Ellensburg, Washington (EE.UU.)
13 de abril de 1993
La supuesta instalación secreta de Pentex se hallaba a diecisiete kilómetros al norte de Ellensburg, en una apacible zona de colinas y praderas. Todos pudieron verla a la perfección desde lo alto de una de las elevaciones vecinas. El James Harkson Medical Centre parecía la típica institución psiquiátrica de principios del siglo veinte, con su sólida arquitectura de piedra gris y perfil sereno y discreto. El edificio principal disponía de una planta rectangular, dos pisos de altura y marcos de hierro con rejillas metálicas cubriendo todas las ventanas. A su izquierda había un edificio auxiliar más pequeño y sobrio aún, pero con un solo piso de altura. El terreno de las instalaciones estaba rodeado por jardines que llevaban mucho tiempo sin ser atendidos adecuadamente, bancos de oxidados de metal y una valla de metal picado por el óxido de unos buenos dos metros de alto, que separaba aquel pequeño mundo moribundo del resto de los terrenos que lo rodeaban. El lugar parecía abandonado de no ser por la docena de coches y vehículos de todas las gamas y marcas posibles, estacionados en su aparcamiento.
Randolph y Kate estaban usando unos potentes prismáticos para observar mejor las instalaciones. Una pequeña sonrisa infantil se estaba ensanchando gradualmente en la cara del Morador de Cristal. Por su parte, las Cinco Garras de Gaia tuvieron que conformarse con usar sus propios sentidos naturales para otear desde tanta distancia. Canción-Oculta aprovechó esos minutos de tranquilidad para concentrarse en usar su don de Sentir al Wyrm. El resultado confirmó todas sus sospechas.
-Ese sitio apesta a Wyrm-, le confió al resto de los presentes.
-¡Claro que apesta a Wyrm!-, exclamó Randolph. -Ya os dije que es una instalación secreta de Pentex. ¿Qué esperabas?
-Bueno, no tenías por qué acertar a la primera...-, repuso sin convicción Faruq.
-Tonterías-, contestó el Morador de Cristal. -Nunca fallo, ergo nunca me equivoco. Simplemente soy el mejor.
-Dejemos las tonterías para luego y pongámonos serios-, gruñó Canción-Oculta. -Tenemos trabajo por hacer. Sería una gran ayuda para nosotros si nos contases lo que sabes de este lugar.
-Muy bien, ¿qué queréis saber?
-Todo-, respondieron Crow y Voz-de-Plata al mismo tiempo.
-La Fundación Harkson para Veteranos de Guerra terminó de construirlo en 1954-, les contó Kate, -justo después del fin de la Guerra de Corea. En sus primeros tiempos, era un simple centro médico especializado en el tratamiento y rehabilitación de veteranos de guerra. Vivió su apogeo durante la Guerra de Vietnam y en los años inmediatamente posteriores, época en la que llegó a tener una media de cincuenta pacientes al año. Sin embargo entró en declive a mediados de los ochenta, perdiendo ingresos y financiación pública, por lo que los administradores de la Fundación Harkson decidieron deshacerse del centro y sus terrenos. Es en ese momento cuando Magadon Inc. entró en escena, comprando el centro y sus instalaciones a precio de saldo.
-¿Y qué pasó luego?-, preguntó el metis interesado.
-Oficialmente, Magadon Inc. utiliza el James Harkson Medical Centre para el tratamiento con nuevos psicofármacos que han pasado el visto bueno de las pruebas la FDA.
-¿La FDA?-, preguntó Lars confundido por las siglas.
-La máxima autoridad sanitaria y alimenticia de Estados Unidos-, respondió ella. -De hecho, el James Harkson ha superado con éxito todas las inspecciones públicas y pagado todos sus impuestos correspondientes. No se han producido crímenes ni incidentes extraños en sus instalaciones. Nunca ha tenido denuncias de ningún tipo. A ojos de la opinión pública es un centro modelo en su campo.
-De acuerdo-, asintió Canción-Oculta. -Se han ocupado de dar una buena imagen, no me cabe duda. ¿Cuántos pacientes tienen? ¿Y qué sabemos del personal?
-Actualmente tiene una veintena de pacientes voluntarios, que residen en el edificio principal-, respondió esta vez Randolph. -En cuanto al personal, dispone de un número semejante de empleados. La mayoría viven en Ellensburg o en los pueblos vecinos, aunque siete de ellos figuran en sus bases de datos como personal residente.
-¿Y con qué medidas de seguridad cuenta este sitio?-, preguntó Crow después de cogerle los prismáticos al Morador de Cristal para echar un vistazo por su cuenta.
-Lo típico. Doce guardias de seguridad, repartidos en tres turnos diarios, de los cuales dos residen permanentemente en el James Harkson. También hay alarmas electrónicas, cámaras de seguridad... y minas antipersona.
-¿Qué?-, preguntaron atónitos las Cinco Garras de Gaia.
-Han minado varios metros cuadrados de terreno alrededor de la verja-, respondió el Morador de Cristal con una amplia sonrisa. -La única forma segura para llegar al hospital consiste en seguir la carretera principal. Las autoridades federales lo ignoran, por supuesto, pero ese dato sí constaba en el informe interno de Magadon.
-¿Había algo más en ese informe que nos pueda servir de ayuda?-, quiso saber Canción-Oculta. -¿Alguna referencia a las instalaciones secretas o a sus investigaciones?
-No, nada en absoluto-, respondió el Morador de Cristal. -Por eso estamos aquí, ¿recuerdas? Necesitamos entrar para averiguar qué ocultan ahí dentro.
-¿Cuál es tu plan?-, preguntó Faruq.
-Esperaremos a que se haga de noche y luego me infiltraré en sus instalaciones por el mundo físico. Sospecho que lo buscamos está en algún lugar del edificio auxiliar, lejos de las atenciones de los pacientes y del personal no esencial. Será allí donde centre mis investigaciones. Si algo sale mal, la caballería, o sea vosotros, estaréis cerca para rescatarme, pero francamente... no creo que vaya a ser necesario. Ya he hecho antes este tipo de "investigaciones" in situ y nunca he tenido el menor problema. Os lo dije, soy el mejor.
Los hermanos de manada de Canción-Oculta se miraron entre sí ligeramente escépticos. El alfa no podía culparles. Él también opinaba que el plan de Randolph era precipitado y muy improvisado. Había muchas lagunas por cubrir. Sin embargo, la manada había llegado a un acuerdo con él y tenían que respetar su parte del trato, por mucho que les disgustase. "Además, discutir con el Morador de Cristal sólo nos llevaría a un callejón sin salida", se percató con pesimismo.
-Está bien. Entonces no hay mucho que hacer durante las próximas seis horas. Si queréis, tú y Kate podéis descansar tranquilos mientras nosotros vigilamos el resto del día.
-Una idea cojonuda, tío-, respondió Randolph mientras pasaba su brazo por encima de los hombros de la chica y ella le correspondía cogiéndolo por la cintura con una sonrisa pícara. -¿Qué te parece?
-Estoy de acuerdo. Mi héroe tiene que descansar mucho-, respondió ella con picardía. -Nos vemos luego, chicos.
-Hasta luego-, respondieron ellos con pasividad.
La pareja estaba demasiado absorta en sus divertidos cuchicheos antes de entrar en la autocaravana que no se percataron de las miradas cómplices y las sonrisas de los Garou. Canción-Oculta esperó unos instantes, antes de volverse hacia sus hermanos y hablar con libertad.
-¿Qué os parece todo esto?
-El plan de Randolph es... temerario, en el mejor de los casos-, respondió Lars. -Además, no tiene en cuenta lo que puede haber en la Penumbra local. No comprendo por qué quiere jugarse la vida de una forma tan absurda.
-Creo que las hormonas no le están dejando pensar con claridad-, afirmó Faruq sin poder ocultar una amplia sonrisa burlona.
-Da igual-, intervino Crow. -Como mínimo, los guardias tendrán balas de plata. En el mejor de los casos, puede que varios de ellos sean fomori y en el peor... esta misión sería un remake de nuestro asalto a la factoría de Pangloss Cosmetics.
-Opino lo mismo-, le apoyó él-, pero es su plan y tenemos que ajustarnos a la parte que nos toca.
-Entonces, ¿qué hacemos?-, preguntó el Fianna.
-Vamos a hacer guardia y vigilar el James Harkson hasta que llegue la noche, pero tú y Lars lo haréis desde la Penumbra. El resto observaremos desde el mundo físico. Faruq caminará de lado cada hora para que cada grupo comunique sus novedades. ¿Estáis de acuerdo?
Todos sus hermanos aceptaron el plan sin controversias. Canción-Oculta miró a lo alto. Pudo ver el orbe ardiente de Helios brillando en lo alto de un cielo sin nubes, segundos antes de tener que apartar la vista para no quedarse deslumbrado. La noche llegaría en unas seis horas. El Philodox sabía que les aguardaba una espera muy larga.
-.-
El tiempo transcurrió más lentamente de lo que había pensado en un principio. Durante la primera hora no ocurrió nada digno de mención, salvo por los sonidos procedentes de la autocaravana. A pesar de que Randolph y Kate estaban teniendo la cortesía de no dar voces, Voz-de-Plata, Faruq y él pudieron oír con claridad dos respiraciones pesadas. El olor a sudor y sexo también impregnaba el aire. Como sospechaban, no sería la primera vez que ocurriese eso a lo largo de la tarde.
Después de visitar a Lars y Crow, Faruq regresó con noticias interesantes. En el lugar donde debía estar el reflejo espiritual del James Harkson sólo había un pozo oscuro que se adentraba en la tierra. Dentro y alrededor de dicho pozo, había numerosas Perdiciones, la mayoría de las cuales eran Scrags, grotescos espíritus con formas vagamente perrunas que serían al Wyrm como guardianes y guerreros. También vieron varios Kalus así como otros espíritus malignos, pero ni el Theurge ni el Ahroun los habían visto con anterioridad. Canción-Oculta decidió que tendría discutir esos "pequeños" detalles con el Morador de Cristal cuando llegase la noche.
Por otra parte, el James Harkson parecía extremadamente tranquilo. Dos furgonetas de reparto se acercaron hacia la seis de la tarde, descargaron varias bandejas de comida que recogieron dos enfermeros y se marchó unos veinte minutos más tarde. El lugar volvió a recuperar una breve apariencia de vida hacia las ocho de la tarde, momento en que empezaron a llegar los empleados del turno de noche mientras abandonaban rápidamente el edificio los que habían estado trabajando durante el turno de tarde. Cuando el James Harkson volvió a quedar en silencio y el cielo empezó a oscurecerse lentamente, el Colmillo Plateado decidió despertar a Randolph.
-.-
-Eso no cambia nada-, le respondió tercamente el Morador de Cristal. -He dicho que iré yo solo y volveré con la información que necesitamos.
Canción-Oculta tuvo que hacer un gran esfuerzo para controlarse. El Morador de Cristal podía ser un par de años más viejo que cualquiera de ellos, pero desde luego seguía siendo un crío. Hasta Faruq parecía más responsable que él...
-Esto no es un juego, Randolph-, le gruñó sin poder evitarlo.
-No, no lo es. Somos Garou la muerte y los riesgos son unas amenazas constantes en nuestras vidas. ¡Acéptalo! Además, no sé de qué te preocupas. Si algo saliese mal, os tengo a vosotros para cubrirme el culo.
-Y te apoyaremos, pase lo que pase-, intentó explicarle Canción-Oculta, -pero no podemos hacer milagros...si algo saliese mal, puede que no lleguemos a tiempo para salvarte. Tienes que tenerlo en cuenta.
-Lo tengo en cuenta, ¿vale? Lo sé muy bien, pero también tengo muy claro que el que no apuesta nada, no gana nada.
-Claro, claro-, respondió el Philodox. -¿Esa esa la razón por la que no te acompaña tu manada en esta aventura tuya? ¿Los dejaste al margen intencionadamente, no? ¿Tenías miedo de que se negasen a correr el riesgo porque era una puta locura?
-¡Deja a mis hermanos y hermanas en paz!-, respondió furioso Randolph. -No sabes nada de nosotros, así que no te atrevas a juzgarnos. Si quieres los nombres de las empresas de Pentex, deja de joderme. ¡Deja de joder de una vez, maldita sea!
Canción-Oculta se esforzó por respirar lentamente para tranquilizarse. Necesitaba esa información, todos los Garou la necesitaban. Por más que le disgustase la idea, tenía que seguirle el juego a Randolph para obtenerla.
-Está bien. Ciñámonos al acuerdo. Dos horas. Ese es el tiempo que tienes. Si no has vuelto pasado ese plazo, entraremos a buscarte pase lo que pase. Si antes de que se acabe ese plazo ocurre cualquier cosa que vaya mal, por pequeña sea, aúlla para avisarnos. Llegaremos tan rápido como podamos.
Molesto con él, Randolph asintió con la cabeza y se alejó sin responderle nada. Kate le estaba esperando cerca. Por supuesto, había escuchado toda la conversación, pero se mantuvo sabiamente al margen hasta que los Garou habían terminado de enfrentar sus dos grandes egos. Canción-Oculta observó de refilón a la joven pareja despidiéndose y maldijo una vez más para sus adentros a Randolph. "Ya puedes tener suerte, maldito crío egocéntrico", pensó Canción-Oculta al sentir un pequeño ramalazo de envidia cuando los vio.
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