viernes, 5 de abril de 2013

FARUQ (5 - 3)

Vancouver, Columbia Británica
3 de junio de 1994

Faruq terminó de beber su lata de cerveza y la arrojó a una papelera verde del Millenium Trail. Hacía dos horas que la lluvia les había dado un respiro, aunque todavía se percibía en los alrededores de Vancouver un ambiente extremadamente húmedo y caluroso. Con pereza, el Ragabash contempló durante unos segundos a varios grupos de adolescentes y adultos jugando de noche en las pistas deportivas del Queens Park. "¡Qué fácil sería olvidar todas mis preocupaciones y unirme a ellos!", pensó sintiendo un pequeño aguijonazo de envidia. En momentos como ese, Faruq casi añoraba la capacidad humana para ignorar los graves peligros que los rodeaban.

Un movimiento escurridizo a su espalda hizo que el Caminante Silencioso se volviese de improviso, temiendo un ataque a traición. Ningún humano podría haberse acercado tanto a él sin que lo percibiese, por lo tanto el intruso debía ser una preocupación grave para él. Cuando se volvió, vio a una loba de pelaje gris y manchas blancas y pardas, que pasaría perfectamente por un animal salvaje perdido o escapado de un zoo de no ser por el sobrenatural brillo rojo de sus ojos.

-Ah, eres tú-, la saludó. -No vuelvas a acercarte a mí de ese modo. ¿Nunca te han dicho que no es buena idea acercarse por la espalda a un hombre lobo?

La loba le respondió con un ladrido amistoso, abriendo la boca y mostrando la lengua tranquilamente. Faruq se puso nervioso. Sabía que podía confiar en Illana más que en cualquier otra sanguijuela de la ciudad, pero ese era el problema... ella era una sanguijuela. "¿Cómo voy a confiar en un ser que está muerto y se alimenta de sangre para sobrevivir?", pensó para sus adentros. Ese conflicto interior lo confundía más de lo que se atrevía a reconocer.

-¿Qué quieres ahora?-, preguntó.

La loba volvió a ladró una vez y, aunque intentaba no llamar la atención, Faruq pudo reconocer fácilmente el tono de urgencia. "No es una maldita visita de cortesía", se dio cuenta el Ragabash con frustración. "Más malas noticias, entonces".

-Está bien. Tú espérame por aquí, entre los árboles. Traeré al resto en unos minutos.

-.-

No fue difícil dar con sus hermanos. Lo estaban esperando en la furgoneta en la calle 1ª, donde los había dejado unos minutos antes. Cuando les contó que Illana estaba en Queens Park, Canción-Oculta cogió al vuelo la idea y le pidió que los llevase de inmediato hasta ella. El alfa de la manada parecía expectante por enterarse de las noticias que pudiese traer la sanguijuela.

La encontraron entre los árboles de Millenium Trail, Granville y Royal Avenue, mirando el paso de los vehículos en las carreteras. Illana había adoptado su forma humana, permaneciendo desnuda como tenía por costumbre. "¿Estará también así cuando se reúne con otros vampiros?", se preguntó el Caminante Silencioso ociosamente. Una parte de él, se sintió atraído inmediatamente por la desnudez de su cuerpo bajo y compacto, pero otra parte insistía en que el tono extremadamente pálido de su piel era un recordatorio constante de que ella era una aberración del Wyrm.

-Dos vampiros fueron asesinados por hombres lobos mientras estaban estaban indefensos en sus refugios durante las horas diurnas-, susurró con tristeza la sanguijuela. -Las voces que piden la guerra se están volviendo más numerosas y enérgicas.

-Lo siento, Illana-, respondió Canción-Oculta sin saber muy bien qué decir realmente.

La vampiresa se volvió para mirarles. Una solitaria gota de sangre estaba dejando un rastro carmesí desde su ojo izquierdo a lo largo de la mejilla, resbalando perezosamente. Aquella era la primera vez que Faruq veía  llorar a un vampiro. Ni siquiera sabía que pudieran hacer tal cosa. La sanguijuela se limpió aquella muestra de debilidad con un gesto de su mano y siguió intentando hablar sin que su voz delatase sus sombrías emociones.

-¿Es que los hombres lobos queréis repetir en Vancouver los sucesos que ocurrieron en Chicago hace dos años?-, preguntó ella.

-¿Qué pasó en Chicago?-, preguntó Voz-de-Plata con genuino interés.

-Vuestro pueblo atacó por sorpresa al mío sin previo aviso. Murieron decenas de víctimas en ambos bandos, incluyendo al Príncipe Lodin y otros importantes vampiros.

-No es nuestra intención, créeme-, respondió Canción-Oculta. -Estamos intentando detener esta maldita escalada bélica. ¿Cuál ha sido la reacción del Príncipe Sigfried?

-Por extraño que parezca, el Príncipe no ha manifestado su opinión. Su esposa, la bruja llamada Julie Foster, está intentando tranquilizar los ánimos con pocos efectos. Todo el mundo está enfadado o tiene miedo. Derek, el líder de las patrullas que protegen la ciudad, ha exigido que se respondan a los ataques. Y por si eso no fuera suficiente, varios vampiros, entre ellos una antigua llamada Stalest, quieren que Sigfried ponga orden en Vancouver o abandone el puesto de Príncipe.

-¿Y por qué tu Príncipe Sigfried no ha cogido a los responsables de los ataques protagonizados por vampiros?-, preguntó Faruq. -¿Por qué no hace algo?

-Lo ignoro-, respondió Illana tras unos tensos segundos.

-¿Quién es Stalest?-, preguntó Canción-Oculta pensativo.

-No he tenido mucho trato con ella, pero tengo entendido que es una antigua entre los míos. Llamamos así a los vampiros que han existido desde hace más de trescientos años. Stalest es una Patricia inmensamente rica, que suele frecuentar los clubs que son propiedad de Sigfried. Es todo lo que sé de ella.

-¿Ha competido con Sigfried por el principado de Vancouver?-, volvió a preguntar el alfa.

-Hasta ahora no, pero muchos de los míos disfrutan de ese tipo de juegos político.

-¿Quieres decir que les gustan las puñaladas traperas?-, preguntó Faruq.

Illana pareció irritarse con su pregunta, tanto que el Ragabash temió haberse excedido. Sin embargo, acabó asintiendo con la cabeza.

-Escúchame bien, Illana-, le pidió Canción-Oculta. -Hemos hecho algunas averiguaciones que nos están poniendo sobre la pista correcta, pero necesitamos más tiempo para descubrir a los responsables. Vuelve con los tuyos y averigua todo lo que puedas. Creo que todavía existe una posibilidad de detener esta locura.

La sanguijuela asintió con convicción y, sin despedirse, obligó a su cuerpo a empequeñecerse hasta adoptar el aspecto de un murciélago negro, para luego alejarse planeando con sus alas membranosas entre las ramas de los árboles. Asombrados, Faruq y sus hermanos la vieron desaparecer en el oscuro cielo nocturno.

-¿Por qué no le has hablado de lo que vimos en la reunión de anoche?-, le preguntó Faruq al alfa de su manada en voz baja.

-Porque no quiero que advierta involuntariamente a los que estén manejando los hilos-, respondió Canción-Oculta. -Confío sinceramente en ella, pero sospecho del resto de los vampiros de Vancouver.

-.-

Vancouver, Columbia Británica
4 de junio de 1994

Las calles de New Westminster se fueron quedando vacías poco a poco, hasta que sólo el ocasional coche rompía la monótona tranquilidad del vecindario. Aun así, Faruq sabía muy bien que no empezaría a relajarse hasta que no saliese el sol por el horizonte. Hacía pocos días que su manada había sufrido un ataque en las últimas horas de la noche y ninguno de sus miembros volvería a cometer los mismos errores que permitieron que sus enemigos estuviesen a punto de matar a Lars.

A las seis de la madrugada, la manada vio a un hombre de pie en la acera de la calle Carnarvon, apoyado sobre el capó de un viejo coche. Lars detuvo la furgoneta de la manada junto al coche en el mismo momento en que reconoció a Galen Hawes, al que los Garou también llamaban Fuerza-de-la-Letanía. Faruq bajó la ventanilla del asiento del acompañante y saludó con una sonrisa a su compañero de tribu.

-Me alegra verte con buena salud, viejo zorro. ¿Qué haces por el barrio?

-Traigo malas noticias, chicos. Los Colmillos de Fimbul, una manada compuesta por tres Fenris, han aparecido muertos cerca del recinto ferial de la Expo. Guttooth y sus seguidores han acusado a los vampiros y quieren que el Clan del Pacto les declare la guerra. Por ahora, los Ancianos de las tribus se han negado a acceder a sus demandas. Por alguna razón, lord Abercorn quiere que investiguéis a fondo el lugar. ¿Vosotros entendéis por qué?

-Sí, creo que sí Galen-, respondió Faruq aparentando toda la calma que pudo reunir. -Gracias por el mensaje.

-No sé en qué andáis metidos, pero tened cuidado-, respondió Fuerza-de-la-Letanía, mientras abría la puerta de su coche para subirse a él

-¿A la Expo?-, preguntó Lars desde el asiento del conductor.

-Eso parece-, confirmó Canción-Oculta.

-¿Por qué siempre parece que somos los únicos que hacemos horas extras?-, preguntó el Ragabash con una mueca burlona

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