jueves, 25 de abril de 2013

FARUQ (5 - 4)

Vancouver, Columbia Británica
4 de junio de 1994

La enloquecedora conversación que habían tenido con Necross marcó un punto de no retorno en el corazón de Faruq. De haber podido, incluso hubiese estallado de carcajadas ¡y al diablo con las consecuencias! "Si nuestra mejor baza para mantener la paz es un vampiro enloquecido con más trastornos que pulgas tiene un Roehuesos, hemos caído muy bajo." Cuanto más pensaba en esa idea, más divertida la parecía, hasta llegar a un punto en que ya no importaba nada, ni las horribles sanguijuelas que protegían a Necross, ni Guttooth ni mucho menos la paz entre Garou y vampiros. Si le quitabas todas las cargas de importancia y responsabilidad que soportaban sus hombros, te dabas cuenta de que su situación era extremadamente ridícula. "Está claro que Roger Daly nos la ha jugado a base de bien".

A pesar de los pensamientos tan cómicos que se le venían a la cabeza, Faruq fingió seguir interesado en la conversación después de que el enano llamado Rex hubiese contado lo que había averiguado. Gracias a Gaia, no tuvo que esforzarse demasiado. La fragmentada mente de Necross había vuelto a perderse en su propia locura, arrastrada por sus miedos más ocultos. Esta vez la voz del vampiro sonó completamente aterrorizada y, con un tono extremadamente agudo, les suplicó que "no lo llevasen con los Otros". Canción-Oculta y Voz-de-Plata perdieron veinte minutos de su vida intentando convencerle de lo contrario, mientras el vampiro lloraba histérico mientras abundantes lágrimas de sangre resbalaban por sus pálidas mejillas.

Después de sus vanos intentos por sacar más información útil al señor de la Gran Biblioteca, el alfa de las Cinco Garras de Gaia pidió a Alberich que los devolviese a la superficie. El horrendo vampiro así lo hizo, aunque no sin antes repetir el proceso de empaparles las narices con el paño impregnado de productos químicos para anular su sentido del olfato y cubrirles luego las cabezas con las consabidas capuchas. Sus anfitriones los guiaron de nuevo durante lo que parecieron dos o tres horas, dando vueltas interminables y haciendo frecuentes descansos a intervalos al azar. No obstante, la última vez que hicieron un alto, Alberich les quitó inesperadamente las capuchas. "¡Estamos de nuevo en los aseos masculinos del Lamplighter Pub!", se percató Faruq completamente impresionado.

El local había cerrado hace horas y tenía las luces apagadas, pero la horrenda sanguijuela se movió entre las mesas con la facilidad que concede la experiencia para abrirles con su propio juego de llaves la puerta que daba a la calle. Por último, el bueno de Alberich, como no, pronunció una seca despedida.

-Recordad los juramentos que habéis pronunciado esta noche, dado que os va en ello la vida.

Faruq salió a la calle sin despedirse siquiera, notando una leve sensación de vacío en su nariz. "¡Malditas sanguijuelas!", pensó en silencio echando un último vistazo de reojo al viejo local: la puerta estaba cerrada, como si no se hubiese abierto más desde la hora de cierre.

-Este sitio me da escalofríos-, susurró para que lo oyesen sus hermanos.

-Ven, no te detengas-, le pidió Canción-Oculta. -Tenemos que volver cuanto antes a la furgoneta.

El oscuro cielo sobre sus cabezas parecía más claro de lo que debería, heraldo del cercano amanecer que estaba por llegar. Las Cinco Garras de Gaia tenían que ir ahora a Stanley Park e informar a los Ancianos del Clan del Pacto.

-.-

-¿Vosotros qué opináis de todo esto?-, preguntó Canción-Oculta sin poder evitar un fuerte bostezo.

-Necross está rematadamente loco-, afirmó Crow sin miramientos.

-Y nosotros lo estaremos aún más si confiamos en él-, lo apoyó Faruq. -¿Os imagináis las caras que pondrán la mayoría de los Ancianos cuando les contemos que la paz depende de una sanguijuela demente?

-Sin embargo, Roger Daly nos dijo que ese vampiro podía influir en Sigfried-, respondió Voz-de-Plata-, aunque no me ha quedado claro si el Príncipe es otro vampiro o una personalidad de Necross.

-Lo siento, pero si en realidad el Príncipe Sigfried es una de las múltiples caras de Necross, estamos verdaderamente jodidos-, contraatacó el Ragabash riéndose sin poder evitarlo.

-No tenemos forma de saberlo-, afirmó Lars malhumorado, -aunque confío que Alberich y los otros vampiros intervengan a favor de la paz.

-¿Por qué crees eso?-, preguntó Canción-Oculta interesado.

-Pensadlo bien-, respondió el Theurge concentrado en conducir. A esas horas tan tempranas el tráfico de la ciudad era escaso pero incipiente y Lars conducía despacio para evitar problemas a pesar del cansancio que parecía ir adueñándose de él. -Esos vampiros se han tomado demasiadas molestias.

-¿Para que no supiésemos cómo entrar la biblioteca?-, quiso saber Crow.

-En parte sí-, confirmó Lars-, pero también para construir las instalaciones y reunir todos esos antiguos textos y documentos que atestan sus estanterías.

-Entiendo lo que quieres decir-, asintió de pronto Voz-de-Plata. -Si finalmente estalla la guerra entre Garou y vampiros, la Gran Biblioteca podría acabar destruida.

-Desde luego, eso jugaría a nuestro favor-, murmuró pensativo Canción-Oculta. -Quizá por eso Rex reveló abiertamente la conversación que había escuchado a Kyle.

-Pero... ¿estamos seguros de que decía la verdad?-, interrumpió Faruq.

-Lo estamos. Usé mis dones espirituales de Philodox durante toda la conversación.

-Entonces todo queda en manos de los Ancianos...

-.-

Tal como se suponía, la reunión del Consejo de Representantes se celebró durante las primeras horas de la mañana, exactamente a las nueve en punto, en una espesa arboleda al sur de Stanley Park. Una vez realizadas las viejas fórmulas rituales de apertura, Roger Daly, vestido con un caro traje de negocios en forma Homínida, tomó la palabra para explicar a los presentes el motivo de la reunión y los graves peligros que amenazaban a la paz del Clan del Pacto. A continuación, el líder de los Moradores de Cristal informó que la manada de las Cinco Garras de Gaia estaba presente para dar testimonio de los hechos.

Voz-de-Plata fue el portavoz de la manada. Explicó con acierto y la máxima brevedad las noticias que les había traído Illana acerca de los ataques protagonizados por hombres lobo contra algunos vampiros durante las últimas noches. A continuación el Galliard describió con igual veracidad de la emboscada que habían sufrido ellos en sus propias carnes durante una de sus patrullas. Citando una fuente anónima que les informó de una reunión secreta en British Properties, narró el encuentro que habían observado furtivamente entre unos Garou renegados, liderados por el Ronin conocido como Sangre-Podrida, y dos vampiros, uno de ellos llamado Kyle, que estaban de acuerdo en que todo marchaba "según el plan".

Faruq ya conocía esa parte de la historia, por lo que el tiempo que invirtió Voz-de-Plata en explicar todos los sucesos que habían vivido durante los últimos días se convirtió en una especie de ordalía personal en la que debía luchar por permanecer despierto y con los ojos abiertos. Aunque los Ancianos del Clan del Pacto perdonasen la irreverencia de verlo bostezar en una reunión tan importante como la que estaba teniendo  lugar gracias a su condición de Ragabash, Faruq no deseaba dejar malparados a sus hermanos de manada, por lo que luchó con todas sus fuerzas contra el cansancio y el sueño.

Ignorando su feroz lucha por mantenerse despierto, el Galliard continuó su relato sin que le flaqueasen las fuerzas en ningún momento. Habló de lo que lo vieron en el recinto ferial de la Expo, de los extraños poderes del Wyrm y de la inestimable ayuda de Ruth Imparte-Su-Justicia. Lars tomó brevemente la palabra en ese punto para anunciar lo que llevaba cavilando tanto tiempo en silencio: en su opinión, el Wyrm estaba reuniendo energías para convertir las instalaciones de la Expo en un poderoso túmulo corrupto en el interior de la ciudad. Los Ancianos se tomaron muy en serio su advertencia, pero prefirieron terminar de escuchar el relato antes de debatir conjuntamente acerca del problema. Voz-de-Plata también explicó su conversación con Roger Daly, su entrevista con Necross y las noticias que habían averiguado por medio de Alberich y Rex, destacando la segunda reunión que se produciría esa misma noche.

Cuando su hermano hubo terminado su relato, los Ancianos no podían evitar mostrar su preocupación por la gravedad de los hechos. Todos estuvieron de acuerdo en que debían descubrir a los conspiradores y en que el túmulo del Wyrm era su máxima prioridad. Sin embargo, pronto llegaron a la misma conclusión que Roger Daly el día anterior: las sanguijuelas considerarían un acto de guerra el hecho de que un grupo numeroso de guerreros Garou entrase en la ciudad para destruir y purificar un supuesto túmulo del Wyrm.

En ese instante, Mira-Lejos, una gran loba de pelo castaño rojizo que actualmente dominaba a las manadas de Garras Rojas en la Columbia Británica, tomó la palabra para advertir a los Garou reunidos que no podría controlar por más tiempo la llamada de la guerra en los corazones de los Garou de su tribu. Ello no causó muchas sorpresas entre los Ancianos del Consejo. Mira-Lejos siempre había sido una excepción entre los suyos, una Garra Roja paciente e introspectiva. La mayoría de los Garou de su tribu eran firmes partidarios de la guerra contra humanos y sanguijuelas, por lo que apoyaban abiertamente la llamada de Guttooth.

No obstante, esos mismos Ancianos sí quedaron estupefactos cuando Stefan Ewald, el veterano líder de la Camada de Fenris, tomó también la palabra para describir con distintas palabras la misma situación. A sus cincuenta años, Stefan medía un metro noventa y cinco y pesaba alrededor de ciento veinte kilogramos de puro músculo. Llevaba el pelo rubio corto y un poblado bigote. Era difícil imaginarse a cualquiera de sus subordinados desafiando su voluntad, pero ese parecía ser el caso. El viejo guerrero parecía extremadamente incómodo, de modo que se ofreció inmediatamente voluntario para encabezar un ataque contra el túmulo del Wyrm en la Expo.

El líder de los Señores de la Sombra, un individuo de un metro noventa de altura pero delgado como un alambre, tomó la palabra en ese instante.Tenía pómulos altos, una mandíbula fuerte y una nariz aguileña, con espesas cejas negras, pelo hasta los hombros y un bigote acicalado. Cuando habló, todos los presentes escucharon su magnífica voz llena de cierto distanciamiento y reserva. Su acento extranjero, proveniente de algún lugar de Europa oriental, contribuía a magnificar su estampara de viejo noble europeo. Lucas Kawecki afirmó que, "si los Colmillos Plateados no podían solucionar esta crisis, no quedaría más remedio que deponerlos de su puesto".

Faruq se percató sin dificultad de que los Ancianos estaban divididos. Stefan Ewald parecía compartir esa idea, al igual que Coros, una loba esbelta que se había convertido en líder de los Uktena hace poco más de diez años. No obstante, sus opiniones fueron acalladas por una gran mayoría que recorría a los Ancianos de las restantes trece tribus, llegando incluso recurrir a la Letanía:

-El líder no será desafiado en tiempo de guerra-, citó pacientemente Jacques Lapointe, el único Contemplaestrellas presente en la Columbia Británica.

Por supuesto, las discusiones y los debates se prolongaron a partir de este punto, saltando fácilmente de un problema a otro sin llegar nunca a una solución satisfactoria. Para erradicar a los peones del Wyrm en el recinto ferial, había que apaciguar a las sanguijuelas y para eso tendrían que detener los planes de los conspiradores que habían tramado la guerra entre los vampiros y los Garou de Vancouver. Parecía que todos los problemas estaban interconectados hasta un punto sin solución.

Tras hablar en privado con Roger Daly durante un receso, el propio lord Abercorn tomó la palabra para tranquilizar los ánimos del resto de los Ancianos y de las tribus a las que representaban. Con voz cansada pero llena de confianza, informó a los otros líderes que elegiría a los Garou en los que más confiaba para resolver este problema, pero que, dada la naturaleza de la delicada misión que tendrían que afrontar, sus nombres permanecerían en secreto por el momento.

La decisión del líder de los Colmillos Plateados no sentó bien a muchos Ancianos del Consejo de Representante, incluyendo a algunos de sus partidarios más fieles, como Brendan Dooly, líder de los Fianna, Olga Norquist, la líder regional de la tribu de las Furias Negras, o el guerrero Wendigo llamado Jim George. Sin embargo, los Ancianos acabaron aceptando el hecho de que lord Abercorn había tomado una decisión inamovible, lo que puso fin a la reunión. Faruq no se había alegrado tanto de algo así en toda su vida. "Cuando me eche a dormir, no conseguirán despertarme ni en un par de siglos", pensó el Ragabash con una sonrisa cansada en sus labios.

El Caminante Silencioso estaba tan agotado que no vio cómo Roger Daly se acercaba a ellos, al igual que les ocurrió a sus hermanos de manada. El astuto Morador de Cristal eligió darles alcance cuando no había más Garou por los alrededores para tener un conversación privada.

-Felicidades-, dijo escuetamente. -Lord Abercorn os ha elegido a vosotros para llegar al fondo de este asunto de una vez por todas.

-¿Estás hablando en serio?-, preguntó Faruq con incredulidad. No le hizo falta buscar la confirmación de Canción-Oculta y sus dones de Philodox. La noticia era lo bastante mala por sí misma para ser cierta.

-¿Qué tenemos que hacer?-, preguntó con un suspiro el alfa de las Cinco Garras de Gaia.

-Colaros en la reunión de los conspiradores, averiguar quiénes son sus líderes y volver inmediatamente al Buda Sonriente para informarme de todo. A partir de ese punto, tomaremos las decisiones oportunas.

-¿Por qué lord Abercorn te ha puesto al mando?-, quiso saber Crow.

-Confía en mi criterio respecto a los vampiros. Es todo lo que necesitáis saber.

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