martes, 5 de junio de 2012

C. DE T. 1 - 14: LA CAPILLA DE BALGRAD


Se dice que en tiempos pretéritos, Dios Todopoderoso maldijo a Caín por haber asesinado a su hermano. Se dice que le impuso su marca, condenándolo a vagar por toda la eternidad. También se dice que más tarde el Señor se apiadó de esta desdichada criatura y envió a sus ángeles para que le convenciesen de que debía pedir perdón por sus pecados, mas Caín los rechazó orgulloso y ellos pronunciaron terribles maldiciones para castigarlo por su osadía. Una de esas maldiciones convertiría desde entonces a la luz del sol en un enemigo implacable para él y todos sus descendientes. Desde entonces, la Estirpe de Caín mora en las tinieblas y duerme oculta en lugares seguros durante las horas del día.

La necesidad de elegir un sitio seguro donde descansar durante el curso del día es una característica común  de todos los Cainitas, sin importar nuestro linaje ni nuestra procedencia. Para nuestra seguridad, este refugio debe ofrecer una oscuridad total de la luz natural y no debe despertar las sospechas de los humanos de los que nos alimentamos, puesto que mientras el sol brille en los cielos estaremos débiles e indefensos, durmiendo el sopor de los no muertos. Así pues, la elección de un refugio adecuado es una consideración vital para nosotros. Es cierto que en tiempos de necesidad, podemos intentar ocultarnos en lugares poco seguros, o incluso peligrosos, pero esas elecciones suelen ser motivadas por razones de la mayor importancia. Sin embargo, todo Cainita que espere sobrevivir se toma las consideraciones oportunas respecto a su refugio con la mayor seriedad y cautela.

Si esto es cierto para la Estirpe de Caín, en el caso de los magi de la Casa Tremere el refugio se convierte en un pilar fundamental de nuestra existencia por otras razones. Como eruditos de las sendas ocultas y las artes mágicas, necesitamos lugares seguros donde seguir progresando en nuestra comprensión de las sendas y rituales taumatúrgicos, donde estudiar y experimentar con las esencias elementales y donde guardar nuestros conocimientos escritos así como cualquier objeto inusual que deba ser estudiado y protegido. Así pues, una capilla Tremere no sólo es un refugio defensivo, sino también un lugar destinado al aprendizaje de los magi que moran en ella. Todas estas razones convierten a una capilla Tremere en una base de poder necesaria para las ambiciones de nuestra Casa.

Una vez que los superiores de un magus le conceden permiso para fundar una capilla nueva, hay muchas decisiones que deben tomarse. El futuro regens deberá escoger el lugar adecuado, siguiendo no sólo criterios relacionados con el mundo de los mortales, sino también con las posibles corrientes invisibles de vis, las criaturas sobrenaturales de los alrededores, etc. También deberá escoger cuidadosamente a los sirvientes que atiendan las necesidades de la capilla, así como a los aprendices que recibirán la instrucción necesaria y que se convertirán en magus Tremere si superan las pruebas adecuadas. Asimismo, el regens deberá elaborar las mejores salvaguardias mágicas de las que disponga en su saber para proteger a la capilla de las intrusiones y asaltos enemigos.

En resumen, la fundación de una nueva capilla es una tarea ingente que consume grandes cantidades de esfuerzos y de tiempo. Por tanto, me tomé estas responsabilidades con la mayor dedicación por mi parte. El lugar elegido era un viejo edificio en ruinas, víctima de un incendio pasado, en el barrio de los artesanos. Los albañiles y carpinteros contratados para la obra, que estaban bajo los efectos de mi Dominación para que no contasen nunca a nadie lo que construían, siguieron mis instrucciones al pie de la letra y la hermandad oculta me proporcionó los fondos necesarios para una construcción rápida.

El edificio iba a ser construido por completo en piedra, algo muy costoso por aquel entonces, con una planta rectangular. Era una estructura robusta y poco elegante, de una planta de altura por encima de la calle. Las ventanas estarían tapiadas en el interior, pero los postigos estarían entreabiertos, ofreciendo una falsa imagen de habitabilidad desde la calle. La única vía de entrada se hallaba en la fachada principal, una robusta puerta de madera con refuerzos de hierro a ambos lados, sin ningún tipo de símbolo que llamase la atención. No obstante, su lado interior ocultaba todo tipo de salvaguardias de protección. La puerta daba acceso a un ancho vestíbulo, de paredes de piedra, suelo de madera y otra recia puerta frente a a la que daba a la calle. El dintel de esta segunda puerta tenía numerosos relieves que mostraban herramientas de artesanos, además de un discreto botón a la altura del suelo; si alguien lo presionaba con el pie, en meros segundos el botón movería una palanca, que a su vez soltaría un seguro y el suelo de madera  del vestíbulo se vendría abajo, como una trampilla... el desafortunado sufriría una caída de seis metros, estrellándose contra un suelo de tierra cubierto de afiladas estacas de madera. Las lisas paredes de piedra impedirían una huida fácil de la trampa en caso necesario.

La segunda puerta del vestíbulo, protegida con más protecciones mágicas, conducía a un pasillo central, con tres puertas. La puerta de la derecha llevaba a un almacén, donde ser guardaban herramientas, así como comida y otros productos perecederos. La de la izquierda daba a unas pequeñas cocinas, donde también estaban una pequeña escalera que conducía al piso superior. En en el otro extremo del pasillo, la última puerta daba a un pequeño taller de platero, con sus herramientas, mesas de trabajo para dos personas y un pequeño horno, cuya chimenea tenía dos rejillas de hierro en su interior. También había un armario, que ocultaba una trampilla, protegida por más salvaguardias, que a su vez conducía una sinuosa y estrecha escalera de caracol, que descendía a los niveles inferiores.

El piso superior daba a un pequeño trastero y una habitación comunal, con lechos sin usar la mayor parte del tiempo y ninguna pertenencia personal. Esta zona de la capilla se destinaría para albergar a los posibles criados mortales del ocasional invitado Cainita de la capilla y estarían deshabitadas la mayor parte del tiempo.

La escalera de caracol conducía a tres pisos inferiores. En el inmediato a la planta baja, se hallaban una almacén lleno de comida para los criados en caso de no poder salir al exterior, dos aposentos para posibles invitados Cainitas menos ilustres, una habitación para un magus Tremere de bajo rango y los aposentos comunales de los criados de la capilla, con espacio para un mayordomo, dos artesanos y tres criados. En aquellos primeros tiempos, Lushkar y Derlush descansaban en este lugar.

La siguiente planta contenía las cámaras más importantes de la capilla, que incluían un aposento para invitados ilustres, un aposento privado para el aprendiz Tremere de mayor rango, un laboratorio alquímico y una gran biblioteca con nichos en las paredes de piedra donde descansaban todo tipo de mapas, de los reinos cristianos y unos pocos de tierras más lejanas, cartas astrológicas, textos de sabios griegos y romanos de la antigüedad, fragmentos recopilados trabajosamente de escritos apócrifos sobre la naturaleza del alma y los reinos espirituales e infernales, así como unos pocos grimorios de verdadero saber ocultista, incluyendo algunas revelaciones menores de la taumaturgia Tremere.

En la misma planta tenía mis aposentos personales, que formaban una cámara espaciosa, con una mesa de escritura y un lecho, así como dos pequeñas habitaciones laterales, a las que sólo se accedía por dos  puertas bajas y disimuladas con la decoración de las paredes y del techo, que ostentaban relieves geométricos de las esferas superiores para facilitar el acceso a los primeros pasos de la meditación. Una de las cámaras contenía una pequeña biblioteca para mi uso exclusivo, donde guardaba los escritos más relevantes e importantes, así como cualquier cosa que despertase mi curiosidad. Era aquí, por ejemplo, donde mantenía ocultos los símbolos de Zelios, la transcripción de las tablillas del Paso de Tihuta o las anotaciones que constituyen este diario personal. En la otra habitación estaba mi sanctasantorum, el enclave desde el que practicaba en privado los ritos taumatúrgicos más importantes.

El último tramo de la escalera conducía a los calabozos, uno con espacio para seis personas hacinadas y tres más pequeños e individuales. En este nivel se hallaba un pequeño almacén, donde acumulaba las piedras imbuidas con la sangre de los miembros juramentados de la hermandad. Estas reservas de vitae podrían ser mi salvación en caso de que mis enemigos asediasen la capilla durante un tiempo prolongado; esta previsión mía nos salvó en varias ocasiones.

Por último, sólo me quedaba elegir a los criados adecuados y encargarles sus responsabilidades. Decidí iniciar a Lushkar en los misterios de la Casa Tremere. Su esmerada educación y su viva inteligencia le convertían en un candidato adecuado. Esperaba que con el tiempo superase todas las pruebas de nuestra orden, momento en que lo podría convertir en mi primer chiquillo. Por el momento, también le nombré mayodormo de la capilla. A Derlush le encargué la defensa física de la capilla, poniéndolo al mando de dos hombres de armas a los que también convertí en ghouls. Por último, escogí a un artesano y su mujer como sirvientes para que trabajasen durante el día en el taller y no despertar las sospechas y suspicacias de nuestros vecinos mortales.

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