lunes, 6 de mayo de 2013

LARS (5 - 5)

Vancouver, Columbia Británica
5 de junio de 1994

Fue más fácil decirlo que hacerlo. El recinto ferial de la Expo estaba situado dentro del conglomerado urbano formado por la ciudad de Vancouver y suburbios como Richmond o New Westminster, por lo que la resistencia de la Celosía, la barrera entre los mundos físico y espiritual, era extremadamente fuerte. Incluso un Garou bien preparado tendría problemas para sortear la barrera. Como Theurge de la manada, Lars hizo honor a su auspicio siendo el primero en poner los pies en las tierras de la Penumbra.

No se sorprendió en absoluto al descubrir que el reflejo espiritual del pabellón japonés estaba completamente corrompido por las malignas energías del Wyrm. El suelo estaba cubierto por un limo multicolor de aspecto pegajoso y oscuro, sobre el que flotaban unas extrañas llamas verdes que iluminaban el interior de la sala de conferencias con su luz enfermiza. Lars sintió de inmediato cómo las defensas sobrenaturales de su cuerpo Garou se enfrentaban a la miríada de infecciones y toxinas que saturaban el aire cálido y nausabundo de la sala. Ese mismo aire despedía un hedor a enfermedad y putrefacción, a veces desagradable y a veces obscenamente dulce, que casi lo obligó a vomitar todo el contenido de su estómago desde el momento en que cogió la primera bocanada de aire para respirar.

Mientras luchaba por contener la respiración y recuperarse del impacto de las maléficas energías del Wyrm, pudo comprobar que no estaba solo en ese lugar hostil a toda vida. Cinco grandes espíritus de aspecto vagamente perruno flotaban en el aire mirándolo con sus pequeños ojillos malsanos. Eran Scrags, las Perdiciones guerreras del Wyrm. Detrás de esos malignos espíritus había algo más, algo enorme, que se retorcía con vida propia con movimientos espasmódicos, en una farsa antinatural de parto. La cosa, pues no había una palabra mejor para describirla, parecía un ovillo de carne espiritual envuelta en jirones de llamas verdes.

Los Scrags cargaron contra Lars, en un vano intento para darle tiempo al Vulnus a que terminase su oscura metamorfosis. El Theurge pudo apartarse a tiempo de la trayectoria de una garra afilada que pretendía hundirse en su vientre, pero no pudo protegerse de los siguientes golpes. El aura protectora de Uktena le ayudó a sobrevivir a la feroz embestida de las Perdiciones, llevándose consigo únicamente unas pocas heridas superficiales. Sus enemigos le habían arrinconado prácticamente contra una de las paredes, cerrándole cualquier vía de escape.

Un fuerte espasmo resonó con fuerza en el reflejo espiritual de la sala de conferencias, como un pequeño latido de corazón o una contracción descontrolada. "Se nos acaba el tiempo", se dio cuenta Lars. Liberó toda la rabia que llevaba encerrada hasta ese momento, dando un paso adelante y luego otro. Su inmenso cuerpo Crinos apartó a un lado a sus enemigos y asestó un golpe directo al Scrag que se encontraba frente a él.

En ese instante, otra figura surgió de la nada a su izquierda. Faruq se tambaleó como un borracho durante unos pocos segundos, hasta que su cuerpo Crinos se acostumbró a las energías latentes de la sala. Luego, se arrojó directamente contra los Scrags. Las Perdiciones estaban en un estado homicida completamente irracional y siguieron atacándolo a pesar de todo. Nuevas marcas de garras y colmillos aparecieron dolorosamente sobre la carne del Theurge sin que los poderes protectores de su tótem pudiesen impedirlo.

Otro espasmo ensordecedor retumbó con vida propia. La cosa se agitó impaciente al sentir la batalla que estaba teniendo lugar a su alrededor. Lars logró avanzar varios pasos más en su dirección, golpeando el cráneo de un Scrag que había hundido sus colmillos en su brazo izquierdo y que se negaba tercamente a soltar su presa. Otra figura borrosa cobró forma cuando Faruq intentaba atraer sin éxito sobre sí mismo la atención de las Perdiciones. El recién llegado era un lobo enorme de pelaje plateado. A pesar de sus heridas, Lars casi sonrió al reconocer a Canción-Oculta.

El Theurge tuvo una idea. Se detuvo de golpe y acercó su brazo a una de las piras tóxicas, arrastrando consigo al indefenso Scrag que apresaba su brazo con sus afilados colmillos. El mortífero fuego verde de la llama quemó inmediatamente la carne espiritual de la Perdición como si alguien la hubiese rociado previamente con gasolina. El Scrag soltó su brazo con un estremecedor aullido de dolor antes de ser destruido en cuestión de meros segundos. Hubo un nuevo espasmo, acompañado inmediatamente después por otro más.

-¡Atacad a la cosa!-, intentó hacerse oír por encima del eco de las pulsaciones antinaturales.

A Lars le pareció que el mundo se detenía, como si un dios cruel hubiese decidido inmortalizar sus penalidades en ese preciso momento. Después, la cosa explotó con un último y violento espasmo, arrojando llamas de fuego verde en todas las direcciones. Lars se encogió instintivamente, protegiéndose la cabeza con sus enormes brazos. Por fortuna, la magia protectora de Uktena salvó su vida una vez más. Algunas llamas permanecieron flotando mansamente sobre el limo, otras cubrieron el techo y las paredes. Canción-Oculta también parecía haber salido indemne de la conflagración pero Faruq aullaba de dolor, intentando apagar el fuego que consumía sus hombros. Dos Scrag habían quedado cubiertos por completo de llamas, aunque su dolor sólo incrementaba a extremos épicos la locura asesina que ardía en sus ojos bestiales, perdiendo cualquier resquicio de razón o cordura que pudiesen tener.

Un aullido triunfante obligó a Lars a girarse para contemplar con sus propios ojos al Vulnus. La Perdición tenía un aspecto verdaderamente aterrador. Su mente intentó enfrentarse a lo que veía y, por unos breves instantes, estuvo a punto de venirse abajo. Las llamas que rodeaban el cuerpo informe y cambiante de la criatura habían adoptado un tono entre rojo y anaranjado, el mismo color de su cuero espiritual. No tenía cabeza, ni ojos, ni boca alguna, pero su cuerpo se retorcía una y otra vez, creando nuevas extremidades y apéndices, hinchando su tamaño y creciendo en altura con pequeños espasmos. A pesar de carecer de ojos, la criatura dio un paso dubitativo hacia el Theurge y algunas de sus garras se estremecieron con mortífera anticipación.

Crow apareció justo en ese momento. Lars nunca se había tomado en serio los rumores que decían que los Fianna llevaban tantos siglos ingiriendo de forma controlada toda clase de licores "caseros" y otras toxinas que se habían vuelto inmunes a las substancias más letales de la creación, pero cuando vio al Ahroun cargar valientemente contra el Vulnus, sin que su cuerpo mostrase ningún síntoma de debilidad al enfrentarse a las infecciones y toxinas del Wyrm, decidió que podía existir algún resquicio de verdad en esas supuestas habladurías.

Sin preocuparse por las llamas que bañaban el cuerpo de la Perdición, su hermano llegó hasta la criatura y la atravesó con una de sus garras hasta hundir medio brazo en el interior del Vulnus. La criatura chilló. El sonido rasgó los oídos de todos los presentes con un rechinar extraño. Durante un momento, se asemejaba al sonido producido al desgarrar una hoja de papel, mientras que, al siguiente, se incrementaba hasta igualar el efecto de unas garras arañando el metal. Canción-Oculta, siguió el ejemplo del Ahroun de la manada y mordió uno los apéndices, arrancándolo de cuajo con sus fauces.

Lars iba a unirse al combate, pero uno de los Scrags en llamas cayó sobre él, atacando como una bestia rabiosa en sus últimos momentos de vida. Ambos cayeron torpemente sobre el limo que cubría el suelo, luchando por imponerse el uno sobre el otro. El Theurge sintió una oleada de dolor abrasador cuando el limo que cubría el suelo inundó sus heridas, intentando infectarlas con toda clase de venenos y enfermedades. El Scrag moribundo logró asestarle un mordisco en su hombro izquierdo. Lars respondió por reflejo clavándole sus garras en la cabeza para poner fin a su existencia.

A continuación, intentó incorporarse, pero lo único que consiguió fue volver a caer sobre el limo. Su cuerpo estaba gravemente herido y ni siquiera la extraordinaria fisiología Garou podía regenerar sus heridas en un lugar tan saturado de enfermedades, toxinas y venenos. Lars sacudió violentamente su cabeza a un lado y a otro, intentando aclarar su vista.

De este modo pudo comprobar que Voz-de-Plata estaba ayudando a Faruq a enfrentarse contra los tres Scrags que seguían luchando. En el otro extremo de la sala, el Vulnus había contraatacado finalmente. El brazo con el que lo había herido Crow estaba envuelto en llamas, sumando el hedor de la carne y el pelo quemados a la peste que existía en ese lugar, mientras que obligaba también a Canción-Oculta a esquivar un barrido de sus garras.

Tras unos segundos de vacilación, el Theurge reunió las fuerzas que le quedaban y volvió a intentar ponerse en pie. Esta vez lo consiguió, si bien a duras penas, y dio dos pasos inestables en dirección al Vulnus. La Perdición volvió a retorcerse con otro espasmo grotesco y arrojó una columna llameante contra Crow, que no logró apartarse a tiempo. El fuego alcanzó sus piernas, abrasándolas en el acto sin que la magia de Uktena pudiese evitarlo, y el Ahroun cayó al suelo aullando de dolor. Canción-Oculta se arrojó sin pensarlo contra el Vulnus, tratando de llamar su atención. Nuevamente, su dentellada dio en el blanco, infringiendo terribles heridas a la criatura. Intentando ayudar, Lars cargó como pudo contra la Perdición. El golpe no le causó daño alguno, pero hizo que la criatura se viese obligada a defenderse de los dos Garou.

Las garras del Vulnus volvieron a brillar, abriendo una profundo surco ensangrentado en el lomo de Canción-Oculta, que terminó volando por los aires hasta caer al suelo como un saco pesado. La Perdición se volvió hacia él. Lars pudo sentir la inteligencia malévola de la criatura cerniéndose sobre él, abrumándolo con sus malsanas energías. Afortunadamente se recuperó a tiempo para ver los brillantes brazos que caían sobre él. Echándose hacia un lado, consiguió apartarse del mortífero ataque del Vulnus y lanzar a su vez un golpe ascendente con su garra derecha. El vientre de la criatura se resquebrajó por completo, pero no la detuvo. En lugar de eso, volvió a contraerse con un violento espasmo, lista para regurgitar otra corriente de fuego contra él, con la intención de reducirlo a cenizas.

Sin embargo, Crow salvó su vida. A pesar de no poder tenerse en pie, se había arrastrado hacia la Perdición y había tirado de ella desde el suelo, clavando sus propias garras en el proceso. Eso hizo que la llamarada prendiese fuego al techo cuando brotaron las llamas, en lugar de carbonizarlo a él mismo. El Vulnus se movió violentamente a un lado y a otro, intentando sacudirse al Ahroun de su espalda. Con más suerte que pericia, Crow logró trepar con sus garras hasta lo que debían ser los hombros de la criatura, aunque su propio cuerpo recibió importantes quemaduras en el proceso.

Lars siguió acosando a la Perdición, asestando golpe tras golpe mientras esquivaba sus torpes intentos por defenderse. Canción-Oculta hizo lo mismo, atacando por el flanco descubierto de la criatura. El Vulnus respondía confuso y cada vez más debilitado. Intentó apartarse sin éxito de ellos y su cuerpo engendró dos nuevos tentáculos en su espalda para tratar de inmovilizar a Crow.

Voz-de-Plata y Faruq cargaron de frente contra el Vulnus. El Ragabash era una pequeña molestia, pero su presencia ayudó a confundir más a la Perdición, mientras que el Hijo de Gaia liberaba violentamente toda la frustración que había sentido al ser testigo de los horrendos crímenes que habían tenido en el pabellón japonés. El Vulnus retrocedió finalmente. A pesar de su inmenso poder, era un recién nacido en términos humanos y estaba ya gravemente herido. Los tentáculos de su espalda cogieron a Crow, no para inmovilizarlo, sino para arrojarlo contra una pared como si fuese un muñeco roto. Tanto Lars como el resto de sus hermanos siguieron acosándolo, usando sus garras y sus fauces, ignorando la dolorosa caricia del fuego que cubría a la criatura a cambio de destrozarla un poco más con cada impacto que lograba acertar en el blanco.

Un golpe demoledor de Voz-de-Plata hizo que el Vulnus cayese al suelo, tambaleándose sin control. El resto de los Garou cayeron sobre él, sin ofrecerle ninguna tregua. La criatura chillaba ahora con terribles alaridos que hicieron que sangrasen los oídos de las Cinco Garras de Gaia. Crow regresó arrastrándose y se unió a la carnicería. El Vulnus seguía chillando y su cuerpo era prácticamente traslúcido. Lars nunca supo si había sido él o Canción-Oculta quien propinó el golpe de gracia. No importaba. Habían destruido a su enemigo entre todos. Lars reprimió un escalofrío al darse cuenta de que el Vulnus hubiese acabado con todos ellos de haberse encontrado en la plenitud de su poder.

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