viernes, 9 de noviembre de 2012

CANCIÓN-OCULTA (1 - 3)


Vancouver, Columbia Británica
18 de febrero de  1992

Al día siguiente posterior al descubrimiento de las maravillas de la Umbra, un nuevo maestro se hizo cargo de las enseñanzas de Canción-Oculta. Su nombre era Alissa Weston, aunque era más conocida por su nombre Garou: Busca-la-Verdad. Alissa era una Media Luna perteneciente a la tribu de los Colmillos Plateados, como el propio Canción-Oculta, pero su rostro severo dejaba patente la diferencia de edad que los separaba. Con casi cuarenta y poco años, la forma humana de Busca-la-Verdad era delgada, de rasgos esbeltos pero firmes. Tenía una mandíbula cuadrada, con un mentón prominente y una nariz acabada en punta. Sus labios nunca sonreían y sus ojos de color avellana marcaban frías distancias con todas las personas con las que tenía que comunicarse. Por otra parte, parecía desdeñar por completo cualquier tipo de maquillaje. Siempre llevaba su pelo castaño cobrizo recogido en un moño muy conservador detrás de su cabeza. También solía ser poco innovadora en su forma de vestir: el clásico jersey de cuello alto y color oscuro, pantalones del mismo color, abrigos largos y zapatos de tacón bajo. Aquella mujer sólo se permitía ser atrevida en lo tocante a la joyería. Alrededor del cuello de su jersey, llevaba un colgante estilizado con la forma de un sol dorado echando rayos en todas las direcciones y, encerrada dentro de ese astro llameante, había una media luna de mirada penetrante. También lucía varios anillos en sus dedos, uno de ellos con su sello personal. Cuando Canción-Oculta la vio por primera vez, su instinto le dijo que no se iban a llevar bien. No fueron necesarios demasiados minutos de conversación después de las presentaciones para confirmar su presentimiento.

-Estoy aquí para enseñarte qué significa realmente ser un Philodox, cachorro-. El tono de la mujer era neutro, incluso comedido, pero sus palabras cortaban como un cuchillo bien afilado. -La clemencia de Gaia ha querido que sobrevivieras hasta alcanzar tu Primer Cambio, pero aún así tendrás que demostrar que eres digno del rito de iniciación. Te advierto que no toleraré los errores ni las excusas. Por mucho que nos pese, tus padres pertenecían a la tribu de los Colmillos Plateados y debes estar a la altura de las exigencias puestas sobre ti.

-Entiendo lo que dices, Busca-la-Verdad-, respondió él con toda la educación que pudo reunir. Estaba claro que Alissa lo despreciaba por ser un metis y que no creía que él pudiese completar con éxito su instrucción. Canción-Oculta iba a poner todo su empeño en demostrarle lo contrario.

Estaban sentados en una mesa de madera de picnic en una zona recreativa de Stanley Park. Los rayos dorados de Helios mantenían a raya a duras penas el frío del invierno. El sitio estaba limpio y bien mantenido, aunque no había humanos cerca. Canción-Oculta supuso que por eso habían venido a ese lugar.

-Lo veremos a su debido tiempo-, le respondió ella. -Sé que tus tíos pertenecen a la Parentela de nuestra tribu y que han estado educándote en algunas de nuestras costumbres. Olvida lo que te han enseñado hasta ahora. Trabajaremos partiendo desde cero, para evitar cualquier error o confusión.

Busca-la-Verdad estuvo hablando durante casi todo el día sin pausas salvo para hacerle preguntas ocasionales para comprobar que estuviese atendiendo a sus explicaciones. Le habló de la Primera Manada, de sus descendientes y de los alfas Garou que mantuvieron puro su linaje y que juraron lealtad al espíritu más noble y honorable de toda Umbra, el gran Halcón. Algunas de las cosas que le  dijo después coincidían con la historia que les había contado Bron Mac Eire. Otras diferían en gran medida. La Guerra de la Rabia estuvo justificada, en su opinión, porque los Gurahl habían vendido sus almas al Wyrm para robar los secretos de la vida y la muerte que formaban parte del ciclo eterno de Gaia. La guerra era inevitable. Por contra, Busca-la-Verdad mostró una actitud más reflexiva en el caso del Impergium. Aunque no llegó a condenarlo, sí admitió que había ocasionado tantos problemas como los que había intentado resolver.

A continuación, Busca-la-Verdad le habló de las casas reales que formó cada gran linaje de los Colmillos Plateados y de sus dominios en Europa y Rusia. Originalmente, habían sido trece, pero numerosas desgracias habían reducido su número a las siete actuales: el Ojo Resplandeciente, el Corazón Inquebrantable, la Cimera Rojo-Sangre, el Corazón Sabio, el Aullido Austero, la Wyrmfoe y la Luna Creciente, todas ellas lideradas por sabios monarcas y con clanes y protectorados perfectamente delimitados en sus dominos. Canción-Oculta tuvo que admitir que a pesar de no ser una Galliard, la mujer conocía perfectamente la historia de su tribu.

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Al día siguiente, se volvieron a reunir en el mismo lugar. Busca-la-Verdad no lo saludó al llegar. Canción-Oculta se sorprendió ante el hecho de que, aunque aquel desplante le causó cierta irritación por el desprecio que conllevaba, no se sentía precisamente insultado, así que se sentó en la mesa y trató de aprender todo lo que tuviese que enseñarle esa vieja arpía.

-Ayer aprendiste la historia de la tribu alfa de la Nación Garou-, empezó diciendo. -Hoy te hablaré de lo que significa realmente ser un Philodox. Selene nos bendijo para que fuésemos los jueces y los árbitros de nuestros hermanos, pero nuestras responsabilidades van mucho más allá. Somos la Media Luna. Somos el equilibrio. Debemos aunar nuestro lado humano, lógico y racional, con el lobo, lleno de pasión e instinto. Debemos hacer respetar las sagradas leyes y costumbres tribales, al tiempo que estamos obligados a dar ejemplo constantemente para todos los que nos rodean. Somos los mejores líderes en los tiempos de paz y los mejores consejeros de los Ahroun en los tiempos de guerra. Somos los pilares que sostienen a la Nación Garou y nuestros hombros deben ser muy fuertes para sostener esa carga. No es un trabajo fácil. A veces incluso nos deja decepciones agridulces, pero aun así lo hacemos porque ese nuestro deber. Ahora dime, cachorro, ¿cuáles son las leyes sagradas de la Letanía?

Canción-Oculta las conocía perfectamente, aunque se tomó unos segundos para tomar aire y recitar sus mandatos con claridad y precisión:

Un Garou no se apareará con otro Garou.
Combatirás al Wyrm donde more y críe.
Respetarás el territorio del prójimo.
Aceptarás una rendición honorable.
Te someterás a los de mayor posición.
Dejarás la primera parte de la presa para los de mayor posición.
No comerás la carne de los humanos.
Respetarás a todos los inferiores: todos son de Gaia.
No descorrerás el Velo.
No soportarás que tu pueblo atienda tu enfermedad.
El líder podrá ser desafiado en tiempos de paz
El líder no será desafiado en tiempos de guerra.

-Así es-, le confirmó innecesariamente Busca-la-Verdad. -Algunas tribus muestran más tolerancia por algunas infracciones, como en el caso de los Garras Rojas cuando descubren a uno de los suyos dándose un festín con un desafortunado montañero humano. Sin embargo, los Philodox de todas las tribus realizan grandes esfuerzos por castigar de un modo u otro cualquier violación de nuestra ley.

Canción-Oculta asintió en silencio. Una vez más pensó que sus padres habían roto la primera ley de la Letanía. ¿Por qué insistían los Garou en castigar el amor entre los suyos? No lo entendía.

-Piensas en el crimen de tus padres-, afirmó Busca-la-Verdad. Parecía cómo si le estuviese leyendo la mente-¿Crees que se les trató de forma injusta, cachorro?

-No, entiendo que quebrantaron la Letanía. Ellos sabían que serían castigados por su crimen. -Su respuesta fue neutra y mecánica. Estaba diciendo lo que se esperaba de él.

-Dices lo que piensas que quiero escuchar. -Los ojos de Busca-la-Verdad se cargaron de pronto con una inusitada intensidad. -Esto no funciona así. Como Media Luna debes aceptar la sabiduría de tus antepasados y no cuestionar las leyes de Gaia. Si empiezas a hacerlo, tus juicios dejarán de ser imparciales.

-Entiendo-, respondió con cautela el joven Garou.

-No, no lo haces-, respondió la Philodox. Parecía apenada repentinamente. Permaneció callada durante unos segundos y luego suspiró. -Sin que sirva de precedente, voy a darte un ejemplo que ilustrará la sabiduría de nuestras leyes. Aunque no lo sepas, eres muy afortunado. Eres uno de los pocos metis que ha tenido la suerte de sobrellevar taras menores. La mayoría de los tuyos nacen con deformidades que les impedirían tener una vida digna de ese nombre. Hablo de cachorros con enfermedades óseas cuyos huesos se rompen como astillas secas cuando realizan el menor esfuerzo, de metis con todas sus extremidades acortadas cruelmente y de otros casos terribles que no voy a mencionar. Cuando ocurre uno de esos trágicos nacimientos, lo más "piadoso" es poner fin a una vida llena de sufrimiento. La mayoría de las tribus devolvemos las desventuras almas de esos cachorros a Gaia de la forma más indolora posible, pero el hecho de que dos Garou adultos se arriesguen a condenar a un futuro cachorro por simple lujuria no es únicamente un triste crimen. Es una crueldad innecesaria y espantosa.

Canción-Oculta reflexionó en silencio los argumentos de su maestra. Comprendía que en cierta forma tenía razón. Arriesgarse a traer al mundo un cachorro que no podría sobrevivir por sus propios medios o que, de hacerlo, lo haría con un sufrimiento constante era cruel. Sin embargo, culpar a esos mismos cachorros por los pecados cometidos por sus padres lo era aún más. Sin poder tomar una decisión, comprendió que era una cuestión extremadamente compleja que no podría solucionar de un día para otro. A pesar de la profunda tristeza que lo invadía al imaginarse la suerte de los cachorros fallecidos, tuvo que reconocer a regañadientes que su respeto por Busca-la-Verdad había aumentado en aquel momento.

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Los siguientes días transcurrieron de forma pesada y monótona. Busca-la-Verdad le explicó más y más cosas sobre el papel de los Philodox, sobre los castigos que se aplicaban a las infracciones de la Letanía, además de hablarle acerca del liderazgo, del papel del buen consejero, de las costumbres tribales, de la jerarquía de los Garou y de los ritos sociales que dominaban su sociedad.

También le explicó que los territorios que componían un protectorado de un grupo de Garou pasaban a formar un clan. La mayoría de los clanes estaban compuestos exclusivamente por miembros de una sola tribu. No obstante, existían unos pocos clanes multitribales en los que varias tribus compartían las obligaciones del mantenimiento y la protección de las tierras del protectorado y de su túmulo si lo tenía. Ese era el caso del Clan del Pacto en Vancouver. Aquí existía un Consejo de Representantes en el que estaban representados todas las tribus de la Nación Garou. A veces surgían fricciones entre los Garou de las tribus, pero en líneas generales la convivencia había demostrado más ventajas que desventajas. Ese espíritu de unidad y fuerza en la diversidad era el que había llevado a los ancianos a aprobar la creación de manadas multribales como la que iban a formar  los hermanos de Canción-Oculta.

Busca-la-Verdad también le explicó un asunto más espinoso. Hacía veinte años, el líder de los Colmillos Plateados de Vancouver, un venerable Ahroun llamado Montgomery Abercorn, propuso a los otros líderes del Consejo de Representantes una idea innovadora: pactar una tregua con las Sanguijuelas de la ciudad. Al hacerlo, podrían enfocar sus fuerzas contra las actividades más peligrosas del Wyrm. Su propuesta, fue respalda desde el principio por los Contemplaestrellas, los Caminantes Silenciosos, los Hijos de Gaia y, para sorpresa de todos, las Furias Negras. Tras muchas discusiones y desafíos, las tribus más violentas, como la Camada de Fenris, también acabaron aceptando. Las sanguijuelas de la ciudad habían aceptado de inmediato la oferta. Tal y como había previsto Montgomery Abercorn, la paz había permitido a los Garou reducir las infestaciones de Perdiciones en la Umbra, arruinar los planes de varias empresas controladas por peones del Wyrm y utilizar la influencia de las Sanguijuelas para contener la codicia de las industrias madereras locales. Canción-Oculta vio la sabiduría de aquella decisión y se alegró inmensamente al pensar que su propia tribu pudiese introducir cambios positivos en la delicada situación del actual.

El último día antes de su prueba de Auspicio, Busca-la-Verdad le acompañó a la Umbra para que los espíritus compartiesen algunos de sus secretos y le diesen sus dones al joven Garou. Así pues, de un espíritu de Ardilla recibió el don de Sentir al Wyrm para descubrir los lugares o personas que tenían la influencia de su enemigo. Un hermoso espíritu de Halcón le enseñó el don del Olor de la Auténtica para saber instintivamente la especie sobrenatural a la que podía pertenecer una persona. Y, finalmente, una Lúnula le enseñó el don de la Llama Ardiente para brillar con una luz plateada que dificultaría cualquier ataque contra él.

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Vancouver, Columbia Británica
27 de febrero de 1992

Pro fin, llegó el día de la temida prueba que mediría si Canción-Oculta estaba listo para enfrentarse a su rito de iniciación. Busca-la-Verdad y él se reunieron con otros tres Garou bajo la protección de una pequeña arboleda en Stanley Park. Todos los presentes eran Medias Lunas. El Garou que arbitraría la prueba era una Philodox de la Camada de Fenris llamada Hija-Predilecta-de-Gaia. Su aspecto humano era el de una treintañera muy atractiva, de pelo rubio pálido, ojos verdes y con una complexión digna de una corredora de fondo. Tenía varias cicatrices en sus brazos y una más profunda y ancha que le subía desde el hombro derecho hasta casi llegar a su oreja.

Hija-Predilecta-de-Gaia le presentó a los otros dos Philodox. Uno se llamaba Voz-del-Trueno y pertenecía a los Señores de la Sombra, los traicioneros rivales de los Colmillos Plateados por el liderazgo global de la Nación Garou. Era un tipo regordete, de pelo oscuro y pequeñas gafas en su cara ancha. El otro Media Luna era un metis dela tribu Roehuesos llamado Rick Pata-Torcida, evidentemente por su pierna izquierda retorcida e inútil. Rick parecía un sin techo, el típico vagabundo de las calles norteamericanas. Tenía el pelo enmarañado y sucio, de un color inidentificable y vestía con una mezcla de ropas y harapos malolientes.

A continuación, Hija-Predilecta-de-Gaia le explicó que aquellos dos Garou estaban en desacuerdo y que habían decidido acudir a él para que arbitrase su disputa. Para superar la prueba, Canción-Oculta debía no sólo identificar al que tuviera razón sino que su razonamiento también tendría que ser correcto.

Ella le dio primero la palabra a Voz-del-Trueno, que denunció que los Roehuesos del clan del Pacto violaban con impunidad el primer precepto de la Letanía. Afirmaba que aquella chusma engendraba más metis que cualquier otra tribu de la Nación Garou, para luego criarlos en las calles lejos del cuidado del Clan del Pacto. Los cachorros que sobrevivían se convertían así en adultos holgazanes que ignoraban su herencia y descuidaban las responsabilidades de todo Garou adulto. Por último citó el décimo precepto de la Letanía, "no soportarás que tu pueblo atienda tu enfermedad", como una muestra más de las infracciones de los Roehuesos.

Pata-Torcida reconoció que la Letanía prohibía el apareamiento entre Garou, pero afirmó que era ridículo castigar a los cachorros de esas uniones. Se defendió que los cachorros metis eran inocentes, pero que sufrían abusos durante toda su vida. La Letanía también decía: "respeta a los inferiores, todos son de Gaia". Y luego, tras explicar que los Roehuesos educaban a sus cachorros adecuadamente, atacó a Voz-del-Trueno retándolo a que se ofreciese a traer a los cachorros al Clan para cuidarlos y educarlos, en lugar de despreciarlos y ridiculizarlos.

Una vez que ambos acabaron, todos los presentes se volvieron para mirar a Canción-Oculta, esperando a oír lo que tuviese que decir. Como metis que era, sabía que empatizaba inconscientemente con Pata-Torcida. Además, los modales de Voz-del-Trueno sólo confirmaban los oscuros rumores que circulaban sobre los traicioneros Señores de la Sombra. Sin embargo, su parte racional también era consciente de que la prueba podía haber estado diseñada para poner a prueba su imparcialidad. Tras pensarlo bien durante unos instantes más, tomó finalmente la palabra:

-A pesar de que los dos esgrimís la Letanía con habilidad para reforzar vuestros argumentos, no soy la persona adecuada a la que debéis acudir. Todos los clanes tienen a un Garou que ocupa el cargo de Maestro del Desafío y tiene como responsabilidad dirimir conflictos y disputas como esta.

Si de todas formas seguís buscando mi consejo, os diré que los dos sois culpables de infracciones de las costumbres y las normas Garou. Pata-Rota, el deber de todo Garou es llevar a los nuevos cachorros a un clan, para que sean educados correctamente en nuestras costumbres y para que estén preparados para enfrentarse contra el Wyrm. Voz-del-Trueno, tú también has actuado de mala fe en esta ocasión. Dices ser testigo de los crímenes e infracciones de la Letanía, pero no has acudido a los Ancianos para que estudien tu caso, sino que en vez de eso, utilizas como excusa a esos cachorros inocentes para atacar el honor de toda la tribu de los Roehuesos sin aportar ninguna prueba de tus acusaciones. Lo siento, pero si yo fuera vuestro juez, ambos seríais castigados.

Canción-Oculta sabía que había resuelto un conflicto tribal enmascarado en una infracción de la Letanía que podía afectarle emocionalmente, y al mismo tiempo, había dejado expuestos los errores y las infracciones de ambas partes. Y aunque eso no dejaba una solución al problema de la discriminación de los cahorros metis en la sociedad Garou, al menos tendría la oportunidad de enfrentarse a su rito de iniciación y, en el futuro, elevar su voz contra los abusos de los suyos. De todas formas, buscó la aprobación de sus compañeros Philodox.

-Serás una buena Media Luna, cachorro-, le confirmó Hija-Predilecta-Gaia.

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