martes, 18 de diciembre de 2012

VOZ-DE-PLATA (2 - 1)


Vancouver, Columbia Británica (Canadá)
7 de julio de 1992

Voz-de-Plata estaba sentado sobre la hierba con los pies descalzos mientras echaba una ojeada a una malgastada revista de National Geographic que mostraba unas fotos espectaculares de la amazonia brasileña. Hacía un día de verano espectacular. Al contrario que la semana pasada, hoy el cielo estaba completamente despejado y Helios brillaba con todo su esplendor en los cielos. "Las playas deben estar llenas de gente", pensó el Galliard mientras pasaba otra página de la revista. Él prefería quedarse en Stanley Park. Aunque disfrutaba de un buen baño veraniego siempre que podía, sospechaba que su parte lobuna se encontraba más a gusto rodeada de árboles altos y sombras frescas.

Pasó otra página sólo para observar una fotografía de un ave tropical de brillante plumaje de colores azul, rojo y amarillo hundiendo su pico entre los pétalos de una extraña pero hermosa flor tropical. "¡Quiero viajar por todo el mundo!", confesó una voz en su interior. Coger un mochila, recorrer el continente de un extremo al otro, ayudar a todos los desvalidos que se encontrase y aprender cientos de historias nuevas. La idea era tan tentadora como imposible. Su lugar estaba en el Clan del Pacto, donde estaban sus familiares y amigos, ayudando a proteger el túmulo.

Cuando terminó de leer la revista, permaneció sentado y con los ojos cerrados, disfrutando simplemente de aquella sensación de paz y tranquilidad. Sin embargo, unos ruidos perturbaron su descanso. Pudo escuchar unos pesados pasos acercándose rápidamente. Abrió los ojos a tiempo para ver a la alta y fornida figura de Crow saliendo de entre los árboles. Su piel pálida estaba ligeramente enrojecida por el calor y el sudor. Tenía el pelo castaño, corto y peinado con raya hacia el lado izquierdo. Iba vestido con una camiseta de manga corta y color verde claro en la que destacaba una enorme arpa negra y unos gastados pantalones vaqueros. Aunque parecía que sus pasos eran lentos y pesados, llegó hasta él antes de lo que hubiera imaginado.

-Buenos días, Erguido-cual-Montaña-, le saludó.

-Hola, Voz-de-Plata-, respondió de manera entrecorta el Ahroun. -¿Dónde está el resto de la manada?

-Supongo que Lars está en la Penumbra, meditando o hablando con los espíritus-, le respondió. -Faruq me avisó esta mañana de que estaría fuera unos días, aunque no quiso decirme a dónde iba. Y en cuanto a Canción-Oculta, acuérdate que nos había dicho que tenía que realizar una misión especial para los Colmillos Plateados y no sabía cuándo volvería.

Voz-de-Plata vio que Crow asentía despacio con la cabeza, sin poder evitar poner una pequeña mueca de disgusto. "Está preocupado por algo", se percató de inmediato.

-¿Qué te ocurre? ¿Va todo bien?

La sincera mirada de preocupación de su nuevo hermano le conmovió profundamente. Voz-de-Plata presintió que Crow necesitaba consuelo y ayuda a partes iguales. Iba a ofrecérsela sin pensarlo pero el Fianna se le adelantó, eligiendo ese momento para explicarle atropelladamente los motivos de su preocupación.

-.-

-¿Y los niños simplemente desaparecieron?-, preguntó Lars pensativo.

Tal y como había supuesto, el Theurge se encontraba en la Penumbra del túmulo, atendiendo a sus obligaciones con los espíritus. Después de buscarlo durante casi una hora, finalmente lo habían encontrado entre unos espíritus arbóreos conversando con una especie de niebla espiritual.

-Eso fue lo que dijo Brendan Dooly-, respondió Crow con un gruñido hosco.

Lars asintió pensativo y se volvió para mirar directamente a los ojos al tótem de la manada. Uktena le devolvió la mirada con una silenciosa tranquilidad.

-¿Sabes algo que pueda ayudarnos esta vez, venerable espíritu?-, le preguntó Lars.

Uktena se movió lentamente, agitando su cuerpo escamoso, y se incorporó sin dejar de mirarlo. Voz-de-Plata no entendía lo que estaba pasando. ¿Se estaría comunicando mentalmente su tótem con el Theurge? Uktena había dado muestras en el pasado de poseer esa facultad, pero no había forma alguna de saber cuando lo hacía si él no quería que lo escuchases. El cruce de miradas sólo duró unos pocos segundos. Lars volvió a mirar a sus hermanos con gesto frustrado. "Vale, esta vez Uktena no va a sernos útil", se percató el Hijo de Gaia.

-Tú eres el beta de la manada-, dijo Crow. -Mientras Canción-Oculta esté ausente, tú eres el que manda. Dime, ¿nos ayudarás a encontrar a esos niños?

-Por supuesto-, respondió con firmeza el Theurge. -Ayudaremos a los Fianna con mucho gusto. ¿Verdad, Voz-de-Plata?

-Desde luego-, intervino el Hijo de Gaia y, tras apoyar su mano sobre el alto hombro del Ahroun para transmitirle todo su apoyo, añadió: -No te preocupes, los encontraremos.

-Gracias, gracias a los dos-, respondió Crow visiblemente emocionado. -Pero, ¿cómo daremos con ellos? No tenemos ninguna pista que podamos seguir.

-Empezaremos nuestras pesquisas en el reflejo umbral de esa guardería-, afirmó con seguridad el Theurge. -Puede que los espíritus locales hayan visto o notado algo que se haya escapado a los sentidos de los humanos mundanos.

-.-

Encontrar la guardería de Los Peces Azules no fue muy difícil. Ocupaba los bajos de un edificio de viviendas, en el suburbio de Richmond. Aquel era un barrio tranquilo, con edificios de ladrillo viejo junto a resplandecientes edificios de nueva construcción. Crow les había explicado que muchos Garou y Parientes de la tribu Fianna vivían allí. Voz-de-Plata estaba preocupado temiendo que la policía estuviese por los alrededores, pero no vieron ningún coche patrulla esperando en la calle. Aún así tenían que mostrarse discretos para no llamar la atención.

Utilizaron un callejón pequeño para caminar de lado. Todos ellos llevaban un pequeño espejo en sus bolsillos que solían utilizar en casos como este. Cuando Voz-de-Plata intentó cruzar la Celosía, notó que la barrera espiritual se oponía a su paso como solía hacer habitualmente, pero esta vez descubrió aterrado que no podía atravesarla del todo.

De alguna forma, la Celosía le impidió perseguir su reflejo y se encontró de pronto rodeado de unas extrañas nieblas que ocultaban dónde se hallaba. Tenía sus manos y sus piernas atrapadas en grueso cables y hebras de un color blanco plateado que colgaban sobre una oscuridad sin fondo aparente. "¿Qué diablos está pasando aquí?", se preguntó el Galliard. Intentó liberarse, tirando de los cables provocando inadvertidamente vibraciones  en los cables mientras lo hacía. Sus esfuerzos se vieron recompensados cuando logró liberar una de sus zarpas y se dispuso a hacer lo mismo con la otra. En ese instante la vio. Era una estatua osificada de un magnífico ejemplar de espíritu de halcón atrapado también entre las hebras plateadas. "¡Mierda, mierda!", pensó Voz-de-Plata completamente alarmado. Redobló sus esfuerzos por liberarse de sus ataduras.

Hubo unas ligeras vibraciones en respuesta desde algún extremo invisible del cable. "¡Tengo que escapar antes de que vengan!", se dijo el Galliard mientras adoptaba la forma Crinos. Su cuerpo adoptó un aspecto medio humano y medio lobuno que le confirió una fuerza y resistencia sobrehumanas. Sus ropas no quedaron destrozadas por el cambio, sino que desparecieron mágicamente gracias a un ritual mágico que había hecho Lars el mes pasado a todas las prendas de sus hermanos. Liberó su otra mano y a continuación usó sus garras para romper las hebras más débiles que aprisionaban sus piernas. Las vibraciones estaban cada vez más cerca.

Se incorporó justo a tiempo para ver unas formas arácnidas en la niebla. Parecían moverse sin ninguna dificultad a través de los cables y hebras que formaban una gigantesca telaraña, acercándose inexorablemente al lugar donde se encontraba él. No tenía sentido esperarlas. Voz-de-Plata se levantó y se dispuso salir corriendo. Pero, ¿en qué dirección? .No tenía ningún reflejo umbral que seguir para volver con sus hermanos de manada. "¿Cómo voy a escapar de esta  maldita pesadilla?", pensó desesperado.

Uno de los espíritus de la Tejedora estaba lo bastante cerca para que el Hijo de Gaia pudiese contemplar con mudo horror sus ocho alargadas patas y su brillante caparazón quitinoso casi del tamaño de un lobo adulto. Tenía unos fuertes colmillos en su pequeña cabeza y unos pequeños ojos resplandecientes que le devolvieron la mirada con una fría determinación inhumana.

Voz-de-Plata se volvió hacia las nieblas. "¡Ayúdame, dulce Gaia!", rogó el Galliard, concentrándose en recordar el reflejo que había visto cuando había empezado a caminar de lado en aquel sucio callejón de Vancouver. Cerró los ojos y empezó a caminar, concentrando todos su pensamientos en alcanzar aquel  débil recuerdo.

-.-

En algún momento, el suelo bajo sus pies se hizo más firme. Al abrir los ojos, Voz-de-Plata miró sorprendido y aliviado las sombras del callejón al que quería ir desde un principio. Sus hermanos también estaban allí, mirándolo preocupados con sus rostros humanos, y los brillantes ojos de Uktena resplandecían inexpresivos desde las sombras que ocultaban su cuerpo sinuoso.

-¿Por qué has tardado tanto?-, preguntó le Lars enfadado. -¡Nos has dado un buen susto!

Al principio, Voz-de-Plata se sintió ofendido por la regañina implícita en las palabras del Fenris. "Casi me convierten en una puta estatua. ¡Maldita sea!", estuvo a punto de gritarle. Sin embargo, sabía que la rabia interior era una mala consejera. Al final decidió adoptar la forma Homínida para tener un aspecto menos belicoso mientras decía:

-Siento haber tardado, pero no ha sido culpa mía. Estaba caminando de lado, junto a vosotros, cuando me encontré atrapado en una telaraña gigantesca llena de espíritus de la Tejedora que querían añadirme a su colección particular de estatuas.

-Ha estado en la Urdimbre-, dijo una voz familiar en su cabeza. Era Uktena quien le hablaba y no sólo a él, sino a todos ellos. -Ha visto el verdadero aspecto de la realidad construida por la Tejedora.

-¿Qué quieres decir?-, preguntó Crow sin comprender nada.

-La barrera entre el mundo físico y el mundo espiritual es parte de la Urdimbre de la Tejedora-, respondió el sabio espíritu.

-¿Entonces la Celosía es parte del reino de la Tejedora?-, preguntó Lars.

-Así es-, fue la lacónica respuesta del espíritu.

-¿Y cómo podemos evitar que vuelva a pasarnos un accidente como este?-, preguntó el Hijo de Gaia. -Esta vez he logrado escapar, pero no las tenía todas conmigo precisamente.

-He oído que a veces ocurre ese tipo de accidentes-, respondió Lars por el tótem. -No existe ningún método que impida que te pase un desastre como ese, pero sí hay lugares más seguros y otros más peligrosos por los que puedes ir de un mundo a otro. En general, es mejor caminar de lado en los túmulos sagrados y los espacios naturales, donde la Celosía es más débil, y evitar hacerlo en las ciudades humanas.

-Muy bien-, intervino Crow. -Ya hemos aprendido la lección y perdido también mucho tiempo. ¿Ahora podemos volver a ocuparnos de los niños desaparecidos, por favor?

Voz-de-Plata asintió en silencio, haciendo grandes esfuerzos por ser comprensivo. "Crow está muy preocupado por la suerte de los niños y sus nervios hablan por él", pensó intentando contener su propio enfado.

-De acuerdo-, respondió Lars con unos secos gruñidos. -Seguidme.

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