio, pero ahora el deseo de venganza y la rabia ardían en igual medida en todos ellos, haciendo más atractiva que nunca la necesidad de destruir de algún modo la obra de los agentes del Wyrm.

-¿Y qué hacemos con los científicos que ayudaban a Heigkserg?-, preguntó Voz-de-Plata.

-No podemos tener piedad con ellos-, respondió con frialdad Canción-Oculta.

-Sí, hay que ajusticiarlos-, asintió Crow inmediatamente.

-No nos dará tiempo a hacerlo-, intervino el Theurge. -Sólo nos quedan tres o cuatro horas de noche, a lo sumo.

-Entonces tendremos que aprovecharlas-, respondió Canción-Oculta. -Uno o dos de nosotros tendrán que volver a Ellensburg con la autocaravana, colarse en la Umbra en las viviendas de esas personas y llevarles la justicia de Gaia.

-Yo lo haré-, respondió Faruq sombrío.

-¿Estás seguro?-, preguntó el alfa.

-Sí, será fácil. Aunque hiciesen esos experimentos inhumanos, no dejan de ser personas normales y corrientes. Acabaré con ellos antes de que termine la noche. Vosotros... vosotros haced lo que sea necesario con Randolph.

-.-

Ellensburg, Washington (EE.UU.)
14 de abril de 1993

Cuando Helios reinó ardiente sobre la línea del horizonte, la manada ya había hecho todo lo que tenía que hacer. Encontraron algunos restos de Randolph en la carretera que conducía al James Harkson Medical Centre, como si la criatura en la que se había convertido el Morador de Cristal hubiese sabido desde el principio que volverían a buscarle. Entre los cuatro, inmovilizaron la cabeza y los brazos, que siguieron ofreciendo una feroz resistencia, les echaron el alcohol de una botella de whisky que Randolph y Kate guardaban en la autocaravana y les prendieron fuego. Tras unos angustiosos segundos arrastrándose envueltos en llamas, esas cosas dejaron de moverse y se consumieron mientras liberaban un humo apestoso. La cabeza de Randolph no dejó de aullar enloquecida hasta que el fuego la redujo completamente a cenizas. Crow no olvidaría nunca esos aullidos escalofriantes y desquiciados, tan parecidos a los de las Banshee de las que le había hablado su padre cuando había sido un niño díscolo.

Satisfechos con su éxito, la manada buscó por parejas más restos en los alrededores y les aplicaron el mismo procedimiento. Tardaron más de una hora en encontrarlos y quemarlos todos, pero al final tuvieron éxito. A continuación pasaron a la segunda fase de su plan. Volvieron a entrar en la Penumbra para entrar en el edificio auxiliar. Luego, provocaron seis incendios descontrolados en su interior, dos en cada planta. Lars lo había considerado excesivo, pero ni Canción-Oculta ni Crow dieron su brazo a torcer en este asunto. Al final, volvieron a caminar de lado para regresar a la Umbra y recorrieron en forma Lupus los kilómetros que les separaban del lugar en el que iban a reunirse con Faruq.

El Caminante Silencioso apareció a la hora acordada. Cuando le preguntaron si había hecho su parte, les respondió muy lacónico que "nadie volvería a encontrar a los científicos y sus ayudantes" y se echó a dormir en un rincón de la autocaravana. Voz-de-Plata hizo lo mismo, mientras Canción-Oculta, Lars y Crow se turnaban para conducir por la interestatal de vuelta a casa. Habían decidido abandonar la autocaravana en un área de servicio cuando estuviesen cerca de Seattle después de dar un entierro digno al cadáver de Kate. Voz-de-Plata debía encargarse de tratar de ponerse en contacto con la tía de Kate para darle la mala noticia y compartir con ella el sentido pésame de toda la manada. Era todo lo que podían hacer por su familia.

Crow daba vueltas al CD que sostenía en sus manos mientras Canción-Oculta conducía de vuelta a Vancouver. "Hemos pagado un alto precio por esto", pensó sombrío. "Espero que la información que obtuvimos en el James Harkson y la que guarda este disco venguen con creces las muertes de Kate y Randolph Sigue el Rastro."

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