Alrededores de la mina de uranio
6 de marzo de 1992
Los aullidos de dolor de la manada fueron un breve bálsamo para Canción-Oculta. Las historias que había escuchado desde que era un débil cachorro en casa de sus tíos lo habían preparado para enfrentarse a los terrores innombrables que podía lanzar el Wyrm contra él. Sin embargo, no le habían preparado para afrontar la idea de la muerte de un amigo y un hermano de manada. No recordaba ninguna historia o canción que le ayudara a aliviar el sufrimiento que le invadía en esos momentos. Debían existir muchas, cierto, pero ninguna sería tan personal e íntima como el dolor que lo atormentaba en esos momentos.
Otra de los padecimientos que había tenido que soportar había sido la aparición de la voz que sólo él parecía ser capaz de escuchar. Normalmente, era apenas un lejano murmullo que podía ignorar con facilidad y sólo ganaba cierta fuerza cuando se encontraba nervioso por alguna razón. No obstante, en la mina había cobrado una consistencia inusitada. Él sabía que no había palabras humanas o Garou capaces de describir la experiencia. La voz le había tentando con una malsana curiosidad por explorar los rincones más oscuros de aquel mal primigenio. Su intensidad había sido abrumadora y el joven Colmillo Plateado se había visto obligado a usar su fuerza de voluntad para no rendirse a los caprichos de aquella voz tormentosa.
Canción-Oculta se deshizo de dichos recuerdos, temiendo que la voz presintiese su debilidad y volviese a hacer acto de presencia. Se hallaban en un momento crítico y sus hermanos lo necesitaban más que nunca. Tenía que ponerlos en movimiento si querían sobrevivir para vengar a Mata-Parientes. "Maldito seas!", maldijo en silencio. "¿Por qué has tenido que dejarnos en esta situación?"
-Debemos irnos-, empezó a decir, llamando la atención de sus hermanos. Su voz estaba quebrada pero fue ganando firmeza poco a poco. -Sé que todos hemos sufrido grandes heridas y padecimientos, pero no ayudaremos a nadie, y menos a nosotros mismos, si nos quedamos para siempre en estos bosques.
-¿Qué hacemos?-, preguntó Lars inseguro.
-Seguiremos con el plan original. Volveremos al Clan del Lobo Invernal y les contaremos todo lo que hemos averiguado aquí. Cuando les hablemos de Narlthus, no tendrán más remedio que intervenir para impedir que los sicarios del Wyrm liberen a su enemigo ancestral.
-Tenemos cierto tiempo...-, respondió Faruq con un murmullo.
-¿Por qué lo dices?-, le preguntó con un gruñido Voz-de-Plata. La muerte de Mata-Parientes lo mecía entre una profunda tristeza y la furia de su propia rabia exigiendo venganza.
-Antes de que todo se jodiera, escuché a un hombre excusándose por su falta de progresos. Decía que habían intentado romper el meteorito con explosivos y ácidos, pero que no habían podido ni siquiera mellar la superficie de la roca.
-Bien, eso nos dará más tiempo para volver con los Wendigo-, respondió pensativo el Philodox.
-Tal vez no-, intervino Lars, atrayendo sobre sí todas las miradas de sus hermanos. -Nuestro ataque debe haber cambiado sus planes. Saben que hemos escapado y que volveremos con refuerzos. ¿Por qué iban a esperarnos?
-¡Porque no pueden marcharse sin el Narlthus!-, respondió enfadado Faruq.
-No tienen porque dejarlo atrás-, se defendió el Fenris. -Voz-de-Plata y yo pudimos comprobar ahí abajo que el meteorito estaba totalmente excavado. ¡Sólo tienen que cargarlo en el tráiler y marcharse!
-¡No podemos permitirlo!-, gruñó Galliard iracundo.
-No lo haremos, tranquilo-, respondió Canción-Oculta con voz serena. -Sigo convencido de que debemos avisar a los Wendigo, pero no podemos ignorar lo que dice Lars. Volveremos a echar un vistazo sin abandonar la seguridad de los bosques. Pero si alguno cree que no va a poder resistirse a sus deseos personales de venganza y ponernos a todos de nuevo en peligro, es mejor que nos espere aquí.
El joven Colmillo Plateado les dejó unos instantes para que se lo pensaran y comprobó con satisfacción que ninguno de sus hermanos elegía ese camino. Todos ellos parecían resueltos y decididos a hacer las cosas bien para variar. Satisfecho, adoptó la forma Lupus y deshizo el camino al amparo de la oscuridad de la noche, seguido de cerca por las sombras lobunas de sus hermanos.
-.-
Cuando estaban a pocos metros de la carretera, extremaron sus precauciones. Por fortuna, no había enemigos escondidos, esperándoles entre los árboles con sus armas cargadas con balas de plata. Sin embargo, cuando se asomaron desde una de las lindes del bosque pudieron comprobar para su horror que Lars había acertado de lleno. No vieron por ninguna parte el tráiler ni el meteorito. Tampoco había señales de guardias o trabajadores.
-¿Será una trampa?-, preguntó Voz-de-Plata inseguro de lo que veían sus ojos.
-¡No seas idiota!-, murmuró Faruq. -Han recogido las maletas y se han ido. ¡Se han llevado hasta los muertos para no levantar sospechas!
-¡Cerrad la boca!-, les ordenó Canción-Oculta. Ellos enmudecieron sorprendidos y avergonzados. El Philodox se volvió hacia Lars. -¿A dónde crees que pueden dirigirse?
-Es imposible saberlo. Supongo que a algún sitio donde crean que pasarán inadvertido o que esté tan bien defendido que no podríamos intentar otro asalto directo. Francamente, no lo sé.
-Creo que la mina es de una empresa llamada "Grend Enterprises"-, dijo Faruq intentando ayudar. -Y no sé si sirve de algo, pero la líder de esos hijos de puta era alguien a quien llamaban "señora Azaera".
Sorprendidos por las revelaciones del Caminante Silencioso, todos permanecieron pensando unos segundos, pero ninguno había oído hablar nunca de esa empresa ni del nombre de la mujer que parecía estar la mando. Canción-Oculta sentía la amarga sensación de estar quedándose sin opciones. "Habrá que volver al plan principal".
-Está bien, si ninguno tiene una idea mejor, nos ceñiremos al plan original. Nosotros ya hemos hecho todo lo humanamente posible. Ahora debemos avisar a los Wendigo, para que se hagan cargo ellos, poniéndose en contacto con otros clanes Garou y encontrando ese meteorito dondequiera que esté.
Sin más dudas ni vacilaciones, la manada se puso en marcha. Tendrían que recorrer un largo camino hasta alcanzar el territorio de los Wendigo y cada hora que tardasen en dar la noticia supondría más tiempo de ventaja para los siervos del Wyrm. Corrieron mientras la luz de Selene brillaba en los cielos de la noche.
-.-
Se detuvieron en un pequeño oscuro arroyo para beber y descansar unos minutos, ya que el frío y la fatiga causada por la nieve les estaban dejando completamente extenuados. Habían corrido durante unas dos horas, al amparo de las sombras producidas por los altos árboles de ese bosque, pero había llegado el momento de detenerse unos pocos minutos si querían volver a ponerse en marcha.
Mientras bebían del agua helada que corría libremente a través del suelo rocoso, Lars fue el primero en percatarse de que ocurría algo extraño. Dejó de beber y miró sorprendido hacia el arroyo.
-¡Mirad esto!-, dijo maravillado el Fenris.
Todos se tensaron de inmediato, preparados para un posible ataque y miraron las aguas de la zona en donde estaba su hermano. Su superficie ya no reflejaba la forma lobuna de Lars, sino que formaba un furioso remolino que fue deshaciéndose lentamente. Durante unos segundos, las aguas se tragaron la luz de Selene, devolviendo únicamente oscuridad a la superficie, pero luego dejaron entrever algo más. Parecía el reflejo de algo extraño. La manada siguió mirando desconcertada. Una imagen cobró forma ante la incredulidad de sus ojos. Al principio sólo parecía ser algo brillante y cristalino, pero luego adoptó un contorno vertical. ¡Era un edificio! Tenía una forma peculiar, curvada en una de sus esquinas y la cristalera de su fachada parecía mostrar una pequeña estructura columnas verticales de hormigón que bajaban desde la azotea hasta llegar al suelo.
Durante unos instantes, la mente de Canción-Oculta no pudo comprender lo que estaba pasando. ¿Le estarían jugando una mala pasada el cansancio y la falta de sueño? ¿Estaría sufriendo un nuevo efecto de la Maldición que atormentaba a todos los Colmillos Plateados? Buscó la mirada de sus hermanos para cerciorarse de que no estaba viendo alucinaciones, pero ellos parecían tan absortos como él ante la imagen reflejada por las aguas. Volvió a bajar la vista hacia el arroyo. Esta vez le pareció ver algo moviéndose debajo de las oscuras aguas.
-¡Ahí hay algo moviéndose!-, gruñó alarmado.
Sus hermanos captaron inmediatamente su preocupación y respondieron en consecuencia. El único que no retrocedió fue Lars que, muy al contrario, reaccionó metiéndose de un salto en el agua para coger lo que fuera que había visto Canción-Oculta. Para sorpresa de todos, todo su cuerpo se hundió en las aguas, como si la profundad del arroyo en aquel tramo hubiese sido mayor de lo que pensaban.
-¡Lars!-, gritó Canción-Oculta mientras adoptaba de improviso la forma Crinos y hundía su brazo en el agua para sacar de allí al Theurge. Sin embargo, por mucho que estirase el brazo, no alcanzaba a coger al Theurge. "¡No es posible!", pensó sintiendo auténtico terror ante la posibilidad de perder a otro de sus hermanos en la misma noche.
-¡Voy a por él!-, gritó Voz-de-Plata antes de lanzarse también a las oscuras aguas del arroyo. Los bañó a todos con más agua salpicada por su brusco salto, pero él también terminó por desaparecer.
-¡Mierda! ¿Pero qué hace?-, gruñó Canción-Oculta.
Después de unos angustiosos segundos, la cabeza de Voz-de-Plata volvió a salir a la superficie.
-¡Hay un pozo bajo el agua!-, dijo haciendo auténticos esfuerzos por permanecer a flote. -¡Todo está muy oscuro, pero creo que Lars está persiguiendo a una sombra ahí abajo!
-¡No lo dejes solo! ¡Corre!-, le ordenó el Philodox.
Voz-de-Plata obedeció de inmediato y su cabeza volvió a desaparecer bajo las aguas. Canción-Oculta no estaba preparado para una situación como esa. "¿Qué puedo hacer? ¿Cómo puedo ayudarlos?", pensó angustiado. "No puedes", le respondió la voz invisible de su cabeza. "Déjalos morir aquí y busca a los Danzantes de la Espiral Negra. Ellos aceptan a los metis como iguales entre los suyos. ¿No quieres dejar de sentirte como un paria?". Canción-Oculta se negó a seguir escuchando los susurros de la voz y sacudió su cabeza para apartar aquellos pensamientos macabros. Cuando lo hizo, vio que Faruq estaba sumergiendo la mitad de su cuerpo en el agua.
-¿Qué haces?-, le preguntó mientras lo cogía por el brazo.
-¡Tenemos que ayudar!-, le respondió Faruq. -No sabemos lo que hay ahí abajo y puede que en estos momentos necesiten nuestra ayuda.
Canción-Oculta asintió visiblemente con la cabeza y dejó que su hermano se sumergiese por completo. "Tiene razón", pensó. "Tenemos que ayudarles como podamos". El metis adoptó la forma Homínida y luego, a pesar de que no había nadado muchas veces en su vida, se arrojó al agua con decisión. "¡No perderé a más hermanos de manada!".
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