lunes, 18 de marzo de 2013

VOZ-DE-PLATA (5 - 2)

Vancouver, Columbia Británica
30 de mayo de 1994

Después de las emociones belicistas despertadas en el último Consejo Abierto del Clan del Pacto, la manada había disfrutado de unos días tranquilos en New Westminster, aunque en realidad se podía decir que había sido Bobby quien había disfrutado de dicha tranquilidad. Las Cinco Garras de Gaia patrullaban las calles de noche buscando vampiros intrusos, descansaban en los parques algunas veces en la Penumbra y otras en el mundo físico y procuraban continuar con sus propios asuntos como mejor podían. En términos generales, no les estaba yendo nada mal.

New Westminster ofrecía muchas alternativas, algo que había agradado a casi todos los miembros de la manada. Por ejemplo, habían encontrado una cervecería del gusto de Crow para "mojar un poco el gaznate", como solía decir el Fianna exagerando intencionadamente su fuerte acento irlandés, y Canción-Oculta había descubierto un pequeño negocio donde servían café para llevar de todas las marcas y sabores. Pequeños detalles como esos les hacían apreciar cada vez más su nueva asignación y ninguno echaba de menos Stanley Park, salvo quizás Lars, que se había visto obligado a reducir sus tratos con los espíritus de la naturaleza con los que solía comunicarse a raíz del cambio.

Voz-de-Plata sólo había salido de su nuevo territorio para visitar a Protege-la-Inocencia y hacer algunas preguntas sobre la vampiresa que se hacía llamar Illana. Su compañera de tribu no dudó en confirmar que la historia de la sanguijuela. Ambas eran buenas amigas desde hacía diez años y, de hecho, Illana la había aconsejado en algunas cuestiones referentes a los vampiros.

-Lamento que la hayan convertido en una sanguijuela-, llegó a confesar Protege-la-Inocencia, -pero es una criatura honorable. Si confiáis en ella, no os dejará en la estacada.

Gracias a ella Voz-de-Plata también había averiguado que Illana no sólo mantenía buenas relaciones con otros Hijos de Gaia, sino también con unos pocos Moradores de Cristal. Además, compartía el amor de los Garou por las tierras salvajes y su preservación, como si reconociese instintivamente la presencia de Gaia en los parajes naturales. En opinión de Protege-la-Inocencia, Illana era un ejemplo perfecto de que podían existir vampiros "buenos".

Cuando Voz-de-Plata compartió sus descubrimientos con sus compañeros de manada, sus hermanos quedaron tan sorprendidos como él. Canción-Oculta asintió diciendo que ya había percibido que la vampiresa no trataba de mentirles, mientras que Crow guardaba un sano escepticismo respecto a la sanguijuela. Voz-de-Plata, por su parte, veía en la vampiresa un débil rayo de esperanza para la dos especies, aunque trataba de no dar rienda suelta a sus ilusiones personales.

Cuando llegó la mañana del lunes treinta de mayo, el cielo estaba ocupado por nubarrones oscuros que no tardaron en dejar caer la lluvia que contenían a lo largo de todo el día. "Un lunes gris y triste", había pensado el Galliard cuando la tormenta los despertó de improviso en la Penumbra. El resto del día había sido igualmente desapacible, pero tanto él como sus hermanos se habían preparado para patrullar las calles de New Westminster a pesar del mal tiempo.

Después de cenar, se quedaron en un portal charlando mientras esperando a que el sol se pusiese. Crow llevaba bebidas ya dos latas de cerveza, Lars aún tenía en mano la lata que había empezado y los demás estaban acabando unos cafés para llevar cuando un Mustang del 84, de color gris plateado, se detuvo frente a la fachada del edificio bajo cuyo alero se habían cobijado de la lluvia. Un hombre de unos cuarenta años, piel morena y ojos oscuros se bajó del vehículo para acercarse a ellos. Sus ropas baratas quedaron empapadas desde el mismo momento en que se bajó del coche. La manada lo reconoció de inmediato: era Galen Hawes, también llamado Fuerza-de-la-Letanía, un Philodox perteneciente a la tribu de los Caminantes Silenciosos.

-Buenas tardes-, saludó el Media Luna mientras se apartaba con un gesto cansado el agua que corría a chorros de su cara.

-Hola, Galen-, le respondieron ellos.

-Hola-, añadió Faruq, -aunque de buenas tienen poco.

-No me digas-, respondió él.

-¿Qué te trae por New Westminster?-, preguntó Canción-Oculta cuando reparó en la seriedad de su rostro.

-Llevo un buen rato buscándoos, pero esta condenada lluvia no me ayudó precisamente. Es la tercera vez que paso por esta calle, maldita sea. Traigo malas noticias.

-¿Qué ocurre?-, preguntó Voz-de-Plata.

-¿Sabéis qué es Brendan & Packard?-, preguntó el Caminante Silencioso. -Me lo temía. Es una de las mayores compañías madereras de la Columbia Británica. Este fin de semana intentó talar ilegalmente los árboles de una zona al noreste del río Powell. Los Wendigo tienen un enclave funerario en esas tierras, por lo que ese territorio es un lugar específicamente protegido por los acuerdos de la Alianza.

-¡Joder!-, soltó Faruq de improviso.

-¡Qué hijos de puta!-, exclamó Crow tan serio como Galen. -¿Llegaron a causar daños irreparables?

-Afortunadamente no. Los Wendigo del protectorado Homathko se enteraron inmediatamente de la intrusión de las máquinas y movilizaron a la Parentela nativo americana del clan Kiskatinaw para formar una barrera humana que impidiese que la empresa profanase sus tierras sagradas. También se pusieron en contacto con los Hijos de Gaia de Vancouver, que movilizaron en seguida a sus amigos en los grupos ecologistas para apoyar a los nativo americanos. Además, los Moradores de Cristal han llevado a la compañía a los tribunales esta mañana, por lo que la tala se ha pospuesto indefinidamente

Voz-de-Plata se sintió extremadamente orgulloso de la rápida reacción de su tribu para ayudar a los Wendigo locales. El Pacto que unía a las trece tribus de la Nación Garou en Vancouver había demostrado una vez más su utilidad. Los Wendigo no habían estado solos en su lucha y contaban con el respaldo del resto de las tribus de Vancouver. "Ojalá todos los Garou del mundo viesen los beneficios que podrían obtener si trabajamos juntos", pensó con un suspiro.

-Si la tala ilegal ha sido detenida-, preguntó despacio Canción-Oculta mientras ponía en orden sus pensamientos, -¿qué es lo que te preocupa realmente?

-Se supone que las sanguijuelas que controlan las empresas madereras humanas tendrían que evitar que ocurriesen incidentes como ese. Los Wendigo están furiosos. No puedo culparles, pero incidentes como este no hacen otra cosa que calentar los deseos de revancha y dar mayor validez a los argumentos de los partidarios de Guttooth.

-¿Temes que no haya sido accidente provocado por la codicia humana?-, preguntó el Galliard sinceramente sorprendido.

-Quiero creer que sólo ha sido un accidente-, respondió Fuerza-de-la-Letanía. -De todas formas, tened los ojos bien abiertos y extremad las precauciones durante los próximos días. Ahora debo irme. Todavía me quedan tres manadas más por avisar. Hasta luego.

-Hasta luego-, respondieron ellos.

Galen Hawes se subió de nuevo a su coche. Pronto perdieron de vista al vehículo incluso antes de que hubiese terminado de abandonar la calle. Las Cinco Garras de Gaia se miraron entre sí.

-Faruq, tú conoces bien a Galen. ¿Es de fiar?-, preguntó Lars hablando por primera vez.

-Por supuesto-, respondió. -Está limpio. ¿Por qué me haces esa pregunta?

-Porque creo que se avecinan problemas-, respondió lacónico el Theurge.

-Estoy de acuerdo-, confirmó Canción-Oculta igual de preocupado.

-.-

La lluvia continuó sin darles tregua durante cuatro horas más o menos, hasta que perdió intensidad para acabar convirtiéndose en una fina capa de llovizna que caía holgadamente sobre las calles y parques de New Westminster. Voz-de-Plata podía contar con los dedos de su mano el número de personas con las que se habían cruzado por la acera a partir de las diez de la noche, aunque los coches seguían recorriendo  a intervalos las calles principales del distrito.

Las malas noticias del Caminante Silencioso habían terminado por estropearle el día y el Galliard sólo deseaba que amaneciese cuanto antes para acostarse y no despertarse hasta que la lluvia volviese a dar un respiro a la ciudad. No obstante, las horas parecían alargarse más de lo necesario, estirando la noche como si fuese en realidad una pesadilla interminable de calles oscuras y luces borrosas. Sus hermanos parecían compartir su humor sombrío, ya que ni siquiera Faruq estaba con ánimos para gastar sus bromas habituales.

Hacia las tres de la madrugada, una sombra femenina completamente desnuda salió de un callejón cercano para correr hacia ellos. Tenía el pelo mojado y pegado a su cara de piel pálida como la nieve. Lo más perturbador en ella no era el hecho de su hermosa desnudez, sino la forma en que movía, con movimientos ágiles y perfectos más propios de un gran depredador que de un ser humano. "Espero no tener que verla nunca alimentándose de sangre humana", deseó para sus adentros el Hijo de Gaia.

Illana se detuvo en seco, agazapándose entre dos coches para evitar que la viesen los pocos conductores nocturnos que rondaban por las calles a esas horas. Seguramente no debía estar preocupada por la presencia de violadores y ladrones, sino que simplemente estaba siendo precavida para evitar llamar la atención de los agentes de policía de la ciudad. Las Cinco Garras de Gaia se acercaron despacio a ella, tan empapados por la lluvia como lo estaba la sanguijuela. Voz-de-Plata no pudo dejar de advertir las miradas cautas de Crow, que inspeccionaba alerta el resto de la calle como si temiese caer en algún tipo de emboscada organizada por los vampiros.

-Hola-, saludó la joven mientras les miraba con unos ojos que resplandecían con brillo rojo y antinatural.

-Bienvenida a New Westminster, Illana-, respondió el Hijo de Gaia intentando mostrar una sonrisa agradable.

-Hola-, la saludó Canción-Oculta. -¿Cómo has venido a vernos con este temporal?

-Hay pocas cosas que me hagan disfrutar tanto como correr bajo la lluvia-, explicó Illana mientras levantaba su rostro hacia la lluvia con los ojos cerrados para dejar que las gotas lo salpicasen libremente. Tanto Voz-de-Plata como sus hermanos permanecieron callados sin saber muy bien qué decir a continuación. -Llevo cuatro noches en Vancouver y tengo más que suficiente. Voy a regresar a mi hogar, en los bosques del norte, durante una o dos lunas antes de volver a poner los pies de nuevo en esta ciudad. Quería despedirme de vosotros-, dijo la vampiresa al mismo tiempo que volvía abrir sus ojos inmersos en aquel malsano resplandor rojizo.

-¿Te has enterado de las noticias del norte?-, preguntó el Philodox.

-No, ¿qué ha pasado?-, preguntó ella con evidente curiosidad.

-Una compañía maderera llamada Brendan & Packard ha intentado talar los árboles de un territorio sagrado que está protegido específicamente por los acuerdos de la Alianza entre los vampiros y los hombres lobo-, le explicó pacientemente Voz-de-Plata.

-Muchos hombres lobo están preocupados-, intervino Canción-Oculta. -Algunos incluso se preguntan si los vampiros... estáis respetando los términos acordados en la Alianza.

-Lo siento-, murmuró Illana. -Ha debido ser un accidente. Os juro que nosotros seguimos comprometidos con la Alianza y los tratos que hemos acordado... Puedo quedarme por aquí unas noches más para ver qué puedo averiguar entre los míos. Sí... será exactamente lo que haré-, añadió con lejano asentimiento de cabeza.

-Gracias-, dijo Voz-de-Plata sinceramente agradecido.

-Debo irme, pero volveremos a vernos muy pronto. Adiós.

Illana se levantó de repente y corrió por la calzada mojada hasta desaparecer de nuevo por el callejón del que había aparecido. Su reacción pilló completamente desprevenidos a los Garou, que observaron con estupor la reacción de la vampiresa.

-No me fío de ella-, manifestó Crow cuando estuvo seguro de que ella se había marchado.

-Yo tampoco-, susurró Faruq por lo bajo.

-Y sin embargo, está diciendo la verdad y no apesta a Wyrm-, afirmó con total seguridad Canción-Oculta. -Lo he comprobado de nuevo.

-¡Oh, vamos! Se ha comportado honorablemente y puede conseguirnos mucha información de los vampiros que nosotros no podríamos conseguir por otros medios-, intervino Voz-de-Plata. -Debemos confiar en ella.

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