jueves, 15 de noviembre de 2012

MATA-PARIENTES (1 - 4)


Vancouver, Columbia Británica
28 de febrero de  1992

Mata-Parientes escuchó con atención la conversación de sus hermanos de manada. Por deferencia a él, habían dejado a un lado el idioma humano y se estaban comunicando en el idioma primordial de los Garou para que pudiese escuchar, entender y participar en lo que decían. Cada uno de ellos había contado a los demás qué habían aprendido durante los días que estuvieron separados del resto. Voz-de-Plata fue, por supuesto, el que habló más tiempo de todos ellos, siempre lo era, pero Mata-Parientes tenía que reconocer que sus historias eran cada vez más apasionantes. Faruq fue el último en intervenir para contar sus aventuras en la costra de los humanos. Cuando terminó, Canción-Oculta tomó la palabra:

-Me alegra comprobar que todos pudimos superar con éxito los retos propuestos por nuestros maestros-, empezó a decir, -pero estoy convencido de que aún tenemos que tomar una decisión crucial para convertirnos en una verdadera manada y superar unidos el rito de iniciación.

-¿Qué decisión?-, preguntó Lars, interesado de repente.

-Elegir al alfa que liderará y protegerá nuestra manada-, respondió el Colmillo Plateado.

-Ya... ¿y tú quieres ser ese puesto, no?-, preguntó Faruq con un tono claramente sarcástico.

-¿Y cómo vamos a tomar esa decisión?-, preguntó también Voz-de-Plata. -Las historias que he escuchado dan a entender que hay varias formas para hacerlo.

-No os preocupéis por eso-, gruñó Mata-Parientes. -Yo soy el alfa.

Su afirmación causó un grave silencio entre sus hermanos. Canción-Oculta tensó su cuerpo levemente, pero el resto permanecieron callados aceptando instintivamente lo que era inevitable. Todos menos uno.

-¿Y por qué deberías serlo tú?-, preguntó finalmente Canción-Oculta.

-Yo soy el alfa-, insistió tercamente Mata-Parientes. -Soy más fuerte que cualquiera de vosotros. Sé cazar a las presas y puedo dirigiros para que vosotros también podáis hacerlo. Ninguno de nosotros guiará mejor a la manada en combate contra nuestros enemigos. Yo soy el alfa.

-Hablas como un verdadero lobo, hermano-, protestó el metis. -Pero ahora eres un Garou y tu pequeño mundo es más amplio de lo que habías soñado. Desconoces completamente las costumbres humanas, ignorando sin saberlo muchas cosas que podrían ponernos a todos en peligro. Tu visión es pequeña. Nadie discute tu fuerza, pero se necesita inteligencia y sabiduría para liderar a una manada de Garou.

Mata-Parientes no se ofendió por el desafío de su hermano de manada, pero sí por la forma que escogió para demostrarlo. Sin embargo, actuó por instinto tensando su cuerpo lobuno y enseñando los colmillos mientras le gruñía con ferocidad.

-Yo soy el alfa-, sentenció con un ladrido.

El pelaje plateado del metis se encrespó como respuesta, gruñendo y ladrando también. Canción-Oculta miró a su hermano directamente a los ojos para derrotarlo en un duelo de miradas. El resto de la manada miró la escena sobrecogido. Hasta Faruq permaneció completamente callado. Todos sabían que éste era un momento crucial para ellos.

-Yo soy el alfa-, siguió diciendo Mata-Parientes.

-No, no lo eres-, le siguió desafiando el Colmillo Plateado.

Los segundos pasaron, haciéndose eternos. Al final, Canción-Oculta tuvo que apartar la mirada ante la ardiente voluntad del Ahroun y se agachó para reconocer su derrota. Librar un combate físico ahora hubiese sido antinatural cuando todos los presentes sabían cuál sería el resultado.

-Tú eres el alfa, Mata-Parientes-, reconoció el vencido Colmillo Plateado, -pero te obligaré a escuchar mis consejos siempre que sea necesario por el bien de Gaia y de nosotros mismos.

Mata-Parientes aceptó la derrota de Canción-Oculta, para luego observar al resto de sus hermanos buscando cualquier señal de desafío. Ninguno de ellos se opuso. Satisfecho, lamió un poco el pelaje plateado de Canción-Oculta para aceptarlo como el beta de la manada y, por último, se tumbó a descansar.

-.-

La puerta de la cueva humana donde descansaba la manada se abrió de improviso cuando los rayos del sol que se escurrían por el hueco de la pared adoptaban un tono decididamente rojizo. Era Bron Mac Eire. El Galliard les metió prisa para que levantaran cuanto antes y se subieran a la máquina apestosa que tanto odiaba Mata-Parientes. Todos ellos se acomodaron en su interior como pudieron. Bron no perdió el tiempo, sino que hizo que la máquina apestosa saliese rápidamente de la cueva humana.

-.-

Los llevaron al gran túmulo de Stanley Park, a una zona donde no habían estado nunca antes. Allí, Mata-Parientes, que había adoptado la forma humana por insistencia de Bron, pudo comprobar que los humanos habían construido uno de sus extraños senderos y, por extraño que pudiera parecer, también habían colocado unos enormes troncos de cedro para que adoptasen una forma que no tenía ningún sentido para él. Voz-de-Plata le explicó que aquello era un monumento llamado Lumberman's Arch y que había sido construido por los humanos para celebrar su actividad de tala de árboles. No obstante, para los Garou también era un lugar muy importante pues simbolizaba el asesinato de árboles jóvenes y viejos si las tribus de la Nación Garou no se unían para evitarlo. Mata-Parientes no pudo entender la necesidad de crear algo para recordarlo, pero aceptó la historia de Voz-de-Plata sin discutirla. Bajo los troncos les estaba esperando un Garou en forma de lobo, de la tribu de los Wendigo, a juzgar por su pelaje gris pardo, sus hombros anchos y sus mandíbulas cortas y fuertes.

-Yo te saludo, Favorito-de-Cuervo-, le dijo Bron Mac Eire en la lengua Garou. -Estos son los cachorros que deben pasar su rito de iniciación.

Mata-Parientes bajó la mirada ante el Wendigo, reconociendo inconscientemente a un lobo superior a él en todos los aspectos. Una vez que Bron acabó las presentaciones, se apartó unos pasos a la espera de lo que iba a ocurrir a continuación. Por su parte, Favorito-de-Cuervo ignoró a los cachorros y empezó a aullar levantando su morro hacia el cielo de la noche. Su poderoso aullido estaba llamando a Cuervo. Faruq miró a Lars buscando una explicación.

-Es el tótem del gran túmulo-, le explicó Lars en susurros-. Creo que le está suplicando que nos deje pasar.

Faruq no tuvo tiempo para hacer más preguntas. Una luz azul surgió del suelo en ese momento, chispeando y brillando llena de energía. La luz se abrió sobre sí misma revelando la entrada a un túnel traslúcido que se curvaba mágicamente hacia arriba.

-Rápido, entrad en el Puente Lunar-, les gritó Bron con gruñido.

Mata-Parientes hizo lo que le mandaban sin dudarlo. Notó una corriente de aire frío saliendo del túnel, pero se introdujo en él seguido de cerca por el resto de los miembros de su manada. Desde el principio, la sensación de estar subiendo era constante, pero al cabo de un tiempo el túnel se niveló. A veces podían entrever la oscuridad de la noche a través de las paredes translúcidas e, incluso podían ver a Selene más cerca de lo que lo habían hecho nunca en todas sus vidas. Unos instantes después, el Puente Lunar volvía a descender. La brisa fría traía consigo el olor de los pinos y de otros árboles de los bosques que tan bien conocía. Mata-Parientes no sabía a dónde iban, pero estaba convencido de que aquello tenía que ver con el rito de iniciación del que les había hablado todo el mundo hasta ahora.

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