miércoles, 27 de febrero de 2013

LARS (4 - 2)


Ellensburg, Washington (EE.UU.)
13 de abril de 1993

Después de advertir a sus hermanos de manada, contuvo la respiración para no seguir respirando el aire ponzoñoso que estaba dominando al cámara acorazada. Un Garou en forma Crinos podía aguantar mucho más tiempo sin respirar que un "simple" humano, pero aun así incluso su fisiología sobrehumana tenía sus límites. "Hay que salir de esta trampa mortal como sea", pensó aceleradamente.

-Os confieso que me tentó la idea de permitiros conocer de cerca a mis pacientes-, gritó el doctor Heigkserg, -pero no podía arriesgarme a que los derrotaseis. Ahora moriremos todos nosotros.

Crow cargó con todas sus fuerzas contra una de las puertas blindadas. El golpe resonó en el interior de la cámara como si fuese un estallido, pero no consiguió su objetivo. La puerta permanecía completamente inmóvil y sin visos de ceder ni un milímetro. Entretanto, Voz-de-Plata y Faruq usaban el filo de sus garras para mellar la primera capa del blindaje forrado, mientras Canción-Oculta permanecía con la mirada perdida, como si los sucesos lo hubiesen desbordado de repente.

-El ácido prúsico es terriblemente eficaz. Una vez inhalado, sólo necesita unos minutos para manifestar los primeros síntomas. Nuestros pulmones se llenarán de sangre y ampollas, asfixiándonos lentamente sin remedio. A continuación nuestros cuerpos se colapsarán por la falta de oxígeno y las hemorragias internas  acabarán con nosotros de una forma extremadamente dolorosa.

Canción-Oculta volvió en sí de improviso y avanzó rápidamente hacia el anciano para cogerle por el brazo con una de sus grandes manos de Glabro. Luego, dejó escapar unas pequeñas bocanadas de aire para hacerle  dos simples preguntas:

-¿Qué le has hecho a Randolph? ¿Dónde está?

-Se ha convertido en uno de mis pacientes, por supuesto. A estas alturas la primera fase del tratamiento ya habrá surtido efecto.

Lars trató de ignorar al anciano mientras se concentraba en buscar una salida para la trampa en la que habían caído como estúpidos. Todos los problemas tenían una solución, si se disponía del tiempo necesario para encontrarla, pero su mayor dificultad es que no disponían de ese recurso indispensable. La mente del Theurge trabajó frenética y llegó a la única conclusión razonable: la Umbra. Sin perder el tiempo, se acercó a Crow y le hizo gestos para caminar del lado. El Ahroun le entendió perfectamente. Luego Lars se acercó a Canción-Oculta, que acaba de soltar al anciano, para darle el mismo mensaje mientras el Fianna repetía los gestos a Faruq y Voz-de-Plata.

-No tenéis forma alguna de escapar-, siguió diciendo Heigkserg. -Esta esclusa fue diseñada para contener incluso a un grupo de fomorach enloquecidos.

El anciano les miró sin comprender realmente lo que hacían cuando los vio observar fijamente sus reflejos en la superficie metálica de la cámara, al amparo de la única luz artificial proveniente del techo. No obstante, debió intuir que estaban intentando escapar de algún modo que él no comprendía del todo, porque se acercó cojeando hasta Lars para ver mejor lo que estaba haciendo. El Theurge sintió su venenosa presencia a su lado, pero la ignoró, del mismo modo que hizo caso omiso del naciente dolor que sentía en sus pulmones.

-No moriréis en un glorioso combate, no. Lo haréis como animales sacrificados... cof, cof... yo os... matado... yo... cof, cof... cof, Heigkserg... cof, cof, cof...

El anciano se desplomó al suelo medio ahogado entre fuertes toses. Su cuerpo temblaba sin control como la vela mayor de un barco en un día de furiosa tormenta. Un hilillo de sangre empezó a manar de su boca y su voz sonó cada vez más sofocada. El Theurge se abstrajo de esos sonidos moribundos y traspasó su reflejo.

La Celosía cubrió su cuerpo del mismo modo que lo haría una membrana pegajosa, aunque sus ojos la seguían percibiendo como una especie de brumas densas. El Theurge no detuvo su avance y logró atravesarla con cierta dificultad. El reflejo umbral de estas instalaciones consistía en un oscuro túnel cubierto de telarañas oxidadas y  embarradas con un líquido negruzco muy parecido al petróleo. Lars fue el primero en llegar, aunque pronto le siguió Canción-Oculta. Para su sorpresa, no estaban solos. Los Kalus que habían escapado de su ataque en el exterior les estaban esperando y cayeron sobre ellos como un enjambre enfurecido desde todas las direcciones.

El Theurge trató de defenderse de los ataques como mejor pudo. No obstante, el número de sus enemigos era simplemente demasiado grande y pronto recibió múltiples arañazos a pesar de la magia protectora que Uktena había dispuesto sobre sus hijos. Faruq apareció en ese momento y, tras necesitar unos segundos para orientarse, saltó directamente al combate para ayudarles.

Los pulmones de Lars ardieron poco a poco con un fuego líquido abrasador. El gas tóxico que había inhalado en la cámara acorazada estaba haciendo su maligno trabajo, destrozando su cuerpo por dentro. El agonía se volvió tan atroz, que el Fenris tuvo que renunciar a devolver los golpes a sus numerosos atacantes para invocar el don Resistir Dolor. Los Kalus se apartaron de él para dejar pasar a una Perdición con aspecto de mujer y brazos con forma de guadañas oxidadas. "Una Psicomaquia. Mi suerte debe estar mejorando", pensó él con fugaz ironía.

Crow eligió involuntariamente ese momento para aparecer a su lado. La Psicomaquia detuvo de golpe su avance, acobardada por el cambio en el equilibrio de fuerzas que había calculado. El Ahroun no se contuvo y saltó sobre ella con rabia, aullando de ira. Lars iba a unirse a él, cuando percibió una sensación extraña. Había algo más entre ellos y sus enemigos en ese túnel, algo que estaba tratando de vincularse místicamente con él. Rastreó esa presencia, buscándola con desesperación en la batalla. "¡Allí!", se dijo al oír un aullido demencial. El Theurge se puso en pie y se abrió paso a golpes entre los Kalus hasta llegar al extremo del túnel del que procedían los aullidos.

La Perdición que estaba tratando de poseer su cuerpo no tenía forma alguna. Simplemente flotaba invisible en el aire mientras lanzaba aullidos salvajes y enloquecidos. Sus aullidos perforaron insistentemente los tímpanos del Fenris, que lanzó golpes a un lado y a otro para intentar alcanzar a su enemigo. Uno de ellos logró dar en el blanco, porque sintió cómo se derrumbaba el puente místico que estaba trazando la criatura para unirlos místicamente. Lars siguió golpeando al aire, barriendo el poco espacio libre que quedaba en el túnel con sus poderosos brazos de Crinos. Pese a que no podía verla, sabía que la Perdición estaba intentando retroceder sin éxito. Sus aullidos eran la única señal de que seguía estando allí. El Theurge la golpeó tres veces más hasta que logró silenciarla por fin con un último golpe. En su corta carrera como Luna Creciente entre los Garou, Lars nunca había encontrado una Perdición como aquella. Afortunadamente, no era tan fuerte como un Scrag, aunque sí había resultado ser igual de insidiosa que una Psicomaquia.

Cuando hubo acabado con ella, se detuvo para recuperar fuerzas. El ácido prúsico se estaba imponiendo sin remedio a su extraordinaria fisiología. Aunque no notaba ningún dolor gracias al don espiritual que había usado, sí era consciente de los perniciosos efectos que estaba teniendo sobre su cuerpo. Cada vez le costaba más esfuerzo moverse y su visión se estaba volviendo borrosa. Casi sin fuerzas, apoyó su espalda contra la pared del túnel.

Afortunadamente el combate estaba terminando. Crow se dedicaba a destrozar literalmente a los Kalus que tenían la mala suerte de encontrarse en su camino. El maldito Fianna no parecía haber sufrido ni siquiera un poco los efectos del gas tóxico. Por su parte, Canción-Oculta y Faruq sí parecían ser víctimas de los aterradores efectos, aunque ambos estaban muy ocupados con la desagradable tarea de aplastar unas Perdiciones con forma de grandes bolsas de pus manchadas de sangre fresca. "¿Otra nueva raza de Perdiciones?", preguntó inconscientemente el Theurge que había en él. Voz-de-Plata apareció justo en ese momento, cuando lo peor del combate ya había pasado. A pesar de su tardanza, Lars nunca se había alegrado tanto de verle.

-¡Bobby!-, le llamó con un aullido lastimoso. -¡Cúrame, por favor!

El Hijo de Gaia se acercó cojeando, mientras escupía un gargajo sanguinolento al suelo. Luego, puso sus grandes manos sobre el cuerpo del Fenris y entonó una plegaria a Gaia mientras invocaba el don del Roce Materno. Lars notó en seguida una creciente sensación de bienestar, que alivió un poco su maltratado cuerpo. Sin perder el tiempo, el Theurge realizó el mismo don sobre Voz-de-Plata, de modo que volviese a respirar de nuevo con normalidad.

Tanto él como el Galliard atendieron las heridas internas provocadas por el ácido prúsico en el resto de sus hermanos. Faruq estaba ya a un paso de la muerte cuando lo curaron, mientras que Canción-Oculta estaba grave pero estable. Únicamente Crow parecía haber soportado sin inconvenientes la exposición al mortífero gas. "Debe haber sido su sangre Fianna", pensó el Theurge al recordar las historias que decían que los Garou de esa tribu acostumbraban su cuerpo a soportar distintos tipos de toxinas para resistir mejor los efectos del alcohol. Hasta ese momento lo había considerado una simple leyenda urbana, pero tendría que tomársela más en serio a partir de entonces.

-¿Qué hacemos ahora?-, preguntó Faruq.

-¿Ir a buscar a Randolph, no?-, preguntó a su vez Voz-de-Plata.

-Sí-, respondió el alfa, -pero esta vez vamos a seguir por la Umbra

El Colmillo Plateado usó su don espiritual de Llama Ardiente para hacer que su cuerpo brillase con un resplandor plateado que hizo retroceder a las sombras del túnel en todas las direcciones, tal y como había hecho en la vieja mina de carbón de St. Claire. Gracias a esa luz, pudieron recorrer sin problemas varios metros hasta llegar a una bifurcación.

-Esperad-, les pidió el Theurge. -Voy a Escudriñar esta zona.

Sus hermanos asintieron y lo rodearon para protegerlo de cualquier ataque mientras estuviese concentrado en observar el mundo físico desde la Umbra. Lars se esforzó para ver qué había más allá de las brumas de la Celosía en este sitio. Poco a poco, empezó a ver una imagen borrosa. El túnel también se bifurcaba en el mundo físico. A un lado llegó a atisbar una docena de celdas y al otro una puerta de seguridad. Dio unos vacilantes pasos hacia la izquierda y comprobó, asombrado, que los pacientes, como los había llamado el doctor Heigkserg, estaban tirados sin vida en el suelo de sus celdas. Todos excepto uno.

En una de las celdas había un joven afroamericano, de poco más de veinte años, que medía un metro con setenta y cinco de estatura y tenía una complexión física casi anoréxica. Lucía un bigote y una barba fina y recortada, pero su rostro estaba plagado de tumores, eccemas y yagas de color rojo azulado. Iba vestido con una camisa blanca con manchas de sangre, pantalones vaqueros y botas de cow boy. El joven estaba golpeando la puerta de su celda y gritando algo que el Theurge era incapaz de oír a este lado de la Celosía. No había forma alguna para averiguar cómo había sobrevivido a la exposición del gas que había acabado con el reto de los prisioneros del laboratorio.

A pesar de que Lars sintió un inmenso alivio cuando no vio el cuerpo de Randolph Sigue-el-Rastro entre los fallecidos, las últimas palabras del antiguo médico nazi siguieron pesando como una losa sobre su ánimo. Una vez que volvió en sí, les contó a sus hermanos todo lo que había visto al otro de la Celosía, sin ahorrarse ningún detalle.

-Vayamos por el camino de la derecha-, les indicó a sus hermanos.

Canción-Oculta también estuvo de acuerdo y avanzaron juntos unos metros más en esa dirección. En la Penumbra, el oscuro túnel terminaba en un callejón sin salida completamente vacío. El Theurge volvió a concentrarse y Escudriñó de nuevo el mundo físico.

Vio tres celdas separadas. En la primera encontró el cadáver de una mujer de aspecto grotesco y horrible, cuyos músculos estaban sobredimensionados y expuestos por completo al exterior. Su ojo derecho estaba tapado por un bulto carnoso y lucía unos colmillos largos y enormes, como los de una morsa. Los gruesos dedos de sus manos terminaban en dos retorcidas garras óseas y, por debajo de sus brazos, tenía tres extremidades más que le habían brotado desde los costados y la mitad de su espalda.

Desgraciadamente, la segunda celda contenía el cadáver inerte de Randolph. Su cuerpo desnudo yacía en el suelo, rezumando pus y bilis y mostraba algunas pústulas cancerosas de aspecto sumamente desagradable. El Theurge se sintió conmovido al ver el cadáver de Sigue-el-Rastro, vejado y profanado en el suelo de un laboratorio del Wyrm. Una profunda tristeza amenazó con hacerle perder la concentración, pero se obligó a sí mismo a mirar en la última celda.

El último paciente muerto era un humanoide grotesco, de brazos enormes y musculosos, piernas ligeramente pequeñas y atrofiadas, y una cabeza que parecía levemente hundida entre los hombros. Su cuerpo estaba cubierto por una capa de musgo carnoso de un malsano color rojizo, y de tumores y pústulas negras o verdes.

"Ya he visto todo lo que necesito saber", pensó el Theurge con cansancio. Su concentración abandonó el mundo físico y poco a poco volvió a concentrarse en la Penumbra local, donde sus hermanos lo miraban con una mezcla de impaciencia y nerviosismo. Intentando mantener la compostura, hizo lo que debía:

-No podemos hacer nada por él-, les explicó con serena. -Está muerto.

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