Vancouver, Columbia Británica
25 de mayo de 1994
25 de mayo de 1994
Sentado en forma humana sobre la hierba, Crow observó con absoluta fascinación cómo resplandecía Selene en la oscuridad de la noche. En esos momentos sentía una extraña mezcla de emociones pugnando entre sí en su interior. En el fondo de su corazón, sabía que debía sentirse extremadamente orgulloso por los logros de sus hermanos y el reconocimiento que el resto de la Nación Garou les ofrecía, pero había una pequeña parte de su ser que se resistía ante la mismísima idea de quedar rezagado ante el ascenso de posición de los suyos. "¡No es justo!", se lamentó una vez más con un largo suspiro. "¿Por qué ellos y yo no?"
La jerarquía de la sociedad Garou era bastante simple. Cada hombre lobo tenía una serie de responsabilidades mediante su auspicio lunar, obedecía al alfa de su manada y realizaba las tareas que les encomendaban los los líderes de su clan y tribu. Sin embargo, existían una serie de rangos intermedios entre los jóvenes Cliath y los Ancianos, que juzgaban la valía personal de cada persona dentro de la sociedad Garou. Además de los beneficios que otorgaba este reconocimiento social, los espíritus también compartían los dones espirituales más poderosos que conocían con los hombres lobo que demostraban ser famosos por sus habilidades bélicas, su honor personal y su sabiduría. Crow había sobresalido en las primeras desde que superó su rito de iniciación, pero no pudo destacar en las dos últimas, mientras que Canción-Oculta y Lars lo habían conseguido el verano pasado y Voz-de-Plata lo haría durante el consejo que tendría lugar esa misma noche. Parecía que él estaba condenado a compartir el mismo rango social que Faruq, un simple Ragabash.
Crow no entendía por qué los Ancianos creían que aún no estaba preparado para dejar de ser un Cliath y convertirse en un Fostern. ¿No había sido el mejor luchador de la manada de las Cinco-Garras-de-Gaia? ¿Acaso no se había arrojado sin mostrar nunca miedo contra los esbirros del Wyrm? ¿No había rescatado a los mellizos Worrell cuando fueron secuestrados? ¿No había puesto fin a los crímenes de Rapta Pañales o con la retorcida criatura en la que se había convertido Randolph Sigue-el-Rastro? Si no fuera por él, la mayoría de los clanes de la Nación Garou seguirían ignorando los peligros que suponía Pentex y sus malditas multinacionales y corporaciones. Entonces, ¿por qué no reconocían de una vez sus logros?
"Calma, calma", se dijo con otro suspiro. La frustración daba fuerzas renovadas a la rabia que sentía en su interior en noches como aquella, cuando la hermosa Selene mostraba completamente su faz de Luna Llena. Canción-Oculta le había aconsejado que tuviera paciencia, explicándole que la sociedad Garou estaba llena de hombres lobos ansiosos de gloria y combates. Incluso para un buen Ahroun como él iba a ser difícil destacar al principio de su vida con tanta competencia. "Sé paciente y deja que los Ancianos vean que tienes cabeza además de músculo. Entonces ascenderás como la espuma", le había dicho el Philodox intentando reconfortarlo. Crow sabía que no era un mal consejo, pero también sentía que era difícil ser paciente cuando iba viendo cómo ascendían de posición casi todos sus hermanos.
Intentó dejar escapar la frustración con un nuevo suspiro. "Al menos nadie podrá negar mis méritos cuando llegue el momento adecuado", pensó con una pequeña sonrisa en los labios. Tal vez él no hubiera podido estar junto a sus hermanos cuando tuvieron que enfrentarse al frío del Gran Wendigo y hacerse con el meteorito donde estaba encerrado Narlthus, pero su nombre se había vuelto muy famoso desde que su manada difundió los secretos que habían descubierto acerca de Pentex. Las compañías del Wyrm habían sufrido pequeños asaltos de lo que los medios de comunicación llamaban grupos ecoterroristas, lo que sin duda obligaría a los ejecutivos de Pentex a reducir sus fuerzas en el Amazonas para defender sus instalaciones por todo el mundo. No obstante, el misterioso grupo Garou conocido como los Saboteadores desveló poco después que Pentex estaba dirigida por una Junta Directiva y que habían logrado identificar y eliminar a tres de sus miembros: Elliot Meiche, Robert Allred y Frederick Kromrich. "1993 no ha sido un buen año para esos bastardos", pensó con una abierta sonrisa.
Unas pisadas a su espalda le sacaron de su ensoñación. Miró hacia las sombras nocturnas que habitaban bajo los árboles con precaución, pero bajó rápidamente la guardia cuando distinguió los rasgos familiares de Voz-de-Plata. Su hermano llegó hasta él después de unos pocos minutos y le tendió la mano para ayudarle a levantarse.
-¿No quieres venir al Consejo Abierto?-, le preguntó con una alegre sonrisa. Era imposible enfadarse durante mucho tiempo con el Galliard y Crow lo maldijo por tener ese efecto sobre él. Sin embargo, le devolvió la sonrisa de mejor humor.
-No me lo perdería por nada del mundo. ¡Te hecho una carrera!-, dijo echando a correr antes de que Voz-de-Plata se recuperase de la sorpresa.
-.-
Como en todos los Consejos Abiertos, los Garou de Vancouver se habían ido reuniendo en torno al Arco del Leñador en pequeños grupos y manadas, esperando a la señal que daría comienzo a la reunión. El ambiente era jovial y animado. Aunque los Garou se habían reunido en pequeños grupos, cualquiera diría por el volumen de sus conversaciones que habían acudido a Stanley Park doscientos de ellos. Crow llegó el primero al lugar de reunión y caminó entre los asistentes saludando a muchos de ellos mientras trataba de recuperar la respiración. Voz-de-Plata tardó unos minutos más en llegar, pero tuvo la fortuna de encontrar primero a sus hermanos de manada. "Da igual. Gané", pensó el Fianna mientras se acercaba él también a los suyos.
Habían llegado justo a tiempo, porque las conversaciones fueron disminuyendo su intensidad, hasta convertirse en pequeños murmullos que no tardaron en desaparecer. Todos los presentes se acercaron para contemplar a un lobo de pelaje gris pardo, hombros anchos y mandíbula corta que se estaba acercando a los Ancianos, que habían formado un círculo alrededor del Arco del Leñador. El resto de los Garou también formaron círculos concéntricos a su alrededor, respetando una jerarquía bien visible donde los más sabios y fuertes ocupaban los círculos internos y los más jóvenes tenían que quedarse en los exteriores.
Crow conocía muy bien al lobo. Era un Galliard Wendigo que ocupaba el cargo de Maestro del Aullido del Clan del Pacto. Voz-de-Trueno alzó su cabeza y emitió un poderoso aullido que se debió escuchar por todo Stanley Park y más allá.
-¡Acudid, tribus del Clan del Pacto! Volved a estas sagradas tierras. Honremos a los espíritus y celebremos nuestra fuerza. Venid, venid."
Todos los Garou presentes comenzaron a adoptar formas lobunas y unieron docenas de voces a la suya, lo que creó una cacofonía de diferentes tonalidades y volúmenes. Aunque Crow había acudido a innumerables Consejos en Vancouver desde que se había unido a la manada de las Cinco Garras de Gaia, siempre tenía la sensación de que todos los Garou del mundo habían elegido reunirse en Stanley Park durante la celebración de los Consejos. Su corazón empezó a latir con fuerza anticipándose al desarrollo del rito.
Una vez que cesaron los aullidos, un hombre adoptó la forma Homínida y salió de la multitud con porte orgulloso. Tenía una estatura media y un complexión delgada, pero sus movimientos eran rápidos y seguros. Pasó junto a otros Garou sin mirarles siquiera, manteniendo la frente alta y soberbia. Odia-la-Luz-de-Helios era un Theurge con una reputación siniestra incluso en una tribu mezquina como la de los Señores de la Sombra, pero había logrado alcanzar el cargo de Invocador del Kaos del Clan del Pacto y cumplía magníficamente sus funciones.
-Ved el poder de Cuervo-, les dijo con una voz firme que no admitía discusión. -Sus alas se despliegan sobre todo el túmulo, protegiéndolo de nuestros enemigos. Ved la aguda visión de sus ojos, que otean desde las alturas del Reino Etéreo. Sentid su esencia manando sobre esta tierra sagrada para rejuvenecerla. Los cobardes pueden temblar al sentir su proximidad, pero nosotros, sus hijos espirituales, fuimos elegidos para honrarle. ¡Seguidme! ¡Busquemos al Tótem del Clan del Pacto más allá de la Sombra de Terciopelo para entregarle el tributo debido!
Todos los presentes aullaron su conformidad. Algunos utilizaron pequeños espejos y cristales que llevaban consigo, pero la mayoría corrieron hacia las pequeñas lagunas de Stanley Park, para buscar su reflejo en la superficie de las aguas iluminadas únicamente por Selene y caminar de lado hacia la Penumbra. Una vez al otro de la Celosía, los Theurge se reunieron para invocar un avatar de Cuervo. Su hermano Lars se unió a las demás Lunas Crecientes, entre las que se encontraban Favorito-de-Cuervo, Odia-la-Luz-del-Helios y el líder de los Moradores de Cristal de Vancouver, Roger Daly. Mientras los Theurge realizaban sus rituales de invocación, el resto de los Garou del Clan del Pacto participaron a su manera entregando sus ofrendas a Cuervo y cantando hermosas canciones en su honor. El Tótem no apareció de inmediato, aunque debía estar muy cerca, escondido en algún lugar de los bosques espirituales que albergaba el gran túmulo.
-¡Buscad a Cuervo!-, gritó Odia-la-Luz-de-Helios. -¡Encontradlo!
Como solían hacer en casos como este, las manadas que formaban parte del Clan del Pacto se dispersaron rápidamente para encontrar al Tótem. Decenas de figuras lobunas se dispersaron por el reflejo umbral de Stanley Park al mismo tiempo. Crow corrió junto a sus hermanos con la vana esperanza de encontrarlo antes que nadie. Una vez Lars le había explicado que Cuervo encontraba divertido aquel juego y solía practicarlo cuando menos lo esperaban los Theurge que trataban de invocarlo. También le había asegurado que los Garou que encontrasen al espíritu oculto solían verse "bendecidos" durante toda una luna por el Tótem del Clan del Pacto. Así pues, las Cinco Garras de Gaia corrieron de un lado a otro buscando a Cuervo por todos los lugares que se les ocurrieron.
No había pasado ni una hora cuando un aullido anunció al resto de los Garou que un Señor de la Sombra llamado Rompe-Montañas-de-Cristal había encontrado al esquivo espíritu. Las manadas acudieron al claro del que procedían los aullidos desde todas las direcciones. Efectivamente, Cuervo estaba allí. Sus plumas negras cubrían la noche y su prole espiritual sobrevolaba las cabezas de los hombres lobo reunidos mientras graznaba cosas incomprensibles. Crow observó maravillado al Tótem del Clan del Pacto y, durante unos largos segundos, creyó que la mirada penetrante y sabia del gran espíritu se posaba sobre él.
Odia-la-Luz-de-Gaia se adelantó a los líderes de las tribus, postrándose ante el Tótem para mostrarle su respeto.
-Oh, Gran Cuervo, protector del túmulo del Clan del Pacto, sabio artífice del engaño, descubridor de oscuros secretos, guardián de los enigmas perdidos y señor de la astucia. Te honramos y te alabamos. Recoge de nosotros lo que es tuyo y protege una vez más este sagrado lugar. Acepta nuestras humildes ofrendas y bendice nuestras obras al servicio de Gaia.
Crow intentó ocultar el gesto de desagrado que le produjo el pomposo discurso de Odia-la-Luz-de-Helios. Sin embargo, el Tótem no compartió sus rechazo, sino que extendió sus alas negras como la noche y alzó el vuelo, alejándose silenciosamente de ellos. Inmediatamente después, Voz-de-Trueno inició un aullido solemne de despedida al que se sumaron todos los Garou presentes hasta que el espíritu desapareció por completo en la negrura de la Umbra. Cuando terminaron de honrar a Cuervo, los hombres lobo se reunieron también con los tótems de sus manadas y con otros espíritus importantes que habían acudido al Consejo del Clan del Pacto. Como siempre, Lars desapareció en ese momento para escuchar las demandas de los espíritus e interceder por ellos cuanto pudo. Por su parte, el resto de las Cinco Garras de Gaia formaron un pequeño círculo alrededor de Uktena y compartieron pequeños secretos con el tótem de su manada para honrarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario