miércoles, 5 de junio de 2013

CANCIÓN-OCULTA (6 - 1)

St. Claire, Washington (EE.UU.)
17 de noviembre de 1998

Todos los Garou del Clan de las Visiones Ocultas estaban allí para despedirse a excepción de su Protectora, la Wendigo conocida como Serpiente-Roja. Guardián-del-Pueblo-Viejo pronunció un corto discurso de despedida, invitándoles a regresar tan pronto como pudiesen. A continuación, Sonrisa-de-la-Mañana se transformó en lobo y emitió unos largos y emotivos aullidos, mientras el Guardián de la Puerta, Deepak Nube-Serena, convencía a Niebla, el tótem del túmulo, para que permitiese abrir un Puente Lunar que lo comunicase temporalmente con el Clan del Ojo del Oeste. Sus piadosas suplicas surtieron el efecto deseado, ya que apareció una luz brillante que se transformó, poco a poco, en un túnel translúcido de unos tres metros de diámetro.

Canción-Oculta echó un último vistazo a su alrededor, registrando una vez más en su memoria todas las caras presentes con la intención de no olvidar nunca a los Garou que los habían acogido tan generosamente a pesar de su reservada conducta. "Ojalá Gaia permita que estéis todos aquí cuando regresemos", pensó emocionado en completo silencio. Luego, hizo un gesto a sus hermanos para comenzar su viaje. Faruq fue el primero entrar, seguido de cerca por Crow y Susurros-del-Pasado. Lars no podía caminar por sí mismo con suficiente soltura para hacerlo solo, así que el Philodox se había ofrecido para ayudarlo a caminar hasta el otro lado. Por su parte, Jacques Lapointe había decidido que sería el último en cerrar la marcha, a pesar de tener el rango  más alto en la jerarquía Garou.

A través de las paredes traslúcidas, Canción-Oculta pudo distinguir que el Puente Lunar ascendía lentamente hasta las alturas del cielo nocturno. En cierta ocasión, Lars le había explicado que se creía que los Puentes Lunares alcanzaban el Reino Etéreo, la región de la Umbra donde moraban los grandes Celestes como Selene, Helios y los otros grandes espíritus planetarios. El Theurge caminaba ahora jadeando por el esfuerzo, sin ánimo alguno por deleitarle con ese tipo de historias. Apoyaba todo su peso en su brazo derecho, con el que se sujetaba a él, mientras que con el izquierdo sostenía un saco de cuero, del tamaño de un puño y perfectamente cerrado de forma que no se podía intuir siquiera que escondía en su interior. Cuando lo habían visto una hora antes, Faruq y Crow le preguntaron qué escondía allí, pero Lars se había mostrado inflexible.

-Todavía no ha llegado el momento de mostrarlo, hermanos-, había dicho débilmente antes de que anocheciese, -pero os puedo asegurar que es algo que será de gran ayuda en nuestra búsqueda.

El Puente Lunas alcanzó su culmen y comenzó a descender poco a poco hasta devolverles a la tierra.  Una brisa cálida dejó atrás el frío que traían con ellos, trayendo consigo el olor de abetos y pinos. Cuando Canción-Oculta y Lars salieron al otro lado, descubrieron que estaban rodeados por un tosco círculo formado por cinco abetos gigantes, cada uno de los cuales debía medir aproximadamente sus buenos treinta metros de alto. Sus hermanos estaban hablando con dos Garous. El más cercano era un indio centroamericano de mediana edad, que lucía un gastado parche sobre su ojo derecho. Vestía una camisa de manga corta de rayas, rojas y grises, unos pantalones oscuros y unas sandalias de cuero. El otro era un gran lobo de pelaje castaño, interrumpido por varias cicatrices de gran tamaño que recorrían su pecho y sus patas.

-Y ellos son Canción-Oculta, nuestro alfa, Lars y el Anciano Jacques Lapointe de la tribu de los Contemplaestrellas-, terminó de decir Susurros-del-Pasado.

-Sed todos bienvenidos al Clan del Ojo del Oeste-, respondió el indio centroamericano. -Soy Ojo-Caliente, Media Luna de la tribu Uktena y Guardián de la Puerta.

-Y yo soy Corazón-Capaz, Ahroun de la tribu de los Hijos de Gaia y Protector de nuestro clan-, añadió su compañero en la lengua Garou. A pesar de los guturales gruñidos de ese idioma, el gran lobo parecía contento de verles.

-Os damos las gracias por este cálido recibimiento-, manifestó Canción-Oculta. Lars hizo un ademán de soltarse, pero el Philodox siguió ayudándolo a sostenerse a pesar de todo. "Una mala caída no es la mejor carta de presentación que podríamos ofrecer en estos momentos", pensó el Colmillo Plateado ocultando una sonrisa divertida.

-Nos sentimos muy honrados por tu visita, Contemplaestrellas-, añadió el Uktena.

-Para mí también es un honor volver a visitaros después de tanto tiempo. Pero dime, ¿ha llegado ya mi venerable hermano, Morihei Montaña-Alta?

-Sí-, reconoció de inmediato el Protector-. También nos habló de la tragedia de Shingalu. Todos lamentamos vuestra pérdida.

-Gracias, Corazón-Capaz-, respondió Jacques Lapointe con tono neutro. -Supongo que Celeste Cumbre-Nevada querrá vernos esta misma noche, ¿no es cierto?-, añadió tras una incómoda pausa.

-Sí.Seguidme-, gruñó el gran lobo justo antes de ponerse en marcha.

-.-

El Protector del Clan del Ojo del Oeste les guió por una serie de senderos ocultos en la vegetación, que se alejaban de los grandes abetos que constituían el centro del túmulo. La temperatura a esas horas de la noche, aunque fresca, era sumamente agradable si se la comparaba con el frío reinante en Vancouver o St. Claire por esas mismas fechas del año. El relieve colindante era ligeramente accidentado, ofreciendo numerosas cuestas y pendientes que daban forma al hermoso paisaje que los rodeaba.

Durante el camino, Jacques Lapointe les contó algunas cosas interesantes. Les dijo que los Hijos de Gaia y los Uktena compartían la responsabilidad de proteger del Clan del Ojo del Oeste, que estaba situado en el  sur de California, en el Parque Estatal del Monte Tamilpais. Celeste Cumbre-Nevada era la líder del clan. Por la forma en que hablaba de ella, Canción-Oculta estaba seguro de que el Contemplaestrellas la respetaba y la admiraba en igual medida. Los Uktena, por su parte, parecían preferir que los Hijos de Gaia y su Parentela se ocupasen de los asuntos cotidianos del clan, para poder centrarse así en sus propios intereses espirituales.

Corazón-Capaz, que había escuchado perfectamente todo lo que había dicho el Anciano Contemplaestrellas, no añadió nada más. Sólo pareció interesado en la conversación cuando Crow le preguntó directamente cuáles eran las amenazas que habían tenido que sortear últimamente los guardianes del clan.

-Humanos-, gruñó el Protector sin ninguna acritud. -Clavan sus falsas cuevas en la tierra y exploran los bosques de los alrededores. La mayoría son inofensivos. El secreto es nuestra mejor defensa. Para alejarlos de los territorios importantes, usamos a algunos Guardianes Garou y miembros de la Parentela con pelajes de guardias forestales.

-.-

Corazón-Capaz les guió hasta una discreta arboleda por la que pasaba un arroyo que bajaba hacia el oeste. Las copas de los árboles se elevaban a baja altura del suelo, que estaba cubierto por hojas y ramas caídas. Aquí y allí se podían ver otras manadas de lobos, así como algunos hombres lobo en forma Homínida dedicándose a descansar o charlar entre ellos.

El Protector les guió hasta un pequeño grupo compuesto por una pareja y un lobo, que se levantaron nada más verlos para darles la bienvenida. La mujer era una guapa y fuerte afroamericana de unos sesenta años de edad, que tenía el pelo blanco y recogido de manera "informal". Llevaba puesto en vestido de múltiples colores y con numerosos motivos florales, entre los que estaba bordado el símbolo de la paz. Alrededor de su cuello llevaba dos colgantes llenos de abalorios y piedras cristalinas, y dos pendientes de pequeñas plumas rojizas colgaban de los glóbulos de sus orejas.

A su lado estaba un hombre corpulento y fuerte, de larga melena color arena y recogida en una cola de caballo, ojos azules y manos encallecidas. Iba vestido con una simple camiseta desteñida y unos pantalones vaqueros sucios. Y por último, detrás de ellos aguardaba un lobo de pelaje lustroso de color negro y un palpable aire de seguridad en sí mismo.

-Mi nombre es Celeste Cumbre-Nevada y tengo el placer de daros la bienvenida a nuestro clan-, les saludó la mujer con una sonrisa abierta y llena de afecto. -He estado deseando conoceros desde que oí hablar por primera vez de las Cinco Garras de Gaia.

-Te damos las gracias, Cumbre-Nevada-, respondió Canción-Oculta. -Es un honor tener la oportunidad de visitar vuestro clan.

-Como siempre, tú también eres bienvenido, viejo amigo-, le dijo a Jacques Lapointe. Su sonrisa se ensanchó un poco más durante unos segundos.

-Gracias, Celeste-, respondió el Contemplaestrellas con un tono sumamente comedido.

-Todos lamentamos lo ocurrido en Shingalu y os acompañamos en el sentimiento-, dijo ella mientras se acercaba para coger sus manos con las suyas y darle apoyo, -pero creo que el calor de los acontecimientos han impulsado a los líderes de tu tribu a una decisión precipitada. ¿Estás seguro de que quieres partir esta noche con Morihei Montaña-Alta?

-Debo hacerlo-, respondió Jacques incómodo. -Los Contemplaestrellas tenemos que defender nuestro hogar.

-Me apena oírlo y, sin embargo, lo comprendo-, respondió Cumbre Nevada con un suspiro. -Pero debes saber que tú y los tuyos siempre podréis venir a visitarnos cuando queráis. El Clan del Ojo del Oeste siempre os dará la bienvenida.

-Nunca pondría eso duda. Muchas gracias, vieja amiga.

Los dos se dieron un caluroso abrazo de despedida, como si presintiesen que no volverían a verse nunca, y luego Jacques se apartó incómodo. A continuación se despidió de los otros Garou,  a los que se refirió por los nombres de Tim y León-en-Marcha. El hombre le dio la mano y le deseó buena suerte. El lobo, sin embargo, se limitó a despedirse con un pequeño gruñido sordo.

-Ahora sí ha llegado el momento de la despedida, amigos-, dijo Lapointe a las Cinco Garras de Gaia. -Usad la cabeza para revelar los engaños de la Tejedora, además de las garras con las que habéis luchado hasta este momento contra el Wyrm, y alcanzaréis metas nunca vistas en el pasado.

-Mucha suerte, Jacques-, le deseó sinceramente Canción-Oculta mientras estrechaba su mano con la suya. Aquella era una de las pocas situaciones en las que el Colmillo Plateado se quedó sin palabras, por lo que se limitó a mirarlo a los ojos y rezar porque el Contemplaestrellas estuviese tomando la decisión correcta.

-Gracias, Canción-Oculta. Cuando miro tus logros, me siento orgulloso de ser un simple metis. Tienes un juicio certero. No permitas que tus emociones anulen la comprensión de la realidad.

El Anciano se fue despidiendo uno a uno del resto de sus hermanos, demorando lo inevitable para ofrecer un último consejo a la mayoría de ellos. Hecho esto, retrocedió para volver a mirarlos a todos y, finalmente, alzó su mano para despedirse por última vez.

-Corazón-Capaz te acompañará hasta el lugar de descanso de Morihei-, añadió Celeste. -¡Qué la Gran Madre te proteja siempre allá donde estés, Jacques!

El Protector del Clan del Ojo del Oeste se alejó lentamente seguido por el Contemplaestrellas, desapareciendo pronto entre las sombras de los árboles. Canción-Oculta se volvió entonces para observar a sus anfitriones, que se centraron de nuevo en las Cinco Garras de Gaia.

-Celeste...-, murmuró el hombre al que Jacques había llamado Tim.

-Ah, sí. ¡Qué descuido tan imperdonable por mi parte! Os presento a Tim Fresno, Ahroun de mi tribu y uno de los guardianes de nuestro clan. El silencioso lobo que nos acompaña es León-en-Marcha, Galliard de la tribu Uktena y Maestro del Rito.

-A mí me llaman Susurros-del-Pasado. Soy un Galliard de la tribu de los Señores de la Sombra. Permitidme que os presente a todos los miembros de mi manada.

-.-

Canción-Oculta estuvo examinando discretamente a Celeste. Cumbre-Nevada le parecía una líder honesta e inteligente, con buena voluntad y fuerza de carácter. "Ojalá hubiese estado en Vancouver antes de que todo se fuese a la mierda", pensó para sí el Colmillo Plateado. Su juicio de Philodox también le decía que la actitud reservada de Tim Fresno escondía un carácter tímido pero sereno, pero había algo en la mirada de León-en-Marcha que le alarmaba. Los ojos del Uktena no dejaban traslucir ninguna pista de sus intenciones, pero Canción-Oculta hubiese apostado todo lo que tenía en el mundo a que el León-en-Marcha escondía algo. Una vez que terminaron las presentaciones, todos hicieron ademán de sentarse en el suelo.

-Lars, no tienes buen aspecto. ¿Quieres que atendamos tus heridas?-, preguntó la Hija de Gaia preocupada al ver su gesto contraído por el dolor cuando el Fenris había tomado asiento.

-Agradezco el ofrecimiento, pero estoy bien. No tengo ninguna herida que mi propio cuerpo no pueda sanar con el tiempo.

-Cumbre-Nevada tiene razón-, intervino León-en-Marcha usando la lengua Garou mientras se incorporaba al mismo tiempo tiempo que su cuerpo adoptaba la forma Glabro. Su forma de hombre primitivo era menos alta y más nervuda que la mayoría de los Garou. -Los míos conocen algunos remedios que aliviarán tu dolor. Ven conmigo, te ayudaré.

"¡Ahí está!", se percató el Philodox. Eso es lo que el Uktena quería realmente. Lars también lo comprendió, porque tras unos instantes de duda, acabó aceptando y permitió que León-en-Marcha lo ayudase a caminar. Cumbre-Nevada y Tim parecían tan sorprendidos como sus hermanos de manada y el silencio cayó sobre ellos como una pesada lápida de piedra.

"¿Por qué tomarse tantas molestias?", se preguntó el Colmillo Plateado mientras las dos figuras se alejaban lentamente. "¿Qué está pasando aquí?" Una cosa era evidente: el Uktena no había querido ser sutil. Más bien, parecía como si el tiempo corriese en su contra, aunque había sido lo bastante educado para buscar una mínima excusa que le permitiese llevarse a Lars sin ofender a nadie.

-No os preocupéis por él-, dijo Celeste rompiendo el repentino silencio. -No le pasará nada. Aunque Unicornio nos enseñó a los Hijos de Gaia algunos poderosos medios para curar todo tipo de heridas, los Uktena también tienen una gran comprensión de la medicina antigua, la herbolaría y todo tipo de remedios que desconocemos. Lars está en las mejores manos.

-Estoy seguro de eso-, la tranquilizó Canción-Oculta con una sonrisa, dando a entender que entendía lo que estaba pasando y que no se sentía alarmado en modo alguno.

-Por supuesto-, asintió Cumbre Nevada. -Ahora podríais hacer feliz a una vieja aburrida contándome de primera mano las famosas circunstancias que rodearon a vuestro Rito de Iniciación y las recientes noticias de la guerra contra los vampiros de Vancouver.

-Nuestro Galliard lo hará con mucho gusto, Cumbre-Nevada-, respondió automáticamente el Colmillo Plateado mientras echaba una última mirada cautelosa en la dirección por la que habían ido Lars y León-en-Marcha.

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