viernes, 15 de febrero de 2013

VOZ-DE-PLATA (4 - 1)


Vancouver, Columbia Británica (Canadá)
12 de abril de 1993

-¿Qué opináis?-, les preguntó el alfa.

-Quiero participar en esto-, manifestó Crow a las claras. -Yo voto por ayudar a Sigue-el-Rastro. Si se equivoca, será como una excursión de fin de semana. Y si tiene razón, podemos ganar mucho infiltrándonos en una de las bases secretas del enemigo.

-Estoy de acuerdo con nuestro Ahroun-, dijo Faruq sin sorpresas, -aunque la historia de la base secreta podría ser una trampa de Pentex para cargarse a sus enemigos Garou. Por su propio bien, creo que es mejor que Randolph nos tenga a nosotros y no a un grupo de descerebrados-sedientos-de-gloria cubriéndole las espaldas.

-¿Y vosotros dos qué decís?-, les preguntó Crow.

-Vayamos-, asintió Lars. -No digo que vayamos a hacer esta tarea mejor que otros Garou más veteranos, pero sí creo que Uktena querría que descubriésemos los secretos del Wyrm.

-Yo también estoy de acuerdo-, le apoyó Canción-Oculta. -Si tenemos que volver a Estados Unidos para hacer circular la información de Pentex, lo haremos. No deberíamos tener problemas para encontrar a alguien que nos sustituya como Guardianes de Stanley Park.  ¿Tú que dices Bobby?

-Ayudemos a Randolph-, respondió Voz-de-Plata. -Es posible que Pangloss Cosmetics pertenezca a Pentex y revelar sus secretos sería una forma magnífica de vengar la muerte de los Lobos Errantes.

Todos ellos permanecieron callados durante unos segundos al recordar el nombre de la manada que había tratado de asaltar la factoría de Pangloss en St. Claire el año pasado. Su líder, Samuel Norge, se había sentido obligado a redimir el honor de su linaje y sus dos hermanos lo habían seguido de buen grado a sabiendas de que era posible que ninguno de ellos saliese con vida de esa peligrosa misión. Durante los meses siguientes, Faruq y Voz-de-Plata enviaron mensajes a otros clanes Garou en Canadá y el noroeste de Estados Unidos. Nadie había vuelto a ver a los Lobos Errantes. Cuando estuvo seguro de su suerte, el Galliard cumplió su palabra contando a todo el mundo el noble final de estos valientes héroes. No obstante, esa historia siempre le dejaba un regusto amargo en su boca, como el que estaba sintiendo en esos momentos.

-Entonces todos estamos de acuerdo-, dijo Faruq, poniendo fin al incómodo silencio. -Vamos a buscar a esos dos tortolitos y darles la buena noticia.

-.-

Cuando salieron de Vancouver, las lluvias y el fuerte viento ralentizaron su marcha durante la primera hora, pero una vez que se habían alejado de la tormenta que azotaba la ciudad el resto del viaje había sido bastante descansado. Viajaban en una autocaravana de color blanco inmaculado y completamente nueva, propiedad de Randolph y Kate. A pesar de que estaba diseñada para alojar de dos a cuatro personas con comodidad, pudieron hacer el trayecto todos juntos sin muchos inconvenientes. La pareja tenía dos ordenadores portátiles, llenos de cables y otros artefactos eléctricos, así como una pequeña pero costosa antena satelital que subían al capó del vehículo cuando querían acceder a la red de telefonía. Kate le había explicado durante el viaje que la mayoría de esos juguetes, y otros más presentes por toda la caravana, eran el último grito de las ferias tecnológicas a las que iban Randolp y ella. Voz-de-Plata tuvo la impresión de que la reputación de los Moradores de Cristal como tecnófilos y engañados por las trampas de la Tejedora podía tener ciertos visos de realidad.

Pasar la frontera fue un juego de niños, como siempre. Las Cinco Garras de Gaia caminaron de lado y evitaron los controles fronterizos entre ambos países cruzando el espacio por la Penumbra local, tal y como habían hecho el año pasado. Entretanto, Randolph y Kate les estaban esperando en una pequeña área de descanso en el territorio estadounidense después de cruzar las aduanas. Una vez que estuvieron juntos de nuevo, condujeron la autocaravana por la interestatal-90 durante cuatro horas más. La mayoría de ellos aprovecharon ese tiempo para intentar dormir unas horas. Voz-de-Plata prefirió quedarse con Kate, mientras la chica conducía de noche. Para su sorpresa, ambos congeniaron bastante bien y tuvieron muchas que contarse mutuamente. Al principio, ella le acribilló a preguntas acerca de su vida como Garou pero luego también respondió con sinceridad a todas las preguntas del Galliard.

Voz-de-Plata se enteró así de que Kate provenía de una familia acomodada de Nueva York. Su padre era un famoso arquitecto y su madre una de las socias principales de una prestigiosa firma de abogados. En resumidas cuentas, había tenido de todo, desde exclusivos colegios privados para la élite a cualquier insignificante capricho que se le pudiese ocurrir. Al contrario que otras jóvenes en su situación, ella había tratado de llenar el vacío de su vida rebelándose contra su familia, dejando la carrera universitaria después del primer curso y pasando por una larga sucesión de novios catastróficos simplemente para el pequeño placer de joder a su madre. Las drogas y el alcohol habían sido las perfectas compañeras de viaje en ese camino hacia la autodestrucción.

-¿Fue Randolph quien te salvó?-, preguntó el Galliard interesado.

-¿Quién, Ralph? ¡Nooo!-, respondió ella divertida. -¿Estás loco? El pobre casi no puede cuidar de sí mismo.

-Entonces, ¿qué pasó?

-Mis padres. En ese momento no lo sabía, pero los dos pertenecían a la Parentela. Cuando descubrieron que acabé en urgencias después de una fiesta realmente salvaje, se pusieron en contacto con sus familiares  Moradores de Cristal. No lo habían hecho hasta entonces porque les avergonzaba el hecho de tener que pedir ayuda para poder controlar a su única hija, claro, pero al final tuvieron que hacerlo. Mi tía Margaret tomó cartas rápidamente en el asunto. Me llevó a la fuerza a una clínica de desintoxicación y al año siguiente me explicó mi verdadera herencia. Eso me cambió por completo, te lo juro. Llenó una especie de vacío en mi interior que no sabía ni que existía y por primera vez en mucho tiempo tuve verdaderas ganas de vivir. Fue algo maravilloso.

-Siento que hayas tenido que pasar por todas esas penurias. Vivir encerrado en uno mismo puede ser muy peligroso.

-Ahora lo sé-, respondió ella sin perder su sonrisa, -aunque debería haberlo sabido cuando me lié con un tío que se llamaba a sí mismo "Triple A" y créeme... no se merecía esa puntuación-, su cara se puso roja y finalmente soltó la risa que se acumulaba en su interior.

La broma de la muchacha era tan sana y contagiosa que el Galliard no pudo evitar reírse también, a pesar del cuidado que ponía en intentar no despertar a sus compañeros. Sin embargo, los ronquidos que escucharon poco después les confirmaron que todos ellos seguían completamente dormidos.

-Oye, ¿puedo hacerte otra pregunta delicada?

-Pregunta lo que quieras-, respondió ella, -que yo responderé lo que me parezca adecuado.

-¿Cómo os conocisteis Randolph y tú?

-Bueno, ya nos conocíamos de los Consejos de los Moradores de Cristal de Nueva York, pero todo empezó en la feria tecnológica en Chicago del año pasado. Nos pusimos a hablar de ordenadores, cenamos juntos en una pizzería y acabamos montando una fiesta privada en mi habitación de hotel. Desde entonces, nos hemos vuelto inseparables. Formamos un buen equipo. ¿Y tú? ¿Duermes con alguien más que no sean tus compañeros de manada? ¿Tienes novia?

-No, últimamente no.

-¿Y eso?-, preguntó ella tan sorprendida que dejó de prestar atención a la carretera durante unos segundos. -Eres guapo y tienes mucha labia. Seguro que debías tener muchas "amigas" en el instituto.

-Sí, las tuve y había una activista que me volvía loco, pero ya sabes... ser Garou es peligroso. No quiero enamorarme de una persona y ponerla en la diana de algún hijo de puta trastornado.

-Vale, comprendo lo que quieres decir, pero creo que te equivocas. Mira a los policías y soldados. ¿No se merecen la oportunidad de casarse y tener todos los hijos e hijas que quieran? Si te aíslas de la sociedad, te volverás amargado y autodestructivo. Lo sé por propia experiencia. Tienes que abrirte al mundo y disfrutar tanto como das a cambio.

-No lo sé, tal vez tengas razón-, murmuró Voz-de-Plata pensativo. -¿Sabes qué? Eres muy sabia. Creo que hubieras sido una Garou excelente en mi tribu.

-¡Lo sabía!-, aseguró ella con una amplia sonrisa. -Todo el mundo me llamaría Kate Patea-el-Culo-del-Wyrm o algo parecido. ¡Temblad en vuestros ataúdes, malditas sanguijuelas!

Los dos volvieron a reírse como locos y pasaron a contarse las fiestas más salvajes a las que habían acudido. A Voz-de-Plata se le pasaron volando las cuatro horas por la carretera. No sabía cuál de los dos estaba exagerando más sus historias, pero lo cierto es que se río mucho durante todo el trayecto.

-.-

Ellensburg, Washington (EE.UU.)
13 de abril de 1993

Hicieron la primera parada a las afueras de la ciudad de Ellensburg, en el condado de Kittitas. Aparcaron la autocaravana en una zona de descanso y lograron conciliar el sueño durante un par de horas. Después se acercaron al centro del municipio para desayunar esa soleada mañana.

Ellensburg era una pequeña ciudad que no debía llegar a los veinte mil habitantes. Sin embargo, todos se sorprendieron al ver sus antiguos edificios restaurados de finales del s. XIX y la limpieza de sus amplias calles. Parecía imposible imaginarse que hubiera una base secreta de Pentex en este lugar, aunque ninguno de ellos se había imaginado que St. Claire escondía tanta ponzoña en su interior como descubrieron posteriormente. En cualquier caso, Ellensburg era bonita, sus habitantes parecían agradables y educados y el café del desayuno estaba bueno para variar. Mientras desayunaron, no hablaron en ningún momento del motivo que les había traído hasta aquí y simplemente se comportaron como un grupo de amigos de viaje, sin levantar sospechas. Kate se empeñó en invitarles. Randolph no intentó discutir con ella y los demás descubrieron pronto que ella no cedía ni daba el brazo a torcer ni siquiera cuando discutía con hombres lobo.

Después de salir del restaurante y subirse de nuevo a la autocaravana, Randolph se sentó en el asiento del conductor y le pidió a Kate que buscara el mapa de la región en la guantera. Mientras ella lo hacía, Crow, impaciente como siempre, formuló en voz alta la pregunta que todos tenían en mente.

-¿Dónde se supone que está esa base secreta?-, preguntó con una tranquilidad forzada.

-A las afueras de Ellensburg-, respondió Kate.

-¿Y por qué hemos perdido toda la mañana en la ciudad?-, volvió a preguntar el Ahroun.

-Para tantear el terreno y ver hasta dónde llega la podredumbre-, respondió el Morador de Cristal. -Hay que hacer las cosas bien. Daremos una última vuelta por aquí y si no vemos nada extraño iremos a la instalación que figuraba en los archivos ocultos de Magadon.

-Me parece prudente-, intervino Voz-de-Plata intentando controlar un bostezo.

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