miércoles, 21 de noviembre de 2012

FARUQ (1 - 4)


Alrededores del Clan del Lobo Invernal
2 de marzo de 1992

Cuando abrió los ojos por primera vez, creyó que seguía soñando. Estaba encerrado otra vez en la habitación, sólo que se había reducido hasta convertirse en una celda claustrofóbica de color blanco, sin rastro de sus antiguos ángulos agudos ni de sus paredes lisas. A pesar de los sudores que tenía, seguía sintiendo un frío penetrante que obligaba a su cuerpo a temblar sin control. Con la vista borrosa, vio a unos lobos discutiendo en aquel lugar tan reducido. Aunque estaban a su lado compartiendo con él su calor corporal, parecía que sus voces provenían de algún lugar muy distante. Faruq trató de escuchar lo que decían sin dar muestras de haber despertado ya:

-Si es verdad lo que me dijo el espíritu de cuervo-, decía un lobo de pelaje gris de hombros anchos y gran mandíbula, -entonces no podemos contar con la ayuda de la mayoría de los espíritus de estas tierras, ya que muchos de ellos obedecen o temen al Gran Wendigo.

-¡Malditos, Wendigo!-, ladró un enorme lobo de pelaje negro rojizo y ojos de color verde. -Si quieren sangre, derramaré la suya con mucho gusto cuando decidan mostrarse abiertamente.

-No, no, no, -replicó otro lobo de sombras marrones con rayas y motas blancas sobre su pelaje. -¿No os dais cuenta? No debemos confundir la venganza con la justicia.

-¡Ellos lo han hecho!-, ladró amenazador el gran lobo. -¡Quisieron matarnos y ahora envían contra nosotros al gran frío!

-Es cierto-, replicó valientemente el lobo de sombras marrones, -pero no puedes culpar a todo el Clan o a todos los Wendigo por las acciones de unos pocos.

-Voz-de-Plata tiene razón-, gruñó un lobo de pelaje plateado a excepción de una pequeña cola desprovista de pelo. -No todos ellos son culpables. Debemos controlar nuestra rabia y pensar con prudencia. Seguro que muchos de los grandes conflictos de nuestros antepasados se iniciaron por los crímenes de unos pocos.

-Sí, eso es. - El lobo de sombras marrones y motas blancas pareció un poco más animado. -¡Piénsalo, Mata-Parientes! La mayor parte de estas tierras que los humanos llaman América pertenecían a los Croatanos, los Uktena y los Wendigo, que convivían pacíficamente junto a su Parentela. Sus leyendas dicen lograron mantener a raya al Wyrm hasta que llegaron los humanos y Garou europeos.

-¿Insinúas que esto es culpa nuestra?-, preguntó Lars interesado.

-No, pero ponte en su cabeza-, enfatizó Voz-de-Plata. -Llegan los europeos. Traen con ellos enfermedades, guerras, expropiaciones de tierras y hambre, por no hablar de criaturas del Wyrm desconocidas para ellos. Toda la tribu de los Croatanos se ve obligada a autoinmolarse en un ritual mágico para desterrar, no matar, sino desterrar a la Umbra a una poderosa Perdición del Wyrm. Es más, las tribus europeas de la Nación Garou también vienen, masacrándolos y quedándose con todos los túmulos que pueden. ¿Qué es lo que queda cuando todo acaba? Un rencor y una desconfianza que pasa de generación en generación. ¿Sabéis cómo nos llaman desde entonces a los descendientes de las tribus europeas? Los Portadores del Wyrm.

Faruq sonrió para sus adentros. Voz-de-Plata podía ser muy convincente si se lo proponía. No le hizo falta incorporarse y contemplar las caras de sus hermanos para saber que Lars y Canción-Oculta estarían reflexionando en silencio acerca de esa parte de la historia de su especie. Incluso Mata-Parientes permanecía callado.

-Entiendo que tienen razones para desconfiar de nosotros o de las tribus europeas-, intervino el lobo plateado, -pero quieren matarnos por pura venganza. Es así de simple. Sus Philodox deberían explicarles la raíz del problema y ayudarles a buscar soluciones.

-Tal vez no puedan nadar a contracorriente-, añadió sagazmente Mata-Parientes.

Faruq no pudo escuchar más y se volvió a dormir de puro cansancio. Quería darles las gracias a sus hermanos por cuidar de él y protegerlo, pero estaba demasiado débil y febril. Además, tenía la garganta seca y sentía unas molestias punzantes. A veces incluso le resultaba difícil respirar. Era mejor ceder al sueño y dejar que el dolor pasase de largo.

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Alrededores del Clan del Lobo Invernal
3 de marzo de 1992

Cuando se despertó de nuevo, seguía encerrado en el mismo cubil de paredes blancas, aunque ahora su vista era lo bastante buena para distinguir que estaba en un refugio improvisado hecho con nieve. La fiebre había remitido levemente, aunque el dolor de garganta no lo había abandonado. Intentó sentarse, no tenía suficientes fuerzas para conseguirlo pero sus esfuerzos llamaron la atención de sus hermanos.

-¡Mirad quién ha despertado!-, gritó con alegría Voz-de-Plata.

Lars se puso junto a él y se convirtió en humano para poder ponerle la mano sobre la frente y medir a ojo la fiebre que tenía en ese momento. Parecía preocupado, aunque no lo suficiente para que Faruq tuviera que asustarse de verdad. Fuera de su vista, escuchó ladridos y gruñidos de preocupación.

-¿Está bien?-, preguntó Canción-Oculta.

-No, pero creo que las defensas de su cuerpo Garou lo salvarán. -Respondió Lars apartando la mano. -Aun así, tendremos que seguir proporcionándole calor, agua y comida hasta que se recupere.

-¿Cuánto?-, le costó preguntar-. ¿Cuánto tiempo llevo enfermo? -Sentía como si tuviese una bola llena de agujas pequeñas pero punzantes dentro de su garganta.

-Casi dos días-, respondió Voz-de-Plata con una sonrisa. -Nos has tenido a todos muy preocupados. Ahora es de noche, pero ahí fuera sigue soplando la ventisca con toda su fuerza.

Faruq asintió, en silencio. Quería decir alguna broma que relaje la preocupación de sus hermanos, del tipo "no me gusta el hotel al que me habéis traído", pero el dolor de garganta le obligó a permanecer en silencio aunque Faruq odiase tener que estar callado tanto tiempo.

En ese momento, las paredes del refugio se vinieron abajo como si se hubiese estrellado contra ellas un árbol gigante. La nieve y el frío irrumpieron en su pequeño remanso de paz, convirtiéndose intrusos indeseables que aparecían sin invitación. Sus hermanos gruñeron y ladraron de rabia y frustración. Un nuevo golpe destrozó lo que quedaba del techo. Faruq pudo escuchar un inmenso gruñido por encima de las voces de sus hermanos y un hedor apestoso a carroña y carne descompuesta llenó por completo sus fosas nasales.

Voz-de-Plata, que estaba a su lado antes de que empezara el asalto, adoptó la forma de Crinos, agarrándolo firmemente para sacarlo de la nieve derrumbada. La ventisca soplaba con toda su fuerza ahí fuera y el frío era abrumador, lo que obligó a Faruq a concentrarse en adoptar la forma del lobo.

A pesar del viento y la nieve, Faruq atinó a ver la inmensa figura de un oso enorme, cuyo cuerpo estaba cubierto por un pelaje negro salpicado de numerosas heridas y pústulas nauseabundas. Pero lo más perturbador de todo era que desde sus grandes fauces caían sin cesar gran cantidad de gusanos rosados, que se retorcían y se escurrían sin control. No hacía falta ser un sabio Garou para darse cuenta de que fuera lo que fuera aquella cosa, pertenecía al Wyrm.

Mata-Parientes ya había adoptado la forma Hispo para enfrentarse a la amenaza y junto con Canción-Oculta y Lars, que permanecían en Crinos, rodearon prudentemente al monstruo para confundirlo antes de atacar. El oso corrupto rugió desafiante, desprendiendo más gusanos y llenando las cercanías con la peste de su aliento.

Faruq, protegido por Voz-de-Plata a una distancia prudencial, pudo ver la señal de Mata-Parientes un segundo antes de que sus hermanos de manada atacasen al monstruo al mismo tiempo. El alfa de su manada se lanzó a morder la zarpa, sin soltarla entre sus colmillos, mientras que Canción-Oculta clavaba sus garras en una de las patas sobre las que se sostenía y Lars se arrojaba contra su espalda. A pesar de la embestida de los tres Garou, el abominable oso corrupto se mantuvo erguido cuan alto era y levantó su zarpa con Mata-Parientes colgando en vilo sobre ella para golpearle a continuación con su otra zarpa. El alfa salió despedido por los aires hasta aterrizar bruscamente sobre la nieve a varios metros del refugio.

Canción-Oculta volvió a clavar sus garras sobre la pata del monstruo y esta vez logró herirlo lo suficiente para que brotase un icor amarillento de la herida. El oso corrupto rugió de dolor, mientras que Lars rodeaba su cuello con sus fuertes brazos. Mata-Parientes se levantó y cargó de nuevo contra el monstruo moviéndose una velocidad inhumana. Sus garras se abrieron paso a través del vientre del oso y lo sajaron de abajo a arriba. El monstruo apartó a Canción-Oculta y dio un fuerte zarpazo a Lars, que cayó al suelo tambaleándose por la fuerza del golpe.

Mata-Parientes aulló de furia, adoptando inconscientemente la forma Crinos. El oso corrupto, herido de muerte, trató de golpearlo con otro poderoso golpe de sus zarpas, pero el alfa se agachó a tiempo a un lado y, cogiendo impulso con sus patas traseras, se lanzó contra el cuello de la criatura. Esta vez el golpe logró derribar por fin al monstruo, que cayó al suelo ruidosamente. Mata-Parientes y Canción-Oculta siguieron golpeándolo sin parar, incluso un tiempo después de que hubiese dejado de moverse.

-Creo que era un Fomor, una ser vivo poseído por una Perdición-, ladró Mata-Parientes triunfante erguido encima del cadáver de la criatura. -Hemos matado a nuestro primer sirviente del Wyrm. -Luego alzó su hocico hacia el cielo y aulló a Selene a pesar de que estaba oculta por el frío manto de nieve. Tres voces más se unieron a él.

-Fuera lo que fuera, tenemos que irnos-, ladró Faruq con las pocas fuerzas que le quedaban. -Puede que haya más de esas cosas ahí fuera y se verán atraídas por vuestros aullidos.

-Seguidme-, gruñó Mata-Parientes.

Voz-de-Plata siguió en forma Crinos para llevar en brazos a Faruq. La manada se adentró de nuevo en los bosques. Todos ellos sabían que no podrían sobrevivir mucho tiempo expuestos a la ventisca sobrenatural del Gran Wendigo. "¡Ayúdanos, dulce Gaia!", rogó en silencio Faruq.

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