jueves, 22 de noviembre de 2012

MATA-PARIENTES (1 - 5)


Alrededores del Clan del Lobo Invernal
4 de marzo de 1992

El lobo alfa de la manada avanzaba despacio con la cabeza baja. Cada paso era una lucha feroz contra los fríos vientos de la ventisca. El gran lobo estaba desesperado. Las nubes y la nieve le impedían seguir a Selene y Helios en los cielos, además de anular cualquier olor que pudiese ayudarle en aquel bosque aparentemente muerto. Apenas podía ver a dónde iba y mucho menos orientarse. ¿Cómo iba a conducir a su manada a un lugar seguro? No estaba acostumbrado a esa incertidumbre y las dudas arraigaron profundamente en su corazón.

Se volvió para asegurarse de que su manada lo estaba siguiendo. Canción-Oculta se acercó en forma Lupus con paso lento y torpe, exhausto más allá de sus posibilidades. Lars le siguió de cerca, en la forma de guerra mitad humana mitad lobuna conocida como Crinos. Llevaba entre sus brazos a Faruq, en forma Lupus, cuyo estado había vuelto a empeorar debido a los rigores de la marcha y la voracidad del frío sobrenatural del Gran Wendigo. Voz-de-Plata cerraba la marcha en forma Lupus, aunque él también había empezado a dar muestras de debilitamiento y enfermedad.

La arboleda se abrió a una zona despejada cuyo suelo ascendía formando una colina. El lobo alfa se preguntó una vez más qué podía hacer para salvar a su manada. Había tenido esperanzas de encontrar una cueva o algún otro lugar donde pudiesen refugiarse de la ventisca, pero desde que había empezado el día, y "día" en esa tormenta únicamente quería decir menos oscuridad, sólo habían topado con árboles y más árboles esqueléticos alzándose sobre una capa blanca de nieve de gran profundidad.

Un ruido en la nieve hizo que se detuviese en el acto. Sonaba como las pisadas de una criatura grande, puede que de un dos piernas. ¿Qué haría un humano en medio de aquella ventisca? ¿Se había perdido como ellos o tenía propósitos más siniestros? Mata-Parientes decidió no correr riesgos y tensó su cuerpo gruñendo para que adoptase la forma Hispo de lobo prehistórico. Su manada también reaccionó con prudencia. Canción-Oculta mantuvo su forma Crinos y se colocó a su lado para ayudarle en la lucha en caso de ser necesario. Lars cubrió a Faruq con sus fuertes brazos peludos, protegiéndolo, y vigiló los alrededores atento a cualquier señal de peligro. Finalmente, Voz-de-Plata intentó adoptar la forma Crinos, pero sólo lo consiguió al segundo intento. Otra muestra más de que la enfermedad estaba arraigando rápidamente en él.

Las pisadas abandonaron su cautela inicial y se acercaron más y más. La maldita ventisca les impedía oler ni ver nada. Mata-Parientes esperó, mientras sentía crecer su furia interior por la indefensión a la que se veía sometido. Otro paso. Otro. Finalmente, una gruesa silueta se asomó entre los árboles, caminando a través de la nieve con pocas dificultades. Cuando estuvo más cerca, Mata-Parientes pudo verlo mejor. Era un hombre alto, ancho y barbudo. Vestía con las gruesas pieles que usaban los dos piernas para protegerse en invierno. El intruso se detuvo para observarlos con los ojos medio cerrados a causa de los copos de nieve que seguían cayendo copiosamente.

El extraño habló con voz grave y fuerte a pesar del viento. Mata-Parientes aún no entendía las palabras de los dos piernas, pero Lars se las tradujo pacientemente, mientras que Canción-Oculta escrutaba detenidamente al hombre.

-Dice que su nombre es Bill y que nos da la bienvenida a sus tierras-, le contó el Theurge Fenris.

-Pregúntale para qué quiere-, pidió el lobo alfa. Lars así lo hizo. El extraño volvió a hablar en la lengua de los humanos.

-Bill dice que sabía que estábamos en sus tierras y ha sentido compasión por nosotros. Nos ofrece su hospitalidad. Dice que su cabaña está al otro la de la colina y que dentro hay fuego para calentarnos y comida para recuperar nuestras fuerzas. Dice que podremos marcharnos cuando queramos.

Antes de que Mata-Parientes pudiese pensar acerca de aquella extraña oferta, Canción-Oculta habló a sus hermanos de manada usando los gruñidos y gestos del lenguaje Garou.

-No huele a Wyrm-, les aseguró el Philodox Colmillo Plateado.

Mata-Parientes miró a sus hermanos de manada. Todos sabían que necesitaban un refugio inmediatamente, pero la oferta del extraño, así como su naturaleza, les parecía peligrosamente sospechosa. El intruso volvió a hablar y esta vez fue Voz-de-Plata quien tradujo sus palabras:

-Jura por lo más sagrado que ni él ni nadie nos hará daño mientras estemos en su cabaña y nos pide por la vida de nuestro hermano moribundo que aceptemos su hospitalidad.

Mata-Parientes no estaba convencido. No dudaba de la manada pudiese matar a aquel hombre, por muy alto y fuerte que fuese, pero podía haber más enemigos esperando a que bajasen la guardia en la "cabaña". Por otro lado, seguir caminando en mitad de la ventisca era una forma rápida de morir. Fue Canción-Oculta quien le ayudó a decidirse.

-Por favor, aceptemos su oferta-, rogó. -Tenemos que intentar salvar a Faruq antes de que sea demasiado tarde.

Antaño, Mata-Parientes había sido un lobo criado en las tierras salvajes. Comprendía mejor que ninguno de sus hermanos el ciclo de vida y muerte en el que se fundamentaban las leyes naturales de Gaia. A toda vida le llegaba su fin y sus restos servían para alimentar nuevas vidas. Era inevitable. Sin embargo, el lobo se conmovió al ver la temblorosa forma peluda que se escondía entre los brazos de Lars. ¿No debía intentar salvar su vida si podía hacerlo? ¿No era esa su obligación como alfa de la manada?

-Está bien, iremos-, gruñó, -pero estad alerta en todo momento.

Sus hermanos hablaron con Bill y éste pareció muy satisfecho con su decisión. A continuación les guió en su ascensión por la colina. Parecía conocer perfectamente el camino a pesar de que la ventisca impidiese ver lo que había más allá de unos pocos metros. Finalmente, llegaron a una pequeña cueva humana hecha con troncos de árboles, de aspecto muy robusto y me dio cubierta por la nieve.

Su anfitrión les abrió la pesada puerta de madera y les invitó a entrar en su hogar con una gran sonrisa en su cara barbuda. Mata-Parientes se adentró con precaución dentro de la cueva humana. Un fuego ardía en un extremo de la cueva, que parecía hecho con trozos de roca. El calor de las llamas alejó un poco el frío que aún sentía en su cuerpo. Una piel de oso pardo yacía en el suelo a poca distancia del fuego, así como muchos otros objetos inútiles propios de los humanos. Sin embargo, también había una gran cantidad de  comida sobre una superficie lisa. A pesar de su suculento aroma, Mata-Parientes contuvo su hambre con cautela y se volvió receloso a que entrase el resto de su manada en la cueva humana.

-.-

Bill les ofreció mantas de piel con las que calentarse junto al fuego y les dio objetos humanos con líquidos calientes. Canción-Oculta le explicó que el líquido era algo llamado "caldo", que servía para sacar el frío del cuerpo. Mata-Parientes rechazó el "caldo", aunque el resto de su manada lo aceptó con agradecida. A continuación Bill les pidió permiso para curar la enfermedad de Faruq. Todos los presentes miraron al lobo alfa, que tuvo que asentir de nuevo, aunque permaneció en tensión todo el tiempo. Su hermano se tumbó en el suelo en forma Homínida, sin poder dejar de temblar sin control como un cachorro recién nacido. Bill pasó sus manos sobre el joven varias veces, sin llegar a tocarlo, mientras recitaba una plegaria con los ojos cerrados. Para su sorpresa y confusión, Mata-Parientes reconoció una de las palabras que dijo Bill: el extraño había mencionado a Gaia.

El milagro se produjo ante sus ojos. Faruq dejó de temblar poco a poco, hasta que por fin permaneció quieto. Luego, levantó la mano para acariciarse la garganta y, después, sonrió alegremente. Bill se apartó para que el joven pudiese reunirse con sus hermanos junto al fuego, sonriendo con una sonrisa sincera. A continuación, volvió a hablar con su voz grave y fuerte como los truenos de una tormenta. Canción-Oculta le explicó que Bill se ofrecía a curarles las heridas que habían sufrido en sus anteriores combates y que sus cuerpos Garou aún no habían sanado. Mata-Parientes volvió a aceptar y contempló estupefacto cómo el extraño curaba aquellas heridas rápidamente. El lobo alfa fue el último en dejarse curar por el extraño. Sus heridas sanaron con un suave hormigueo sobre la piel y el dolor le abandonó como si nunca hubiese estado allí.

Faruq no pudo contener por más tiempo su curiosidad y le preguntó a Bill a qué tribu pertenecía. Lars tradujo sus palabras a Mata-Parientes. La sonrisa de Bill desapareció de su cara y, tras ponerse de pie y retroceder unos pasos, contempló desde lo alto a la manada con sus poderosos brazos cruzados sobre el pecho. Parecía pensar con detenimiento su respuesta, lo cual no tranquilizó los nervios del lobo Fianna. Finalmente tomó una decisión y habló despacio.

-No pertenezco a ninguna tribu-, volvió a traducir Lars. -No soy un Garou como vosotros, sino un Gurahl, un hombre oso.

Mata-Parientes se tensó de inmediato al escuchar esas palabras. Su pelaje estaba encrespado y enseñó abiertamente sus colmillos. Recordaba muy bien la historia de Bron acerca de los osos del Wyrm y la Guerra de la Rabia. Bill retrocedió otro paso, aunque continuó mirándolo con firmeza. El lobo alfa estuvo a punto de convertirse en Hispo, pero Canción-Oculta se interpuso entre ellos.

-Nos ha ayudado sin pedir nada a cambio y estoy convencido de que no huele a Wyrm-, se apresuró a explicar. -Le debemos gratitud.

-¡Tú lo sabías!-, le acusó el lobo sabiendo que tenía razón.

-Sí, lo supe después de comprobar que no está corrupto por el Wyrm. -confesó el Colmillo Plateado. -No lo dije para que ese hecho no condicionase tus decisiones, Mata-Parientes.

-¡Seguro que fue él quien envió al oso fomor contra nosotros!-, le acusó el alfa con gruñidos más enfadados.

-Recuerda que Bron admitió que nuestros antepasados podían haberse equivocado al iniciar la Guerra de la Rabia, -dijo Voz-de-Plata mientras se interponía entre su alfa y Bill.- Recuerda que ha salvado la vida de Faruq, ha curado nuestras heridas y nos ha ofrecido la seguridad de su hogar.

Mata-Parientes estaba muy enfadado. Podía sentir su rabia latiendo en su interior, esperando a que apareciese una grieta en su voluntad para desatarse como la ventisca que seguía aullando en el exterior de la cueva humana. Debía calmarse, pensar con serenidad, sino quería que su rabia sin control pusiese en peligro a sus hermanos. Miró al resto de los integrantes de su manada. Lars permaneció pensativo, sin dejar entrever si le apoyaría en la lucha. Por su parte, Faruq se volvió hacia él con las manos en alto.

-Me ha salvado la vida-, le dijo conciliador. -¿No deberíamos darle al menos la oportunidad de confiar en él? ¿Cómo sabes que no es eso lo que quiere Gaia?

Aquellas palabras mellaron su determinación. ¡Qué fácil era olvidar la angustia y la desesperación que había sentido al ver a Faruq derrotado por la enfermedad! Revivió el dolor que había sentido al contemplar a un hermano a las puertas de muerte y esa sensación disipó toda la rabia que había bullido furiosamente en su interior hasta ese mismo momento. Miró a Bill, que permanecía en la misma postura que antes, devolviéndole la mirada con sus profundos ojos de color avellana. Le debía mucho a aquel hombre oso. Lentamente, se obligó a sí mismo a relajar su cuerpo, bajando la cabeza y la cola.

-Gracias por salvar a Faruq-, añadió con suaves gruñidos.

Bill asintió más relajado al observar los gestos del lobo alfa, reconociendo sin necesidad de explicaciones lo que trataba decirle el Fianna. Los momentos de tensión habían pasado y todos los presentes se sintieron inmensamente aliviados.

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