lunes, 4 de febrero de 2013

LARS (3 - 2)


St. Claire, Washington (EE.UU.)
2 de noviembre de 1992

Lars obligó a sus hermanos a alejarse de la plaga espiritual que se encontraba al otro lado de la Celosía en la factoría de Pangloss Cosmetics. Por supuesto, Crow se opuso tercamente a la idea de abandonar a Canción-Oculta y Faruq a su suerte, pero estaba demasiado débil para resistirse físicamente a las órdenes explícitas que les había dado el Colmillo Plateado. Al no conseguir el apoyo de Voz-de-Plata, el Fianna se había visto obligado a claudicar tras unos tensos segundos.

Avanzaron muy despacio a través de la ruina de herrumbre y líquidos malsanos que los rodeaba. Al contrario de lo que hubiesen imaginado, no tuvieron que abrirse paso frente a la multitud de Perdiciones que se revolcaban en la mugre del fango tóxico o que les vigilaban con cautela desde una distancia segura. "Los Kalus nos temen!", descubrió sorprendido el Fenris. "¡Qué fácil hubiese sido todo de haberlo sabido antes!" Sin embargo, los elementales tóxicos no parecían en absoluto atemorizados, pero era bastante fácil rodearlos para evitar un enfrentamiento directo con ellos.

Finalmente, los tres Garou lograron escapar sin recurrir a la violencia hasta refugiarse en la pequeña arboleda en la que habían esperado inútilmente a Faruq. Allí les estaba esperando Uktena, cobijado entre las sombras. El reflejo umbral de aquel lugar era desesperanzador. Sólo había unos pocos espíritus arbóreos, pero todos ellos salvo uno mostraban marcas visibles de podredumbre. "La corrupción siempre trata de extenderse", se lamentó Lars. "Los árboles físicos no tardarán en morir". Como Theurge que era, el Fenris sabía de primera mano que cuerpo y espíritu estaban fuertemente unidos, por lo que si moría uno, el otro sufriría pronto una suerte parecida. "Esta arboleda tiene los días contados. Otra pequeña victoria del Wyrm. Otra pequeña derrota para los defensores de Gaia".

Lars trató de desechar sus funestos pensamientos y se concentró en la delicada situación en que se encontraban. Usando el don del Roce Materno, puso sus manos sobre las heridas de Crow, haciendo desaparecer cortes y rasguños hasta que sólo quedaron dos feas cicatrices en los lugares donde habían impactado las balas del misterioso francotirador. Luego había repetido la misma tarea de sanación con Voz-de-Plata. Solo cuando hubo mitigado y curado los dolores físicos de sus hermanos, se sentó en el suelo para descansar. Durante unos largos minutos ninguno de ellos dijo ni hizo nada en absoluto, por lo que se llevaron un buen susto cuando les sobresaltó una voz familiar a su lado:

-¿Qué estáis haciendo?-, les preguntó Faruq mientras salía a la vista.

-Pero... ¿se puede saber qué haces aquí?-, le preguntó Crow a su vez poniéndose en pie de inmediato.

-¿Estás bien?-, preguntó preocupado Voz-de-Plata.

-Sí, sí, estoy bien-, les respondió el Ragabash. -Creo que hice saltar alguna alarma o quizás me descubrieron gracias a las cámaras de vigilancia. No lo sé. Quisieron tenderme una emboscada, pero cuando empezaron a disparar salí corriendo tan rápido como pude. Me escondí en un armario y caminé de lado hasta la Umbra.

-¿Y las Perdiciones? ¿No se abalanzaron sobre ti cuando descubrieron que estabas solo?-, le preguntó Lars intrigado.

-No... tengo un pequeño truco para que pasen de mí-, respondió Faruq con una sonrisa burlona, -pero basta de hablar de mí ahora mismo. ¿Dónde está Canción-Oculta?

-Sigue ahí dentro... buscándote...-, murmuró Voz-de-Plata.

-¡Tenemos que entrar a buscarle!-, gruñó Crow.

-¡Esta vez iremos por la Umbra!-, asintió Faruq.

-¡No!-, intervino el Fenris alzando su voz para hacerse oír con claridad por encima de sus hermanos. -Canción-Oculta nos ordenó que los esperásemos aquí y eso es lo que vamos a hacer.

Sus tres hermanos lo miraron sorprendidos e incrédulos, aunque poco a poco parecieron comprender las razones que se ocultaban detrás de su rechazo a la idea de regresar a la fábrica. Podían volver a separarse, perderse e incluso morir alguno de ellos, o incluso todos si no andaban con cuidado. Por tanto, debían confiar en que el Philodox sabría encontrar una salida por sus propios medios y esperar pacientemente su regreso.

-Espero que no te equivoques-, gruñó Crow enfadado con él.

-Yo también-, asintió Faruq. A diferencia del Fianna, el Ragabash parecía más triste que furioso, cosa que Lars podía comprender a la perfección.

-¿Y si no vuelve?-, preguntó Voz-de-Plata.

-Entonces vengaremos su muerte. No te quepa la menor duda.- sentenció el Theurge, poniendo punto y final a la discusión.

-.-

La espera que siguió fue la segunda más larga de toda su vida, quedando únicamente por debajo de la ordalía que había sufrido durante sus Ritos de Auspicio para convertirse en un Theurge. Aunque se esforzó por aparentar una imagen de sí mismo despreocupada y tranquila, por dentro su corazón era un mar de dudas. "¿Me habré equivocado? ¿Podemos salvarlo todavía si volvemos a atacar o deberíamos seguir esperando?", eran las preguntas más frecuentes y más dolorosas para todos ellos. Lars no sabía cómo se las arreglaba Canción-Oculta para hacer frente a ese tipo de incertidumbres. Personalmente, él no las quería en absoluto. Las responsabilidades de un Theurge ya le parecían suficientemente duras sin tener que poner mayores cargas sobre sus hombros. Sus tres hermanos estaban visiblemente inquietos, pero dispuestos a obedecer por el momento a falta de alternativas mejores. "Vamos. Regresa pronto, por favor", le suplicó en silencio a Canción-Oculta mientras observaba las ruinas de la plaga espiritual.

Un movimiento silencioso atrajo su atención. Un espíritu cuervo se había posado sobre las quebradizas ramas del único árbol no infectado de la arboleda. El ave les escrutó con sus ojos oscuros durante unos instantes, antes de graznar en el lenguaje espiritual:

-¡Lobo! ¡Lobo! ¡Lobo!

-¿Qué dice?-, preguntó Faruq intrigado. Toda la manada había escuchado los graznidos y localizado el origen de los mismos, pero no entendían absolutamente nada de lo que les trataba de decir el espíritu.

-Repite "Lobo" una y otra vez-, les aclaró el Theurge.

Los cuatro Garou miraron al espíritu cuervo de nuevo sin comprender lo que estaba pasando. ¿Era un juego propio de los cuervos? ¿Una broma tal vez? ¿O les estaba intentando contar algo verdaderamente importante? Parecía imposible decirlo. Lars observó al espíritu con más detenimiento. Como todos los de su especie, el ave tenía un plumaje completamente oscuro, salvo por una pequeña mancha blanca sobre el pico, que los distinguía del resto de los suyos.

En ese instante, Lars cayó en la cuenta de que conocía a ese espíritu. Había hablado con él el día anterior, por la tarde, cuando buscaba pistas de la presencia de Rapta Pañales en la Penumbra de St. Claire. En realidad, había hablado con todos los espíritus amistosos con los que se había encontrado y les había preguntado por los niños desaparecidos con la esperanza de que alguno de ellos le pudiese decir dónde los tenían. "Tal vez éste haya descubierto algo", se percató el Theurge.

-¿Dónde están los niños desaparecidos?-, le preguntó usando el mismo idioma del espíritu.

-Cueva humana. Bosque-, graznó el cuervo. -¡Ven!

-¡No te vayas! Todavía falta uno de nosotros.

-Cueva humana, Lobo. Cueva humana. Bosque-, repitió el cuervo apremiante. Sin embargo, el espíritu permaneció en la rama sobre la que se había posado, esperando pacientemente.

El Theurge aprovechó ese breve respiro para contarles a los demás lo que había dicho el espíritu cuervo. Todos reaccionaron con las mismas emociones enfrentadas que se despertaron en él: esperanza por los niños desaparecidos, nervios por salvarlos, preocupación por la suerte de Canción-Oculta y vuelta a empezar.

-Tenemos poco tiempo-, dijo Voz-de-Plata volviéndose hacia él. -Hay que hacer algo.

-Esperaremos-, le respondió Lars. -¿Y si Canción-Oculta necesita nuestra ayuda cuando intente salir de la fábrica?

-¡Ahí viene!-, exclamó de pronto Crow señalando al reflejo umbral del descampado.

Todos pudieron ver el pelaje blanco plateado de su líder recortando rápidamente la distancia que lo separaba de la sombra de los árboles mientras corría sobre sus cuatro patas. No parecía que le siguiera nadie, ni siquiera las sorprendidas Perdiciones que moraban en la factoría. Aun así, Crow y Faruq corrieron a su encuentro para protegerle en caso de un ataque inesperado. Voz-de-Plata y Lars también querían unirse a la carrera de sus hermanos, pero se obligaron a permanecer bajo el árbol sobre el que descansaba el espíritu cuervo por miedo a que el ave se marchase volando antes de guiarles primero hacia los niños desaparecidos.

El corazón de Lars se alegró inmensamente cuando vio que su hermano llegaba sano y salvo al amparo de la arboleda. Su bello pelaje tenía pequeñas manchas de sangre, pero no parecía haber sufrido ninguna herida grave.

-¿Cómo escapaste?-, le preguntó con un ladrido alegre.

-Tuve que hacer un trato con el director de la fábrica-, reconoció Canción-Oculta. -Él me dejaría marchar si lo dejaba con vida y juraba por mi honor que mi manada no volvería a atacar la factoría.

-Ese juramento sólo lo has hecho tú... los demás no lo hicimos, de modo que no nos obliga a nada-, le interrumpió Crow con un gruñido feroz.

-He dado mi palabra de honor como alfa de esta manada. Mientras ocupe ese puesto, todos respetaréis el compromiso que he alcanzado.

-Pero no podemos dejar que esos bastardos se salgan con la suya-, respondió Faruq.

-Y no la haremos. Avisaremos a los clanes Garou más cercanos para que se ocupen de ellos, pero primero debemos concentrar nuestros esfuerzos en el secuestrador y los niños desaparecidos. El director me confesó que ni Pangloss ni su personal estaban implicados en estos secuestro. De hecho, están preocupados por la atención mediática que está atrayendo el caso sobre St. Claire.

-Creo que este espíritu cuervo ha encontrado algo-, dijo Lars señalándolo. -No deja de repetir palabras como "cueva humana" o "bosque". Debe estar refiriéndose a una cabaña en los bosques que rodean la ciudad.

-¿Puede guiarnos hasta ese lugar?-, preguntó el alfa.

-Supongo que sí.

-Entonces no hay más que hablar. Voz-de-Plata y Crow sacarán la furgoneta de Rossalinde de la ciudad en el mundo físico para que el jefe Olson no nos moleste. El resto seguiremos a este espíritu por la Umbra.

-¿Cómo os encontraremos?-, preguntó Crow todavía malhumorado.

-Uktena siempre sabe dónde están todos sus hijos espirituales-, le confió el Theurge. -Pregúntale a nuestro tótem y él os guiará hasta nosotros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario