jueves, 30 de mayo de 2013

ERGUIDO-CUAL-MONTAÑA (6 - 1)

St. Claire, Washington (EE.UU.)
17 de noviembre de 1998

Crow apenas pudo conciliar el sueño esa noche. Tan poderosas fueron las emociones que se batieron en su fuero interno, que estuvo dando vueltas en su lecho casi todo el tiempo. La idea de una búsqueda espiritual al servicio de Uktena despertó su hastiada imaginación hasta límites insospechados. Por fin tendría la oportunidad de volver a batirse con terribles enemigos y demostrar su coraje como Ahroun ante todos los Garou, especialmente ante sus hermanos de manada. El hecho de que Uktena no les hubiese confiado el objetivo de su búsqueda no lo desanimó en absoluto. Muy a su pesar, el Fianna tuvo que reconocer que Lars era lo bastante agudo para lograr descifrar con el tiempo los enigmáticos designios del tótem espiritual de las Cinco Garras de Gaia.

No obstante, su único pesar era que Voz-de-Plata no estuviese con ellos en un momento tan importante para la manada. La ausencia de su hermano todavía le causaba más dolor del que estaba dispuesto a reconocer. La guerra contra las sanguijuelas en Vancouver le había ayudado a ignorar esa herida sin cicatrizar en lo más profundo de su alma, obligándole a concentrar todos sus sentidos en el sangriento conflicto que asolaba la ciudad; sin embargo, los últimos meses de tranquilidad en el Clan de las Visiones Ocultas le obligaron a reconocer que aún le dolía la inesperada muerte de su hermano y, en el fondo de su corazón, el Ahroun temblaba en secreto al imaginarse que les ocurriese un destino semejante a Canción-Oculta o Faruq, los hermanos por los que sentía mayor simpatía de toda la manada.

Pese a no haber descansado ni siquiera una pequeña parte de lo que debería, al día siguiente madrugó como venía haciendo durante el último año para recibir a Helios al amanecer. Su voz grave y desafinada cantó las alabanzas más elaboradas que pudo pensar al ejecutar el rito menor del Saludo al Sol y su cuerpo se estremeció al sentir sobre sí los primeros rayos del orbe dorado, que apartaron lentamente a un lado el frío de la madrugada.

Una vez terminado su pequeño homenaje personal al Celeste, Crow dedicó toda la mañana al entrenamiento, para continuar perfeccionando sus capacidades físicas y habilidades marciales hasta el punto de dominarlas por completo. Por supuesto, sin esfuerzo no había premio. Para lograr esta meta, tenía que hacer numerosos ejercicios, como levantar grandes rocas de piedra, correr durante horas y entrenarse con Serpiente-Roja, la Ahroun Wendigo encargada de la defensa del Clan de las Visiones Ocultas.

A continuación, cazó su propia comida y descansó al abrigo de los árboles cercanos al túmulo, disfrutando de su bien merecido descanso. Poco a poco, Crow se fue dejando llevar por la vigilia, intentando permanecer alerta. Sin embargo, el sueño se fue apoderando de él con cada bostezo que daba, hasta que cerró los ojos...

-.-

Se despertó al sentir unas pequeñas cosquillas recorriendo lentamente su espalda. Todavía estaba decidiendo si debía abrir los ojos o no cuando sintió un nuevo cosquilleo, esta vez en su brazo. Eso hizo que terminase por decidirse. Sin embargo, levantar sus párpados le pareció una tarea más titánica que todo el ejercicio físico que había realizado a lo largo de la mañana. Eso lo alarmó hasta el punto de que intentó ponerse en pie inmediatamente, aunque no consiguió moverse siquiera unos miserables centímetros. "¿Qué me está pasando? ¿Qué sucede?", pensó angustiado.

Con gran esfuerzo, logró abrir los ojos. Descubrió que su situación era extremadamente grave. Se hallaba preso en una telaraña cuyos hilos plateados permanecían estáticos sobre el vacío del espacio. Unos pocos puntos de luz atenuada aquí y allí revelaban la discreta presencia de algunas estrellas, demasiado lejanas para sentirse cómodo en cualquier caso. Crow descubrió que no estaba solo en su ese lugar. A pocos pasos de sí mismo se erguía una estatua inmóvil, con unos rasgos que el Fianna conocía demasiado bien. Era el cuerpo de Voz-de-Plata, tristemente inmortalizado para toda la eternidad gracias a los trabajos de los sirvientes de la Tejedora. A su izquierda, había otro Garou convaleciente. Gruesas telarañas cubrían la mayor parte de su cuerpo, cuyo pelaje era oscuro como el mismo vacío del espacio cósmico, y pequeñas arañas mecánicas se afanaban por cubrir las partes libres de ataduras con nuevos filamentos plateados. Susurros-del-Pasado permanecía inconsciente, ajeno al trágico destino que le esperaba.

Crow gruñó de ira y se dejó dominar por sus instintos, obligando a su cuerpo a adoptar la forma Crinos, lo que hizo que creciese en tamaño y fuerza bruta. Los hilos plateados provocaron pequeños cortes y heridas de diversa consideración, pero no pudieron contenerlo por más tiempo. A continuación, apartó a manotazos a todas las criaturas arácnidas que había conseguido trepar por su cuerpo, con gestos más nerviosos que rápidos. A pesar de que nunca antes había sentido ningún temor por las arañas, sintió unos repentinos escalofríos al pensar en esas horrendas criaturas y sus diminutas patas.

-¡Ayúdame, por favor!-, suplicó una voz familiar. -¡Ayúdame, Crow!

El Fianna se giró a tiempo para ver el cuerpo inmóvil del Señor de la Sombra, sobre el que estaban trepando más y más criaturas arácnidas. Su hermano había despertado de improviso y observaba lo que estaba pasando con ojos completamente desencajados por el terror. Pequeños filamentos aparecieron en cuestión de segundos en las partes expuestas de su cuerpo, extendiendo capa tras capa. Susurros-del-Pasado siguió gritando, pero Crow ya no conseguía entender nada lo que decía. Sin perder más tiempo, el Ahroun saltó sobre su hermano de manada y usó sus garras para desgarrar tantos hilos como pudo.

Cada golpe de su mano, arrancaba fragmentos de tejido osificado y pequeños trozos de hilos. Sin embargo, las arañas de la Tejedora redoblaban sus esfuerzos con mayor intensidad, reparando los destrozos ocasionados por el Fianna y cubriendo nuevos centímetros de telaraña. Impotente, Crow recurrió a la rabia que inundaba su corazón. Esta vez logró adelantarse a las pequeñas arañas mecánicas y tiró de su hermano hasta descubrir medio cuerpo, del torso hasta la cabeza.

-¡Cambia de forma!-, ladró furioso.

-¡No puedo!-, le respondió Susurros-del-Pasado. Efectivamente, el Señor de la Sombra se revolvió como pudo e intentó transformarse pero su cuerpo físico no respondió a sus deseos.

El suelo comenzó a ceder. Al principio, Crow no se percató de ello, concentrado como estaba en salvar la vida de su hermano de manada. Sin embargo, hubo un momento en que notó la sensación de que sus pies se hundían, como si estuviese pisando un pozo de arena. Al mirar abajo, comprobó con terror que la telaraña gigante estaba intentando absorberlo. Soltó unos segundos a su hermano y se ayudó a salir de las hendiduras con sus manos, pero cuando volvió a mirar a Susurros-del-Pasado, se dio cuenta de que las patas del Galliard habían sido completamente absorbidas. Las arañas, por su parte, también habían aprovechado la oportunidad y habían vuelto a cubrir las zonas que habían ocupado previamente.

-¡Mierda!-, aulló el Fianna desesperado.

-No puedo salvarme-, susurró el Señor de la Sombra. -¡No puedes salvarme!-, le gritó alzando gradualmente la voz. -¡Escapa! ¡Huye mientras puedas!

-¡NI LO SUEÑES!-, le gritó él. -¡NO TE DEJARÉ AQUÍ!

-.-

Crow se despertó de improviso aullando como un demente. Tardó unos segundos en descubrir que había tenido una horrible pesadilla y que estaba en una arboleda cercana al campamento del Clan de las Visiones Ocultas. No obstante, se incorporó de inmediato y sacudió brazos y piernas, disfrutando aliviado de verse por fin libre de ataduras. Incluso llegó a sonreír levemente a pesar de que podía recordar con gran detalle la sensación de pequeñas patas recorriendo su piel. "Fue una pesadilla. Sólo fue una maldita pesadilla", pensó más relajado.

Esa tarde no pudo concentrarse de nuevo en sus ejercicios. La angustia y la impotencia de la pesadilla volvían sin previo aviso, barriendo todas sus defensas. Al final, tuvo que reconocerse a sí mismo que el sueño había sido un mensaje de los espíritus, tal vez incluso del mismo Uktena. En situaciones como esa, solía recurrir a Lars para que le ayudase a descifrar su significado, pero el Theurge estaba ahora muy débil y no quería perturbar su descanso. Ya era bastante malo que tuviesen que partir esa misma noche sin darle tiempo a recuperarse debidamente como para que encima lo fuese a importunar con sus problemas. Por ello, Crow decidió consultar a Canción-Oculta, en cuyo criterio confiaba ciegamente.

-Todo parece indicar que es un mensaje de los espíritus-, le confirmó el Philodox, -o tal vez de esta tierra sagrada. Dicen que el túmulo sobre el que estamos es capaz de provocar extrañas visiones, aunque personalmente todavía no he experimentado ninguna desde que estoy aquí.

-¿Y qué crees que quiere decir?

-Crow, sabes que no soy un Theurge. Deberías contarle esto a Lars antes de partir.

-Aun así quiero saber qué opinas-, insistió él tercamente.

-Está bien-, suspiró Canción-Oculta mientras cambiaba la postura sobre el tocón en el que estaba sentado. -Te diré lo que opino en base a lo que he observado durante estos últimos meses y lo que me acabas de contar. Creo que añoras a Voz-de-Plata, hasta tal punto que aún no le has dado a Susurros-del-Pasado una oportunidad real para integrarse en nuestra manada.

-¡Eso no es cierto!

-Déjame terminar, por favor... Está claro que es cierto y si eres sincero contigo mismo sabrás que tengo razón. Por otra parte, en tu sueño estabas dispuesto a arriesgar tu vida por él, ¿no?

-Sí.

-No sabías que estabas soñando y, sin embargo, pusiste tu vida en peligro por Susurros-del-Pasado. Estoy muy orgulloso de tu decisión, Crow.

-Hubiese hecho lo mismo por cualquier Garou-, respondió él secamente.

-Quizá sea así-, asintió Canción-Oculta-, pero tu deber es proteger a todos tus hermanos de manada, incluyéndolo a él.

-¿Así que he tenido esta horrible pesadilla únicamente porque los espíritus quieren que me porte bien con Susurros-del-Pasado? Hubiese preferido que me lo dijesen a las claras...

-En realidad, creo que te han puesto a prueba.

-Está bien, pensaré en ello, gracias-, dijo Crow poniéndose en pie.

-¿Y le darás una oportunidad a Susurros-del-Pasado?

La pregunta de Canción-Oculta le cogió desprevenido. No le gustaba intentar mentir al Philodox, entre otras cosas porque sabría inmediatamente que no estaba siendo sincero con él, pero tampoco le gustaba la idea de confiar su vida en un Señor de la Sombra, que podía traicionarles en cualquier momento. Sin embargo, su mente volvió a revivir durante unos segundos la angustia que sintió al intentar salvarlo de aquella gigantesca telaraña cósmica.

-De acuerdo, le daré una oportunidad, pero no puedo prometerte nada más que eso.

-Para mí es suficiente-, asintió Canción-Oculta.

Crow apartó la vista del alfa de las Cinco Garras de Gaia para contemplar el cielo. Helios había recorrido la mayor parte de su viaje y su corona resplandecía ahora con unos tonos anaranjados que anunciaban la llegada de Selene... y el comienzo de la búsqueda espiritual de su manada. "Espero estar preparado para las pruebas que tengamos que superar", se dijo en silencio, sintiendo una brusca mezcla de emociones.

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