miércoles, 20 de febrero de 2013

LARS (4 - 1)


Ellensburg, Washington (EE.UU.)
13 de abril de 1993

Mientras Selene iluminaba la bóveda celeste con una pequeña porción de su rostro, el cuerpo escamoso de Uktena permanecía parcialmente oculto por las hierbas altas que crecían en aquella colina. Estaba completamente inmóvil pero sus ojos oscuros no se perdían ningún detalle de todo lo que ocurría a su alrededor. Lars lo observaba fijamente mientras esperaba una respuesta a sus preguntas. Sin embargo, esta vez Uktena no rompió su silencio. El Theurge esperó pacientemente unos instantes más y luego se dio por vencido, volviéndose finalmente hacia Crow. El Fianna seguía vigilando pacientemente el pozo distante. Desde que habían visto a las Perdiciones que moraban en aquella sombría oquedad, el Ahroun había permanecido en forma Crinos. Lars, que tenía un mal presentimiento de lo que estaba pasando, se veía obligado a luchar contra sus instintos para permanecer en forma humana, ya que la visión homínida era mucho más precisa que la lobuna.

-¿Te ha dicho algo?-, preguntó el Ahroun sin apartar la vista de su objetivo.

-No, nada de nada ¿Quieres intentarlo tú?

-Mejor no-, respondió seco el Fianna.

-¿Por qué? Tú también eres su hijo espiritual...

-Lo sé, pero me frustra mucho cuando se pone en ese plan.

-Uktena simplemente es así, Crow. Guarda muchos secretos y cuando decide compartir uno, lo hace de la forma más críptica posible. Otros tótems espirituales pueden ser más abiertos o activos, pero no hay muchos que igualen su sabiduría.

Lars se interrumpió para mirar de soslayo al tótem, que seguía tumbado exactamente en la misma posición, sin haberse movido ni siquiera un milímetro. Los orbes oscuros de Uktena le devolvieron la mirada en silencio y el Theurge sintió un repentino escalofrío recorriéndole la espalda. "¿Qué estarás pensando en estos momentos?", se preguntó intrigado.

-¿Sabes una cosa?-, le preguntó sonriendo a Crow después de unos largos minutos. -Creo que no nos dice nada porque espera que podamos averiguarlo por nuestra cuenta. Uktena confía plenamente en nosotros.

El Ahroun le devolvió la sonrisa y asintió una sola vez con su cabeza lobuna para mostrar su conformidad. La relación entre ambos había sido difícil al principio, pero poco a poco se había establecido un nexo de camaradería entre ambos. No eran amigos exactamente, y eran conscientes de que tal vez nunca lograrían serlo, pero habían aprendido a  soportarse y confiar el uno en el otro. Desgraciadamente, la rivalidad que sentía el Ahroun seguía estando allí, mostrando a veces su peor aspecto en determinadas ocasiones. El Theurge había decidido tomarse esos momentos como un ejercicio de voluntad y los aprovechaba para desarrollar su paciencia.

Faruq apareció de improviso junto a ellos en forma Crinos. Su pelaje oscuro casi le permitía pasar desapercibido en la noche incluso a corta distancia, pero el contorno de su cabeza de Anubis era inconfundible.

-Es hora de ponerse en marcha. Ha terminado el tiempo que le dimos a Sigue-el-Rastro.

-¿Y Canción-Oculta y Voz-de-Plata?-, quiso saber el Ahroun.

-Están tratando de convencer a Kate de que no puede venir con nosotros.

-Podrían necesitar toda la noche para conseguirlo-, apuntó Lars.

-¿Intentaremos entrar por la Penumbra?-, preguntó Crow.

-Sí-, respondió Faruq. -Canción-Oculta nos ha convencido al decirnos que las Perdiciones son preferibles a las balas de plata.

-Estoy de acuerdo-, asintió el Theurge. -Además en la Umbra la magia protectora de Uktena puede sernos muy útil.

Antes de que pudiesen seguir hablando, el Colmillo Plateado y Voz-de-Plata terminaron de cruzar la Celosía y se manifestaron a su lado como si siempre hubiesen estado allí. El alfa había adoptado la forma Hispo de lobo cavernario, mientras que el Galliard estaba en forma Crinos. Lars decidió imitar a sus hermanos y adoptar también la forma guerrera medio humana y medio lobuna.

-¿Ya está?-, preguntó el Ragabash divertido.

-Ya está-, gruñó el alfa. -Kate tiene un corazón fuerte y valeroso, pero la hemos convencido para que vigile la autocaravana por si Randolph vuelve sin que lo veamos.

-¡Entonces vamos!-, ladró Crow ansioso y con el cuerpo tenso por la energía contenida.

Canción-Oculta empezó a correr en dirección al pozo espiritual, seguido de cerca por Crow, Faruq, Lars y Voz-de-Plata. La manada bajó tan rápido como pudo la colina que los separaba de sus enemigos. Sus instintos más primitivos se estaban apoderando de ellos, al igual que la rabia que bullía en su interior ante la presencia de la cercana infección del Wyrm. Lars sentía con más fuerza que ninguno de sus hermanos el regalo de Selene, pues la Celeste había adoptado el rostro de su Auspicio durante esa noche, crispando su cuerpo de furia. El Theurge intuyó más que vio una forma sinuosa moviéndose a gran velocidad entre las sombras. "Uktena sigue a sus hijos". Apenas pudo pensar esa idea mientras el corazón corría completamente desbocado en su pecho.

-.-

Las fauces babeantes del Scrag se cernieron sobre él como si fuesen un enorme cepo para osos. Lars interpuso su brazo izquierdo en la trayectoria, dejando que la Perdición lo mordisquease con rabia. La sangre del Theurge oscureció su pelaje gris, pero antes de que las primeras gotas carmesíes tocasen el suelo, el Fenris clavó a su vez la garra derecha contra el cráneo de su enemigo, destrozándolo. Aun así el Scrag siguió aferrando su brazo con furia, intentando arrancárselo a mordiscos.

Otra Perdición cargó contra él. Parecía una especie de mujer de piel apergaminada, melena salvaje, dientes afilados como colmillos y afiladas cuchillas en el lugar donde deberían estar sus brazos. La Psicomaquia chilló enloquecida mientras recortaba la distancia que los separaba. Lars siguió destrozando con sus garras la cabeza del Scrag que le inmovilizaba el brazo, liberando toda la rabia que desbordaba su corazón. Sus golpes atravesaron una y otra vez a la Perdición, que perdió consistencia, volviéndose casi translúcida. Un último impacto de garra le reventó el ojo izquierdo y parte de la cabeza. El espíritu maligno chilló de dolor, soltando por fin el brazo del Theurge, que se apartó justo a tiempo para esquivar la siniestra cuchilla que trataba de ensartarlo con un movimiento vertical de arriba abajo.

Lars dejó huir a la Perdición herida para concentrar toda su atención en su nuevo enemigo. Sabía muy bien que los Scrags eran más peligrosos que las Psicomaquias, pero aun así no podía exponerse a un nuevo ataque. La Perdición le atacó con su otra cuchilla, atravesando el aire a pocos centímetros de su piel. El Fenris se agachó justo a tiempo y golpeó con su garra, amputándole con sus garras una de sus cuchillas a la altura del hombro. La Psicomaquia no vaciló en volver a atacar, pero el filo de su arma golpeó sin hacerle daño, desviado por la magia protectora de Uktena.

El Scrag que había huido antes aprovechó ese momento para regresar, aunque esta vez venía acompañado por uno de sus hermanos. Lars se vio obligado a ceder terreno, esquivando como podía la cuchilla restante de la Psicomaquia y los mordiscos de los Scrags. "¡Mierda! Tres a uno", maldijo el Theurge mientras el combate proseguía su curso.

Atrás habían quedado los gloriosos segundos en que su manada había alcanzado el pozo corrupto y desbandado al grupo de Kalus que huía aterrados ante su carga mientras los Garou les golpeaban durante su desbandada. Habían destruido a varios de ellos cuando el agujero espiritual vomitó una docena de Scrags y casi la mitad de Psicomaquias como si fuese una herida infectada que supurase un torrente de pus. La superioridad numérica de las Perdiciones les había desbordado y ahora todos ellos estaban librando pequeños combates como el que tenía él mismo entre manos.

Un mordisco afortunado de uno de los Scrags se llevó un trozo de muslo derecho. Lars aulló de dolor en el mismo instante en que su garra salía disparada contra la Perdición que lo había herido. El golpe no acertó a su atacante, aunque sí impactó contra el primer Scrag contra el que se había enfrentado cuando la criatura intentó imitar a su compañero. Su garra destrozó lo que quedaba de su cabeza, provocando que la Perdición se deshiciera por completo y desapareciera dejando un rastro putrefacto. El Theurge sabía que no había sido destruida, sino que habría aparecido en otra parte de la Umbra, reuniendo energías inconscientemente para sanar su cuerpo espiritual. No obstante, Lars sintió una inmensa alegría al ver reducido el número de sus enemigos.

-¡Dos a uno, hijos de puta!-, gruñó triunfante.

Las dos Perdiciones redoblaron sus ataques con más furia si cabe. El Fenris no podía asegurar si los espíritus malignos querían vengar a su camarada caído o si más bien trataban de evitar correr su mismo destino. En cualquier caso, Lars se concentró en seguir esquivando sus ataques, aunque pronto percibió que las Perdiciones no se coordinaban bien entre sí y se molestaban constantemente al intentar golpearle. Cuando el Theurge fue consciente de esa circunstancia, la utilizó a su favor y llegado el momento oportuno, devolvió algunos golpes contra la Psicomaquia. El primer impacto la hizo enfurecerse más aun, pero el segundo la dejó casi traslúcida. La Perdición abandonó el ataque sorprendida, huyendo de regreso al pozo sin que su furioso compañero se enterase.

Lars se abalanzó contra él, derribándolo al suelo ennegrecido y cubierto de pequeñas hebras oscuras. Ambos rodaron intentando alzarse sobre el otro, mientras gruñían y trataban de arrancarse la piel a mordiscos. De alguna forma, el Scrag logró imponerse. Lars detuvo su mordisco con las manos desnudas y trató de alejar desesperado aquellos colmillos monstruosos de su cara. Una figura peluda apareció de improviso detrás del Scrag y le atravesó la espalda con sus garras. La Perdición, moribunda, intentó morder al Theurge con sus últimas fuerzas, lanzando dos nuevas dentelladas a escasos milímetros de su cara. Un nuevo golpe de garra puso fin a sus esfuerzos, salvando a Lars por una margen muy estrecho para su gusto. El Scrag se deshizo por completo, empapándolo con una sustancia embarrada y maloliente.

-¿Estás bien?-, le preguntó Voz-de-Plata mientras le tendía su garra para ayudarle a ponerse en pie.

-He estado mejor-, contestó aceptando su ayuda.

La batalla todavía no había terminado, pero estaba claro quiénes iban a ganarla. Canción-Oculta y Crow se estaban enfrentando a tres Scrags en el mismo momento en que Faruq cercenaba la cabeza a otra Psicomaquia con un certero golpe de un arma de filo curvo parecida a una hoz. "¿De dónde la habrá sacado?", se preguntó el Theurge intrigado.

Sin embargo, no había tiempo para preguntas como esa. Voz-de-Plata y él corrieron inmediatamente para socorrer a sus hermanos y destruir a los últimos espíritus del Wyrm que protegían el reflejo umbral del James Harkson. Lars sintió un inmenso placer en su interior cuando la manada colaboró unida para exterminar a aquellos espíritus tan peligrosos y traicioneros.

-.-

-Gracias por la ayuda-, les dijo Canción-Oculta.

Al igual que los demás, su cuerpo estaba lleno de pequeños cortes y heridas. Los cinco se concedieron unos minutos de respiro mientras la asombrosa fisiología Garou hacía su trabajo, conteniendo hemorragias y cicatrizando heridas a un ritmo impresionante. Los escozores y pequeños dolores que sentían era un pequeño precio a pagar por ese milagro. En cualquier caso, ninguna de las heridas causadas por las Perdiciones era lo suficientemente grave para requerir el uso del don del Roce Materno.

-No hay de qué-, respondió él mientras vigilaba los alrededores.

La tierra alrededor del pozo estaba ennegrecida y no crecía ninguna planta ni ser espiritual en ella. Había restos de cimientos, ladrillos y tablas de aspecto envejecido por todas partes, así como unas pequeñas hebras pegajosas cubiertas por un icor pastoso de color amarillento. Dichas hebras brotaban desde la oscuridad del pozo, extendiéndose hacia los alrededores.

-¿Y ahora qué hacemos?-, preguntó Faruq al mismo tiempo que echaba un vistazo cauto al fondo del pozo. Lars no vio por ninguna parte el arma con la que el Ragabash había decapitado a la última psicomaquia.

-Las telarañas corruptas proceden del pozo-, indicó el Theurge. -Deberíamos empezar por ahí.

-Me parece buena idea-, le apoyó Crow. -Muchos de los Kalus buscaron refugio allí abajo. Podemos cazarlos y acabar con todos los que encontremos.

-¡Esperad!-, respondió Canción-Oculta haciendo que sus cuatro hermanos se volviesen para mirarlo con interés. -Lo primero que tenemos que hacer es encontrar a Randolph. Sabemos que el Morador de Cristal entró por el mundo físico y creo que es allí donde debe estar. Una vez que demos con él, podemos investigar a fondo este sitio y destruir a cualquier siervo del Wyrm, pero primero debemos encontrar a Sigue-el-Rastro.

Lars asintió en silencio ante las sabias palabras del alfa de su manada. Hubiera sido muy fácil para todos dejarse arrastrar por la rabia desencadenada por el combate, persiguiendo a sus enemigos y abandonando a Randolph a su suerte.

-Tienes razón. Debemos encontrar cuanto antes a Sigue-el-Rastro.

Mientras el resto de sus hermanos asentía, el Theurge se concentró para que su mirada atravesase las brumas de la Celosía y poder vislumbrar lo que había en el mundo físico. Los Garou llamaban a esa acción "Escudriñar". No podían haber escogido una palabra más apropiada. Aunque la barrera entre los mundos era ligeramente fuerte en este lugar, presentaba algunos puntos débiles que el Theurge aprovechó con habilidad. Pronto percibió el contorno de las numerosas paredes internas del edificio auxiliar.

-¿Qué ves al otro lado, Lars?-, le preguntó Voz-de-Plata cuando se percató de lo que estaba haciendo.

El Theurge apenas escuchó sus palabras, tal era la concentración que le exigía la tarea, pero captó su significado general. No le respondió inmediatamente, sino que siguió observando. Parecía cómo si estuviese reviviendo una pesadilla. Su vista borrosa vio un pasillo fantasmal de paredes blancas, con muchas puertas a los lados. No había guardias, ni personal de noche. El lugar parecía completamente vacío, al menos en esa parte del edificio auxiliar. El Theurge dejó de Escudriñar y tuvo que frotarse los ojos antes de que se acostumbrasen a mirar de nuevo este lado de la Celosía.

-Por aquí el camino está despejado-, les explicó a sus hermanos. -Todas las luces están apagadas y no hay guardias.

-¡Vamos!-, les urgió el alfa de la manada. -Tenemos que caminar de lado.

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