miércoles, 26 de diciembre de 2012

ERGUIDO-CUAL-MONTAÑA (2 - 2)


Vancouver, Columbia Británica (Canadá)
7 de julio de 1992

Cogieron un autobús para llegar rápidamente al centro de la ciudad. Durante el breve tiempo que duró el trayecto, debatieron entre susurros acerca de la necesidad de ponerse en contacto de algún modo con el resto de los Fianna que andaban buscando a los gemelos desaparecidos. Lars propuso que Crow, que al fin y al cabo pertenecía a esa tribu y sabría mejor que nadie donde encontrarlos rápidamente, fuese a contarles lo que habían averiguado, mientras él y Bobby vigilaban la zona

-Ah, no, no-, se negó el joven Ahroun. -No pienso alejarme del rastro de ese hijo de puta. Vete tú o Voz-de-Plata.

Lars no se dio por vencido tan fácilmente e insistió para tratar de convencerlo, aunque él tampoco dio su brazo a torcer. En algún momento, ambos habían empezado a subir el volumen de sus voces sin darse cuenta. El Hijo de Gaia les hizo un gesto cuando vio que estaban empezando a llamar la atención innecesariamente. Al no poder ponerse de acuerdo, decidieron seguir investigando juntos un poco más.

-.-

El número 15 de Grainville era otro viejo edificio más del Vancouver histórico que se hallaba a la sombra de los brillantes rascacielos del distrito financiero. La edificación tenía un aspecto completamente avejentado, con la fachada completamente manchada por la suciedad de la contaminación. Junto al portal había un videoclub cerrado hacía mucho tiempo cuyo escaparate estaba cubierto por pósters de viejas películas de Hollywood como la Guerra de las Galaxias. Entrar en el edificio fue un juego de niños, ya que la cerradura de la puerta estaba estropeada y cubierta con un trozo de cinta aislante gris. El interior del portal no mejoraba precisamente: manchas de humedad, un penetrante olor a orín y la presencia de una diminuta cucaracha escondiéndose tras una maceta donde agonizaba una planta mustia realzaban la sensación de decrepitud. Los buzones metálicos estaban en un estado igual de lamentable. Muchos habían sido forzados y permanecían abiertos permanentemente. Crow se acercó a los buzones y buscó en las placas el nombre del secuestrador. Lo encontró rápidamente. "2º Derecha. William Long. Juliette Long. Travis Long".

-Lo tengo-, dijo triunfante. -¡Está en el segundo piso!

Se dirigieron a las escaleras y subieron tan rápido como pudieron. Cuando llegaron, a la puerta correcta se miraron unos a otros sin saber muy bien qué hacer a continuación, dándose cuenta de que con la emoción y las prisas no habían tramado un plan. Al otro lado podían escuchar con claridad las voces emitidas por una televisión a un volumen demasiado alto. "Ahora ya es tarde", se dijo Crow con un suspiro malhumorado mientras picaba en la puerta con fuerza.

-¿Quién anda ahí?-, les gritó una voz agriada que apenas parecía femenina.

-Somos amigos de Travis-, respondió Voz-de-Plata improvisando sobre la marcha.

Oyeron unos pasos pesados, casi arrastrándose por el pasillo, y luego alguien abrió la puerta. Puede que la mujer tuviese cuarenta años, pero tenía el aspecto de alguien con una década más. Tenía la melena corta, con su pelo castaño sucio y graso. De cara alargada y nariz pequeña, no había gesto alguno de amabilidad o bondad en aquellos ojos amargados. Sus dientes estaban completamente amarillentos por el abuso del café y el tabaco. Iba vestida con una sucia bata rosa, que tenía numerosas manchas de comida así como una pequeña capa de caspa coronando sus hombros, y calzaba unas gastadas zapatillas por las que se asomaba el dedo gordo de uno de sus pies. A pesar de la distancia, su pésimo aliento les llegó con facilidad cuando habló de nuevo casi casi gritando:

-¡Marchaos! Travis no está en casa. ¡Nunca está cuando lo necesito!

-Pero habíamos quedado con él aquí-, protestó Lars intentando tirar del sedal. -¿Nos puede decir dónde podemos encontrarlo?

-¡NO! ¡Nunca me dice a dónde va, ni quiénes son sus amigos! ¿Os lo podéis creer? Tiene todo el tiempo del mundo para estar con esa fresca que dice que es su novia, pero a su madre que la jodan... Pues os diré una cosa. ¡Qué os jodan también a vosotros!

La mujer cerró con un fuerte portazo que pareció a punto de sacar la puerta de su marco. Crow estaba demasiado afectado por la sorpresa como para sentirse furioso y miró estupefacto a sus hermanos de manada, que parecían igual de confusos que él.

-¡Marchaos de una vez o llamo a la policía!-, les gritó una voz al otro lado del puerta.

Lars les hizo un gesto y bajaron por las escaleras para salir fuera del ángulo de visión de la mirilla por la que les había vigilado aquella arpía. Bajaron hasta la entrada del portal, donde el Fenris se detuvo. Crow iba a protestar por marcharse con las manos vacías, pero el Theurge le interrumpió antes de que tuviese tiempo a decir en alto sus quejas.

-Estamos en un callejón sin salida a no ser que empecemos a tomar medidas serias-, les dijo. -Vamos a buscar una tienda donde vendan máscaras de disfraces, volvemos, caminamos de lado, nos las ponemos y luego volvemos a cruzar la Celosía para entrar dentro de la casa por sorpresa.

-¿Por qué tenemos que comprar máscaras de disfraces?-, le interrumpió confuso el Galliard.

-Para ocultar nuestra identidad, evitando que puedan reconocernos en el futuro.

-¿Y luego qué hacemos?-, preguntó malhumorado el Fianna porque sentía que estaban perdiendo el tiempo inútilmente.

-Luego maniataremos a esa bruja, registraremos la habitación de Travis para buscar cualquier pista del paradero de ese malnacido y si es necesario interrogaremos a su madre. ¿Alguien tiene alguna objeción?

-Yo preferiría no tener que volver a hablar con esa mujer-, respondió Voz-de-Plata. -Seguro que no es una experiencia agradable.

-Haremos lo que tengamos que hacer-, le cortó Crow.

-.-

No les fue difícil encontrar una tienda que vendiesen máscaras de disfraces. A pocas calles de allí había un pequeño negocio que se dedicada a la venta de ese tipo de artículos. Las máscaras más baratas del establecimiento eran unas de payaso, lo cual aumentó enormemente la irritación de Crow, sobre todo al ver que Lars y Voz-de-Plata hacían bromas sobre las máscaras durante el camino al edificio de Travis. "Es como si fuese un juego para ellos", pensó él malhumorado. "¿No se dan cuenta de que hay dos vidas inocentes en juego?".

Cuando volvieron al número de 15 de Grainville, entraron en el interior del portal y caminaron de lado  en las escaleras mirando su reflejo en los pequeños espejos que llevaban en sus bolsillos. El edificio era lo bastante antiguo como para haber generado un reflejo espiritual de sí mismo, aunque a este lado de la Celosía tenía un aspecto igual de lamentable. Envuelto con las sombras de la escalera, les estaba esperando su tótem, del que sólo podían ver el resplandor de sus ojos en la oscuridad. La manada subió a la segunda planta y se adentraron en el lugar donde debía estar la casa de Travis, que en la Umbra no tenía muros de separación. Lars se puso ligeramente tenso allí.

-¡Cuidado! Capto un débil olor a Wyrm-, dijo el Theurge con susurros preocupados.

No vieron ninguna Perdición a la que enfrentarse, ni encontraron una causa que explicase la presencia de la corrupción espiritual del Wyrm. Frustrados ante la falta de pistas, decidieron continuar con su plan original. Se pusieron las máscaras y caminaron de lado para regresar al mundo físico.

Aparecieron en la cocina del apartamento. Había numerosos platos sin fregar en el fregadero, la mesa estaba  completamente ocupada por platos y cubiertos con restos de comida, además de frascos de mermelada, tarros y una bandeja con fruta pasada que desprendía un olor bastante desagradable. Crow fue el primero en salir de la cocina caminando sigilosamente por un sucio pasillo cubierto de polvo y trastos viejos e inútiles. Sus hermanos lo siguieron despacio, tan atentos como él ante cualquier amenaza que pudiese ponerles en peligro.

El Ahroun se detuvo al ver parte de la cabeza de la mujer sobresaliendo por encima del respaldo de un mullido sofá de color pardo. Estaba viendo una vieja retransmisión de la serie estadounidense "Falcon Crest", mientras contaba al televisor todos los defectos de los actores y actrices que aparecían en la pantalla. Un pequeño crucifijo metálico con una base rectangular de madera descansaba sobre una de las esquinas del aparato de televisión.

Sin esperar una seña del beta de la manada, Crow se acercó al sofá sin que la mujer se diese cuenta de lo que estaba pasando. A continuación la cogió por la espalda, mientras le tapaba la boca con una mano. Ella se resistió como una fiera, intentando morderle y arañarle mientras profería toda clase de gruñidos amenazadores. Crow la forzó a tumbarse en el suelo y la mantuvo quieta mientras sus hermanos usaban cinta aislante para inmovilizarle de una vez las manos y las piernas. Ella no les ayudó en ningún momento, pero al final los jóvenes Garou lograron manitarla sin herirla y sintieron una gran satisfacción cuando le taparon la boca con un trozo de cinta aislante. Luego la sentaron sobre el sofá, donde ella dejó por fin de debatirse.

Crow ignoró su mirada feroz y se dedicó a abrir rápidamente todas las puertas del apartamento para asegurarse de que no hubiera más personas en casa. Una vez que estuvo satisfecho, volvió junto a sus hermanos, que lo estaban esperando en el pasillo desde donde podían vigilar sin dificultad a la mujer.

-No hay nadie más en casa-, dijo en voz baja el Ahroun.

-Muy bien. Tú y Voz-de-Plata registrad la habitación de Travis, mientras yo vigilo a la arpía de su madre.

-¿Qué tenemos que buscar?-, preguntó el Hijo de Gaia.

-Cualquier cosa que nos ayude a encontrar a Travis y no nos vendría mal hacernos con una foto suya para poder reconocerlo rápidamente cuando nos topemos con él.

-Dalo por hecho-, respondió el Ahroun satisfecho por una vez con lo que decía el Theurge.

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